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viernes, 29 de marzo de 2019

MARLBORO, AL CANNABIS.!!!

Artículo de Página 12. La compañía estadounidense Altria, que produce el icónico cigarrillo Marlboro, hizo una gran apuesta por el cannabis al comprar el 45 por ciento del grupo canadiense Cronos por 1800 millones de dólares. Esta inversión “representa una nueva y emocionante oportunidad de crecimiento para Altria”, comentó el presidente ejecutivo de la compañía, Howard Willard, al anunciar el acuerdo. La adquisición de parte del paquete de Cronos otorga a Altria la oportunidad de participar en un “sector global emergente”, que “se espera que crezca rápidamente en la próxima década”. Las actividades relacionadas con el cannabis están en auge desde que Canadá se convirtió en el segundo país más grande del mundo en permitir el uso recreativo, el 17 de octubre de 2018.
A continuación la opinión sobre el tema del Staff Profesional de nuestra Fundación.Resulta paradojal que una sustancia que hace poco era vista como peligrosa y prohibida (en algunos casos puede ser riesgosa), en los 10 estados de Estados Unidos donde se encuentra hoy despenalizada, la marihuana se ha convertido en un gran negocio, ahora, lícito. En Canadá, las cosas no eran muy diferentes, por años este país siguió las políticas norteamericanas, su vecino del sur y bien poderoso, ahora ha legalizado a la marihuana en todo sentido; uso recreativo y medicinal. ¿Comprenden mejor el problema? Simplemente les interesa estar "aliados" a los negocios ilícitos? ¿Son negligentes? La respuesta es no, Canadá tiene uno de los mejores sistemas de salud del mundo y de libre acceso. No tienen interés en que haya más poblaciones supuestamente adictas, saben que los usos y costumbres se han impuesto; la marihuana forma hoy parte de la cultura de la mayor parte del mundo. Ya no se discute si es dañina o no más allá de que pueda serlo. Eso dependerá exclusivamente de la manera en que se lo emplee. La marihuana es una sustancia que no registra casos mortales por sobredosis de la misma, en la literatura médica mundial. Sí puede pasar, que una persona bajo sus efectos y al no tener control sobre sus habilidades, pueda verse envuelto en un accidente ya sea provocándolo o padeciéndolo. Si cualquiera de estas sustancias prohibidas, deja de serlo, se convierte en un problema para la salud y la acción social, no la policía ni los tribunales. Muchos dineros que se han gastado en persecuciones absurdas, pueden ser reorientados a reparar inconvenientes: prevenir, enseñar, proteger, asistir. ¿Dónde aparece ahora la cuestión comercial? Muy sencillo, la prohibición creo un negocio; el narcotráfico. La legalización, habilita negocios visibles a través de los distintos órganos comerciales. En la cadena de comercialización, la base es el producto y la forma de presentárselo al público como algo acabado, tiene en esa lógica, una coherencia que en ese caso una gran compañía tabacalera, asume que ahora tiene otros tipos de cigarrillos para la venta. ¿Esto está bien o mal? Preguntémonos, entonces, la licitud o los límites de la misma en todos los negocios, incluso aquellos que no parecen hechos para dañar. Un auto, una moto, una bicicleta ¿se venden con algún argumento "ud. puede provocar o provocarse la muerte"? por supuesto que no, pero eso obsta a que en nuestro país, para ser concretos, la muerte por conductas riesgosas en el tránsito, son la principal causa de muerte fuera de las clásicas enfermedades más incisivas. La primera para los menores de 40 años. Por lo tanto, estamos simplemente describiendo lo que probablemente va a ser un acontecer mundial: la progresiva desincriminación de las sustancias y la consiguiente comercialización, entre otras cosas, de las mismas.

CONSTRUIR AL ENEMIGO.!!! ( Parte 2 )

Pero tanto, en la Antigüedad como en la Edad Media se habla de brujas y brujos más que nada como referencia a creencias populares, como incidentes de posesión episódicos a fin de cuentas. Roma no se sentía amenazada por las brujas en los tiempos de Horacio, y en la Edad Media aún se pensaba que, en el fondo, la brujería era un fenómeno de autosugestión, es decir, que la bruja era aquella que se creía una bruja, como recitaba en el siglo IX el Canon episcopi. Algunas mujeres depravadas, votadas a Satanás y desviadas por sus ilusiones y seducciones, creen y afirman cabalgar de noche ciertas bestias, en compañía de una muchedumbre de mujeres, siguiendo a Diana. […] Los sacerdotes deben predicar constantemente al pueblo de Dios que eso es absolutamente falso, y que tales fantasías no las despierta el espíritu divino en las mentes de los fieles sino el espíritu malvado. Satanás, en efecto, se transforma en ángel de la luz y toma posesión de la mente de esas mujercillas y las domina a causa de su escasa fe e incredulidad. Por el contrario, la bruja empieza a congregarse en sectas, a celebrar sus aquelarres, a volar, a trocarse en animal, y a convertirse en enemigo social en los albores del mundo moderno, tanto que se merece los procesos inquisitoriales y la hoguera. No trataremos aquí el problema complejo del síndrome de la brujería, si se trata de búsqueda de un chivo expiatorio en el curso de profundas crisis sociales, de influencias del chamanismo siberiano o de la permanencia de arquetipos eternos. Lo que nos interesa en este ámbito sigue siendo el modelo recurrente de la creación de un enemigo, modelo que es análogo al de la construcción del hereje o del judío. Y no basta con que hombres de ciencia como Gerolamo Cardano (De rerum varietate, XV) en el siglo XVI avanzaran sus objeciones de sentido común: Son mujercillas de miserable condición, que malviven en los valles alimentándose de castañas y hierbas. […] Por eso son macilentas, deformes, tienen la tez térrea, los ojos saltones, y su mirada demuestra su temperamento melancólico y bilioso. Taciturnas y ausentes, se diferencian poco de los que están poseídos por el demonio. Son tan firmes en sus opiniones, que de atender sólo a los discursos que hacen, se podría considerar verdadero lo que cuentan con tanta convicción, hechos que no se han producido jamás ni jamás se producirán. Las nuevas oleadas de persecución empiezan con los leprosos. Carlo Ginzburg recuerda que en 1321 los quemaron en toda Francia porque intentaron matar a la población envenenando aguas, manantiales, pozos: «Las mujeres leprosas que hubieran confesado el crimen, espontáneamente o por efecto de la tortura, debían ser quemadas, a menos que estuvieran embarazadas; si lo estaban, habían de permanecer separadas hasta el parto y el destete del niño y ser posteriormente quemadas». No resulta difícil identificar aquí las raíces de los procesos a los que contagiaban la peste, a los manzonianos untadores. Ahora bien, el otro aspecto de la persecución citada por Ginzburg es que automáticamente a los untadores leprosos se los relacionaba con los judíos y los sarracenos. Varios cronistas referían voces según las cuales los judíos eran cómplices de los leprosos y por ello a muchos se los quemaba con ellos: «El populacho se tomaba la justicia por su mano, sin llamar ni al preboste ni al bailío: encerraban a la gente en su casa, junto con el ganado y los muebles, y los quemaban[15]». Uno de los jefes de los leprosos habría confesado haber sido corrompido con dinero por un judío, que le entregó un veneno (hecho con sangre humana, orina, tres hierbas y hostia consagrada) dentro de bolsitas provistas de pesos para que se hundieran más fácilmente en los manantiales; pero el que había dado el encargo a los judíos fue el rey de Granada, y otra fuente sumaba a la conjura también al sultán de Babilonia. De esta forma, con un solo golpe se reunían tres tipos de enemigo tradicional: el leproso, el judío y el sarraceno. La remisión al cuarto enemigo, el hereje, lo proporcionaba el detalle de que los leprosos convocados tenían que escupir sobre la hostia y pisotear la cruz. Más tarde, rituales de ese tipo serán practicados por las brujas. Si en el siglo XIV aparecieron los primeros manuales para el proceso inquisitorial que apuntaba a los herejes, como la Practica inquisitionis hereticae pravitatis de Bernardo Gui o el Directorium Inquisitorum de Nicolás Aymerich, en el siglo XV (mientras en Florencia Marsilio Ficino traduce a Platón por encargo de Cosme de Médicis y según una conocida parodia goliardesca los seres humanos se disponían a cantar «che sollievo, che sollievo – siamo fuor dal Medioevo» [qué alivio, qué alivio, de la Edad Media hemos salido], entre 1435 y 1437 aparece (se publica posteriormente en 1473) el Formicarius de Nider, donde por primera vez se habla de las distintas prácticas de brujería en sentido moderno. En la bula Summis desiderantes affectibus, de 1484, Inocencio VIII escribía: En los últimos tiempos llegó a Nuestros oídos, no sin afligirnos con la más amarga pena, la noticia de que en algunas partes de Alemania […] muchas personas de uno y otro sexo, despreocupadas de su salvación y apartadas de la Fe Católica, se abandonaron a demonios, íncubos y súcubos, y con sus encantamientos, hechizos, conjuraciones y otros execrables embrujos y artificios, enormidades y horrendas ofensas, han matado niños que estaban aún en el útero materno, lo cual también hicieron con las crías de los ganados; que arruinaron los productos de la tierra, las uvas de la vid, los frutos de los árboles. […] Por cuanto Nos, como es Nuestro deber, Nos sentimos profundamente deseosos de […] aplicar potentes remedios para impedir que la enfermedad de la herejía y otras infamias den su ponzoña para destrucción de muchas almas inocentes, […] decretamos y mandamos que los mencionados Inquisidores [Sprenger y Kramer] tengan poderes para proceder a la corrección, encarcelamiento y castigo justos de cualesquiera personas. Y, en efecto, inspirándose también en el Formicarius, Sprenger y Kramer publicarían en 1486 el infame Malleus maleficarum (El martillo de las brujas). Cómo se construía una bruja nos lo dicen (un ejemplo entre miles) los autos del proceso inquisitorial contra Antonia de la parroquia de Saint-Jorioz, diócesis de Ginebra, en 1477: La acusada, habiendo abandonado a su marido y a su hija, se llegó con Masset al lugar denominado «laz Perroy» junto al torrente […] donde se celebraba una sinagoga de herejes, y donde halló a numerosos hombres y mujeres, que allá se cortejaban, danzaban y bailaban hacia atrás. Le mostró entonces un demonio, llamado Robinet, que tenía el aspecto de un negro, diciendo: «Éste es nuestro maestro, al que debemos rendir homenaje, si quieres conseguir lo que deseas». La acusada le preguntó cómo debía proceder […] y el mencionado Masset le contestó: «Renegarás de Dios tu creador, y de la fe católica y de esa rufiana de la Virgen María y aceptarás como señor y maestro tuyo a este demonio llamado Robinet y harás a su manera todo lo que él quiera […]». Oídas estas palabras, la acusada empezó a entristecerse y se negó a hacerlo de buenas a primeras. Pero al final renegó de Dios su creador diciendo: «Yo reniego Dios mi creador y de la fe católica y de la santa Cruz, y te acepto a ti, demonio Robinet, como mi señor y maestro». Y rindió homenaje al demonio besándole el pie. […] Luego, en menosprecio de Dios, arrojó al suelo y pisoteó con el pie izquierdo hasta romperla una cruz de madera. […] Se hizo transportar sobre un bastón de un pie medio de largo; para ir a las sinagogas, la acusada debía untarlo con el ungüento contenido en un copón, que estaba lleno, y colocárselo entre las piernas diciendo: «¡Adelante, ve adonde el diablo!» e inmediatamente era transportada por el aire con un movimiento rápido, hasta el lugar de la sinagoga. Confiesa también que en ese lugar comieron pan y carnes: bebieron vino y volvieron a bailar; entonces, habiéndose transformado el susodicho demonio, su maestro, en un perro negro, lo honraron y reverenciaron, besándolo en el trasero; por último, el demonio, habiendo apagado el fuego que allá resplandecía de llamas verdes que iluminaban la sinagoga, exclamó con gran voz: «¡Meclet! ¡Meclet!» y a ese grito yacieron animalmente los hombres con las mujeres y la acusada con el susodicho Masset Garin [16]. Esta declaración, con los varios detalles del escupitajo a la cruz y del beso en el ano, recuerda casi literalmente las declaraciones del proceso de los templarios que se había producido siglo y medio antes. Lo que llama la atención es que no solo los inquisidores de este proceso del siglo XV están guiados, a la hora de plantear sus preguntas y alegatos, por lo que han leído en los procesos anteriores, sino que, en todos estos casos, la víctima, al final de un interrogatorio, que se considera bastante denso, se convence de los cargos que se le imputan. En los procesos de brujería no solo se construye una imagen del enemigo, y no solo la víctima al final confiesa incluso lo que no han hecho, sino que al confesarlo se convence de haberlo hecho. Recordarán que un procedimiento análogo se relata en El cero y el infinito (1941) de Koestler, y que también en los procesos estalinistas primero se construía la imagen del enemigo y luego se convencía a la víctima de que se reconociera en esa imagen. La construcción del enemigo induce a convertirse en tal también a quienes aspirarían a un reconocimiento benévolo. Teatro y narrativa nos muestran ejemplos de «patitos feos» que, despreciados por sus semejantes, se adecuan a la imagen que se tiene de ellos. Como ejemplo típico citaría Ricardo III: Mas yo, que no nací para estas travesuras, ni estoy hecho para cortejar a un amoroso espejo […]; yo, que estoy privado de bellas proporciones, y traicionado en mis rasgos por falaz naturaleza, deforme, inconcluso y enviado antes de tiempo a este mundo viviente, a medio hacer apenas, y además tan cojo y tan falto de garbo que los perros me ladran cuando me detengo; pues yo, […] no hallo otro gusto para matar el tiempo, que espiar mi sombra dibujada al sol mientras sobre mi deformidad voy discurriendo; y puesto que no puedo probarme como amante, […] he determinado probarme cual villano [17]. Al parecer no podemos pasarnos sin el enemigo. La figura del enemigo no puede ser abolida por los procesos de civilización. La necesidad es con natural también al hombre manso y amigo de la paz. Sencillamente, en estos casos, se desplaza la imagen del enemigo de un objeto humano a una fuerza natural o social que de alguna forma nos amenaza y que debe ser doblegada, ya sea la explotación capitalista, la contaminación ambiental o el hambre en el Tercer Mundo. Ahora bien, aun siendo estos casos virtuosos, como nos recuerda Brecht, también el odio hacia la injusticia desencaja el rostro. Así pues, ¿la ética es impotente ante la necesidad ancestral de tener enemigos? Yo diría que la instancia ética sobreviene no cuando fingimos que no hay enemigos, sino cuando se intenta entenderlos, ponerse en su lugar. No hay en Esquilo rencor hacia los persas, cuya tragedia vive entre ellos y desde su punto de vista. César trata a los galos con mucho respeto; a lo sumo, hace que resulten un poco lloricas cada vez que se rinden, y Tácito admira a los germanos, puesto que tienen una hermosa complexión y se limita a deplorar su suciedad y su reluctancia a llevar a cabo trabajos pesados porque no soportan ni el calor ni la sed.
Intentar entender al otro significa destruir los clichés que lo rodean, sin negar ni borrar su alteridad. Pero seamos realistas. Estas formas de comprensión del enemigo son propias de los poetas, de los santos y de los traidores. Nuestras pulsiones más profundas son de un orden muy diferente. En 1968 se publicó en Estados Unidos un Informe secreto de Iron Mountain sobre la posibilidad y conveniencia de la paz, de autor anónimo (alguien incluso llegó a atribuírselo a Galbraith [18]). Claramente, se trata de un panfleto contra la guerra, o por lo menos de un lamento pesimista sobre su inevitabilidad. Pues bien, puesto que para hacer la guerra se necesita a un enemigo con quien luchar, el carácter ineluctable de la guerra se corresponde con lo ineluctable de la elección y construcción del enemigo. De este modo, con extremada seriedad, en ese panfleto se observaba que la reconversión de toda la sociedad norteamericana a una situación de paz sería desastrosa porque solo la guerra es el fundamento del desarrollo armónico de las sociedades humanas. Su despilfarro organizado constituye la válvula que regula la buena marcha de la sociedad. La guerra resuelve el problema de los suministros; es un acicate. La guerra permite que una comunidad se reconozca como «nación»; sin el contrapeso de la guerra, un gobierno no podría establecer ni siquiera la esfera de su misma legitimidad; solo la guerra asegura el equilibrio entre las clases y permite colocar y explotar a los elementos antisociales. La paz produce inestabilidad y delincuencia juvenil; la guerra encauza de la mejor manera todas las fuerzas turbulentas dándoles un «estatus». El ejército es la última esperanza de los desheredados y de los inadaptados; solo el sistema de la guerra, con su poder de vida y muerte, predispone a las sociedades a pagar un precio de sangre también por instituciones que no dependen de ella, como el desarrollo del automovilismo. Ecológicamente, la guerra nos dota de una válvula de escape para las vidas en excedencia; y, si hasta el siglo XIX morían en la guerra solo los miembros más valiosos del cuerpo social (los guerreros), y se salvaban los ineptos, los sistemas actuales han permitido superar este problema con los bombardeos sobre poblaciones civiles. El bombardeo limita el aumento de la población mejor que el infanticidio ritual, la castidad religiosa, la mutilación forzada o el uso extensivo de la pena de muerte… Por último, solo la guerra permite el desarrollo de un arte verdaderamente «humanista», en el que predominen las situaciones de conflicto. Así pues, la construcción del enemigo debe ser intensiva y constante. George Orwell en 1984 nos ofrece un modelo verdaderamente ejemplar: Un momento después se oyó un espantoso chirrido, como de una monstruosa máquina sin engrasar, ruido que procedía de la gran telepantalla situada al fondo de la habitación. Era un ruido que le hacía rechinar a uno los dientes y que ponía los pelos de punta. Había empezado el Odio. Como de costumbre, apareció en la pantalla el rostro de Emmanuel Goldstein, el Enemigo del Pueblo. Del público salieron aquí y allá fuertes silbidos. La mujeruca del pelo arenoso dio un chillido mezcla de miedo y asco. Goldstein era el renegado que hacía mucho tiempo (nadie podía recordar cuánto) había sido una de las figuras principales del Partido, casi con la misma importancia que el Gran Hermano, y luego se había dedicado a actividades contrarrevolucionarias, había sido condenado a muerte y se había escapado misteriosamente, desapareciendo para siempre. Los programas de los Dos Minutos de Odio variaban cada día, pero en ninguno de ellos dejaba de ser Goldstein el protagonista. Era el traidor por excelencia, el que antes y más que nadie había manchado la pureza del Partido. Todos los subsiguientes crímenes contra el Partido, todos los actos de sabotaje, herejías, desviaciones y traiciones de toda clase procedían directamente de sus enseñanzas. En cierto modo, seguía vivo y conspirando. […] El diafragma de Winston se encogió. Nunca podía ver la cara de Goldstein sin experimentar una penosa mezcla de emociones. Era un rostro judío, delgado, con una aureola de pelo blanco y una barbita de chivo: una cara inteligente que tenía, sin embargo, algo de despreciable y una especie de tontería senil que le prestaba su larga nariz, a cuyo extremo se sostenían en difícil equilibrio unas gafas. Parecía el rostro de una oveja y su misma voz tenía algo de ovejuna. Goldstein pronunciaba su habitual discurso en el que atacaba venenosamente las doctrinas del Partido; […] pedía que se firmara inmediatamente la paz con Eurasia. Abogabo por la libertad de palabra, la libertad de Prensa, la libertad de reunión y la libertad de pensamiento, gritando histéricamente que la revolución había sido traicionada. […] Antes de que el Odio hubiera durado treinta segundos, la mitad de los espectadores lanzaban incontenibles exclamaciones de rabia. […] En su segundo minuto, el odio llegó al frenesí. Los espectadores saltaban y gritaban enfurecidos tratando de apagar con sus gritos la perforante voz que salía de la pantalla. La mujer del cabello color arena se había puesto al rojo vivo y abría y cerraba la boca como un pez al que acaban de dejar en tierra. […] La joven sentada exactamente detrás de Winston, aquella morena, había empezado a gritar: «¡Cerdo! ¡Cerdo! ¡Cerdo!», y, de pronto, cogiendo un pesado diccionario de neolengua, lo arrojó a la pantalla. El diccionario le dio a Goldstein en la nariz y rebotó. Pero la voz continuó inexorable. En un momento de lucidez descubrió Winston que estaba chillando histéricamente como los demás y dando fuertes patadas con los talones contra los palos de su propia silla. Lo horrible de los Dos Minutos de Odio no era el que cada uno tuviera que desempeñar allí un papel sino, al contrario, que era absolutamente imposible evitar la participación porque uno era arrastrado irremisiblemente. […] Un éxtasis de miedo y venganza, un deseo de matar, de torturar, de aplastar rostros con un martillo, parecían recorrer a todos los presentes como una corriente eléctrica convirtiéndole a uno, incluso contra su voluntad, en un loco gesticulador y vociferante [19]. No es necesario alcanzar los delirios de 1984 para reconocernos como seres que necesitan a un enemigo. Estamos viendo lo que puede el miedo de los nuevos flujos migratorios. Ampliando a toda una etnia las características de algunos de sus miembros que viven en una situación de marginación, se está construyendo hoy en día, en Italia, la imagen del enemigo rumano, chivo expiatorio ideal para una sociedad que, arrollada por un proceso de transformación también étnica, ya no consigue reconocerse. La visión más pesimista al respecto es la de Sartre en A puerta cerrada. Por una parte, podemos reconocernos a nosotros mismos solo en presencia de Otro, y sobre este principio se rigen las reglas de convivencia y docilidad. Pero, más a menudo, encontramos a ese Otro insoportable porque de alguna manera no es nosotros. De modo que, reduciéndolo a enemigo, nos construimos nuestro infierno en la tierra. Cuando Sartre encierra a tres difuntos, que en vida no se conocían, en una habitación de hotel, uno de ellos entiende la tremenda verdad: Ya verán qué tontería. ¡Una verdadera tontería! No hay tortura física, ¿verdad? Y, sin embargo, estamos en el infierno. Y no hay nadie. Nadie. Nos quedaremos hasta el fin solos y juntos. ¿No es así? En suma, alguien falta aquí: el verdugo. […] Han hecho una economía personal. Eso es todo. […] El verdugo es cada uno para los otros dos [20]. [Conferencia dictada en la Universidad de Bolonia el 15 de mayo de 2008 en el marco de las veladas sobre los clásicos y publicada en Ivano Dionigi (ed.), Elogio della politica, Milán, BUR, 2009]. A continuación la opinión sobre el tema del Staff Profesional de nuestra Fundación. Hemos elegido del recientemente fallecido Umberto Eco, linguista y filólogo italiano, con una gran producción y títulos muy conocidos, siendo tal vez El Nombre de la Rosa el más recordado de todos ellos, aunque no el más profundo o complejo en su lectura. De estos títulos, tomamos "Construir al Enemigo" y su primer capítulo, que hemos seleccionado, nos explica esa vieja cualidad humana de diferenciarse de su semejante, a través por lo general, de las peores formas de la discriminación y desprecio por los mismos. El texto nos indica parte de lo antiguo que son estos sentimientos y nos da una nueva luz al hecho común donde el supuesto sentido del mismo nombre, amén de lo que nos comentan los medios, alimentan estas formas de hacer sentir que hay un otro que es peor que uno y probablemente "no semejante". Desde el bárbaro de los antiguos griegos, a los migrantes, distintos de cualquier forma diferenciados por cuestiones de lengua, religión o costumbres, cuestionados cuando no perseguidos, nosotros en el lugar del otro nos sentimos enemigos o extranjeros. Todavía es más trágico, cuando en una sociedad que nos incluye en apariencia, muchos se convierten en diferentes, por prácticas o pensamientos distintos. Leer con atención y aprehender este artículo, de ser incorporado nos podría alentar a tener prácticas mejores en nuestra conducta con otros seres humanos.

miércoles, 27 de marzo de 2019

CONSTRUIR AL ENEMIGO.!!! ( Parte 1 )

Hace años, en Nueva York, me tocó un taxista cuyo nombre era difícil de descifrar y me aclaró que era paquistaní. Me preguntó de dónde era yo y le contesté que italiano. Me preguntó que cuántos éramos y se quedó asombrado de que fuéramos tan pocos y de que nuestra lengua no fuera el inglés. Por último me preguntó cuáles eran nuestros enemigos. Ante mi «¿Perdone?», aclaró despacio que quería saber con qué pueblos estábamos en guerra desde hacía siglos por reivindicaciones territoriales, odios étnicos, violaciones permanentes de fronteras, etcétera, etcétera. Le dije que no estábamos en guerra con nadie. Con aire condescendiente me explicó que quería saber quiénes eran nuestros adversarios históricos, esos que primero ellos nos matan y luego los matamos nosotros o viceversa. Le repetí que no los tenemos, que la última guerra la hicimos hace más de medio siglo, entre otras cosas, empezándola con un enemigo y acabándola con otro. No estaba satisfecho. ¿Cómo es posible que haya un pueblo que no tiene enemigos? Nada más bajarme, dejándole dos dólares de propina para recompensarle por nuestro indolente pacifismo, se me ocurrió lo que debería haberle contestado, es decir, que no es verdad que los italianos no tienen enemigos. No tienen enemigos externos y, en todo caso, no logran ponerse de acuerdo jamás para decidir quiénes son, porque están siempre en guerra entre ellos: Pisa contra Lucca, güelfos contra gibelinos, nordistas contra sudistas, fascistas contra partisanos, mafia contra Estado, gobierno contra magistratura. Y es una pena que por aquel entonces todavía no se hubiera producido la caída de los dos gobiernos de Romano Prodi, porque le habría podido explicar mejor qué significa perder una guerra por culpa del fuego amigo. Ahora bien, reflexionando sobre aquel episodio, me he convencido de que una de las desgracias de nuestro país, en los últimos sesenta años, ha sido precisamente no haber tenido verdaderos enemigos. La unidad de Italia se hizo gracias a la presencia de los austriacos o, como quería el poeta Giovanni Berchet, del irto, increscioso alemanno («el híspido y engorroso alemán»); Mussolini pudo gozar del consenso popular incitándonos a vengarnos de la victoria mutilada, de las humillaciones sufridas en Dogali y Adua, así como de las demoplutocracias judaicas que nos imponían sus inicuas sanciones. Véase qué le sucedió a Estados Unidos cuando desapareció el imperio del mal y se disolvió el gran enemigo soviético. Peligraba su identidad hasta que Bin Laden, acordándose de los beneficios recibidos cuando lo ayudaban contra la Unión Soviética, tendió hacia Estados Unidos su mano misericordiosa y le proporcionó a Bush la ocasión de crear nuevos enemigos reforzando el sentimiento de identidad nacional y su poder. Tener un enemigo es importante no solo para definir nuestra identidad, sino también para procurarnos un obstáculo con respecto al cual medir nuestro sistema de valores y mostrar, al encararlo, nuestro valor. Por lo tanto, cuando el enemigo no existe, es preciso construirlo. Véase la generosa flexibilidad con la que los naziskins de Verona elegían como enemigo a quienquiera que no perteneciera a su grupo, con tal de reconocerse como tales. Pues bien, en esta ocasión no nos interesa tanto el fenómeno casi natural de identificar a un enemigo que nos amenaza como el proceso de producción y demonización del enemigo.
En las Catilinarias (II, 1-10), Cicerón no debería haber sentido la necesidad de bosquejar una imagen del enemigo, porque tenía las pruebas de la conjura de Catilina. Pero lo construye cuando, en la segunda oración, les presenta a los senadores la imagen de los amigos de Catilina, reverberando su halo de perversidad moral sobre el principal acusado: Paréceme estarles viendo en sus orgías recostados lánguidamente, abrazando mujeres impúdicas, debilitados por la embriaguez, hartos de manjares, coronados de guirnaldas, inundados de perfumes, enervados por los placeres, eructando amenazas de matar a los buenos y de incendiar a Roma. […] Les reconoceréis en lo bien peinados, elegantes, unos sin barba, otros con la barba muy cuidada; con túnicas talares y con mangas, en que gastan togas tan finas como velos. […] Estos mozalbetes tan pulidos y delicados no solo saben enamorar y ser amados, cantar y bailar, sino también clavar un puñal y verter un veneno[1]. El moralismo de Cicerón, al final, será el mismo de Agustín, que estigmatizará a los paganos porque, a diferencia de los cristianos, frecuentan circos, teatros, anfiteatros y celebran fiestas orgiásticas. Los enemigos son distintos de nosotros y siguen costumbres que no son las nuestras. Uno diferente por excelencia es el extranjero. Ya en los bajorrelieves romanos los bárbaros aparecen barbudos y chatos, y el mismo apelativo de bárbaros, como es sabido, hace alusión a un defecto de lenguaje y, por lo tanto, de pensamiento. Ahora bien, desde el principio se construyen como enemigos no tanto a los que son diferentes y que nos amenazan directamente (como sería el caso de los bárbaros), sino a aquellos que alguien tiene interés en representar como amenazadores aunque no nos amenacen directamente, de modo que lo que ponga de relieve su diversidad no sea su carácter de amenaza, sino que sea su diversidad misma la que se convierta en señal de amenaza. Véase lo que dice Tácito de los judíos: «Consideran profano todo lo que nosotros tenemos por sagrado, y todo lo que nosotros aborrecemos por impuro es para ellos lícito» (y me viene a la cabeza el repudio anglosajón por los comedores de ranas franceses o el repudio alemán por los italianos que abusan del ajo). Los judíos son «raros» porque se abstienen de comer carne de cerdo, no ponen levadura en el pan, se entregan al ocio el séptimo día, se casan solo entre ellos, se circuncidan (fíjense) no porque se trate de una norma higiénica o religiosa sino «para marcar su diversidad», entierran a los muertos y no veneran a nuestros Césares. Una vez demostrado lo distintas que son algunas costumbres auténticas (circuncisión, descanso del sábado), se puede subrayar aún más la diversidad introduciendo en el retrato costumbres legendarias (consagran la efigie de un asno, desprecian a padres, hijos, hermanos, patria y dioses). Plinio no encuentra cargos significativos contra los cristianos, puesto que ha de admitir que no se dedican a cometer delitos sino solo a llevar a cabo acciones virtuosas. Aun así, los condena a muerte porque no sacrifican al emperador y esa obstinación en rechazar algo tan obvio y natural establece su diversidad. Una nueva forma de enemigo será, más tarde, con el desarrollo de los contactos entre los pueblos, no solo el que está fuera y exhibe su extrañeza desde lejos, sino el que está dentro, entre nosotros. Hoy lo llamaríamos el inmigrado extracomunitario, que, de alguna manera, actúa de forma distinta o habla mal nuestra lengua, y que en la sátira de Juvenal es el graeculo listo y timador, descarado, libidinoso, capaz de tender sobre el lecho a la abuela de un amigo. Extranjero entre todos, y distinto por su color, es el negro. En la entrada «Negro» de la Enciclopedia Británica, primera edición norteamericana de1798, se leía: En el color de la piel de los negros encontramos diferentes matices; pero todos se diferencian de la misma manera de los demás hombres en los rasgos de su rostro. Mejillas redondas, pómulos altos, una frente ligeramente elevada, nariz corta, ancha y roma, labios gruesos, orejas pequeñas, fealdad e irregularidad de forma caracterizan su aspecto exterior. Las mujeres negras tienen caderas muy caídas, y glúteos sumamente rollizos, que les otorgan la forma de una silla de montar. Los vicios más conocidos parecen ser el destino de esta infeliz raza: se dice que ocio, traición, venganza, crueldad, desvergüenza, robo, mentira, lenguaje obsceno, desenfreno, mezquindad e intemperancia han extinguido los principios de la ley natural y han acallado las reprimendas de la conciencia. Son ajenos a todo sentimiento de compasión y constituyen un terrible ejemplo de la corrupción del hombre cuando queda abandonado a sí mismo. El negro es feo. El enemigo debe ser feo porque se identifica lo bello con lo bueno (kalokagathia), y una de las características fundamentales de la belleza ha sido siempre lo que la Edad Media denominará integritas (es decir, tener todo lo que se requiere para ser un representante medio de una especie, por lo cual, entre los humanos, serán feos los que carecen de un miembro, de un ojo, tienen una estatura inferior a la media o un color «deshumano»). Ahí tenemos, entonces, desde el gigante monóculo Polifemo hasta el enano Mime, el modelo de identificación del enemigo. Prisco de Panio en el siglo V d.C. describe a Atila bajo de estatura, con un tórax ancho y una cabeza grande, los ojos pequeños, la barba fina y encanecida, la nariz aplastada y (rasgo fundamental) la tez oscura. Pero es curioso cómo se parece el rostro de Atila a la fisonomía del diablo tal como lo verá más de cinco siglos después Rodolfus Glaber: estatura modesta, cuello fino, rostro demacrado, ojos muy negros, frente surcada de arrugas, nariz achatada, boca sobresaliente, labios turgentes, barbilla estrecha y afilada, barba caprina, orejas híspidas y puntiagudas, cabello erizado y desgreñado, dentadura canina, cráneo alargado, pecho prominente, espalda gibosa (Crónicas, V, 2). En el encuentro con una civilización todavía desconocida, carecen de integritas los bizantinos vistos por Liutprando de Cremona, enviado en el año 968 por el emperador Otón I a Bizancio (Relatio de legatione constantinopolitana): Nicéforo es un ser monstruoso, un pigmeo con una cabeza enorme, que parece un topo por la pequeñez de sus ojos, afeado por una barba corta, larga, espesa y entrecana, con el cuello de un dedo de largo; un etíope por su color, con quien no querrías tropezarte por la noche, vientre obeso, enjuto de nalgas, muslos demasiado largos para su corta estatura, piernas cortas, pies planos y una ropa de pueblerino gastada, hedionda y desteñida de tanto ponérsela. Hediondo. El enemigo siempre huele mal, y un tal Berillon, al principio de la Primera Guerra Mundial (1915), escribía un La polychrésie de la race allemande, donde demostraba que el alemán medio produce más materia fecal que el francés, y con un olor más desagradable. Si el bizantino olía mal, mal olía el sarraceno en el Evagatorium in Terrae sanctae, Arabiae et Egypti peregrinationem de Felix Fabri (siglo XV): Los sarracenos emiten un terrible hedor, por lo que se dedican a continuas abluciones de todo tipo; y como nosotros no olemos mal, a ellos no les importa que nos bañemos con ellos. Claro que son igual de indulgentes con los hebreos, que apestan aún más […]. De este modo, los sarracenos están contentos de hallarse en compañía de quienes como nosotros no hedemos. Olían mal los austriacos de Giuseppe Giusti, en su famoso poema que inicia con «Vostra eccellenza che mi sta in cagnesco/per que’ pochi scherzucci di dozzina?»: Entro, e ti trovo un pieno di soldati, di que’ soldati settentrionali, come sarebbe Boemi e Croati, messi qui nella vigna a far da pali. […] Mi tenni indietro, ché, piovuto in mezzo di quella maramaglia, io non lo negó d’aver provato un senso di ribrezzo che lei non prova in grazia dell’impiego. Sentiva un’afa, un alito di lezzo; scusi, Eccellenza, mi parean di sego, in quella bella casa del Signore, fin le candele dell’altar maggiore[2]. No puede no apestar el gitano, visto que se alimenta de carroñas, tal como nos enseña Cesare Lombroso (L’uomo delinquente, 1876, 1, II) y apesta en Desde Rusia con amor la enemiga de James Bond, Rosa Klebb, no solo rusa y soviética, sino por añadidura lesbiana: En el exterior de la puerta anónima pintada de color crema, Tatiana ya percibió el olor de la habitación que había detrás. Cuando la voz le dijo ásperamente que entrara y ella abrió la puerta, fue el olor lo que llenó su mente mientras se detenía en la entrada y miraba fijamente los ojos de la mujer que se encontraba sentada detrás de una mesa redonda, bajo la luz central. Era el olor del metro en los atardeceres calurosos: perfume barato que ocultaba olores animales. La gente de Rusia se empapaba en perfume, tanto si se había bañado como si no, pero sobre todo cuando no lo había hecho, y las muchachas sanas y limpias como Tatiana volvían siempre andando de la oficina a casa, a menos que lloviera o nevara mucho, para evitar el hedor de los trenes y el metro. […] Tatiana continuaba aún repasando alegremente la situación, cuando se abrió la puerta del dormitorio y «esa mujer, Klebb» apareció en la misma. […] La coronel Klebb de SMERSH llevaba puesto un camisón semitransparente hecho de crépe de chine color naranja. […] Una rodilla con hoyuelos, como un coco amarillento, aparecía doblada y adelantada entre los pliegues medio abiertos del camisón, en la postura clásica de las modelos. […] Rosa Klebb se había quitado las gafas y su rostro desnudo estaba ahora cargado de rímel, colorete y lápiz de labios. Parecía la puta más vieja del mundo. […] Dio unos golpecitos en el sofá, a su lado. —Apague la luz de arriba, querida. El interruptor está junto a la puerta. Luego venga a sentarse a mi lado. Debemos conocernos la una a la otra[3].Monstruoso y hediondo será, por lo menos desde los orígenes del cristianismo, el judío, visto que su modelo es el Anticristo, el archienemigo, el enemigo no solo nuestro sino de Dios: Éstas son sus facciones: la cabeza es como una llama ardiente, el ojo derecho inyectado de sangre, el izquierdo de un verde felino y tiene dos pupilas, sus párpados son blancos, el labio inferior es grande, el fémur derecho es débil, los pies grandes, el pulgar aplastado y alargado[4]. El Anticristo nacerá del pueblo de los judíos […] de la unión de un padre y de una madre como todos los hombres y no, como se dice, de una virgen. […] Al empezar su concepción, el diablo entrará en el útero materno, por virtud del diablo será alimentado en el vientre de la madre, y el poder del diablo siempre estará con él[5]. Tendrá dos ojos de fuego, orejas como las de un asno, nariz y boca como un león, porque enviará a los hombres los actos de locura del más delictuoso de los fuegos y las voces más vergonzosas de la contradicción, haciendo que renieguen de Dios, expandiendo en sus sentidos el hedor más horrible, destruyendo las instituciones de la Iglesia con la más feroz de las codicias; se reirá con maldad con un rictus enorme enseñando horribles dientes de hierro[6]. Si el Anticristo viene del pueblo de los judíos, su modelo deberá reflejarse en la imagen del hebreo, ya sea que se trate de antisemitismo popular, de antisemitismo teológico o de antisemitismo burgués de los siglos XVIII y XIX. Empecemos por el rostro: Suelen tener el rostro lívido, la nariz aguileña, los ojos hundidos, la barbilla de punta y los músculos constrictores de la boca muy pronunciados. […] Además, los judíos sufren de enfermedades que indican la corrupción de su sangre, como antaño la lepra y hoy el escorbuto, que le es afín, las escrófulas y los flujos de sangre. […] Se dice que los judíos despiden siempre un mal olor […]. Otros atribuyen estos efectos al uso frecuente de verduras de olor penetrante como cebolla y ajo […]. Otros más dicen que es la carne de ganso, que les gusta mucho, la que los vuelve lívidos y atrabiliarios, dado que este alimento abunda de azúcares toscos y pegajosos[7]. Más tarde, Wagner complicará el retrato con aspectos fonéticos y mímicos: El judío que, como es sabido, tiene su Dios muy particular, nos sorprende primero, en la vida ordinaria, por su aspecto exterior; a cualquier nacionalidad europea que pertenezcamos, él presenta algo desagradablemente extraño a esa nacionalidad: involuntariamente deseamos no tener nada en común con un hombre que tiene esa apariencia […]. No podemos imaginar sobre la escena a un personaje antiguo o moderno, ya sea un héroe, ya un enamorado, representado por un judío, sin sentir involuntariamente todo lo impropio, que llega hasta el ridículo, de una tal idea […]. Lo que nos repugna particularmente es la expresión física del acento judío. […] Nuestro oído se ve afectado de manera extraña y desagradable por el sonido agudo, chillón, seseante y arrastrado de la pronunciación judía: un empleo de nuestra lengua nacional completamente impropio […] nos obliga durante una conversación, a prestar más atención a ese cómo desagradable del hablar judío que a su qué. Hay que reconocer y retener la importancia excepcional de este hecho para explicar la impresión que nos hacen las obras musicales de los judíos modernos. Cuando oímos hablar a un judío, la ausencia de toda expresión puramente humana en su discurso nos hiere a pesar nuestro […]. Es natural que la aridez natural de la naturaleza judía alcance su apogeo en el canto, considerado el medio de expresión más vivaz y más incuestionablemente verdadero de la sensibilidad individual; y de acuerdo con la naturaleza de las cosas deberíamos negar al judío toda capacidad artística en todos los campos del arte, y no solamente en el que tiene por base al canto[8]. Hitler procede con mayor gracia, casi al límite de la envidia: En los jóvenes la forma de vestir debe estar al servicio de la educación. […] Si hoy en día la perfección corporal no estuviera relegada a segundo plano por nuestra moda desaliñada, no sería posible que centenares de millares de jovencitas fueran seducidas por repugnantes bastardos judíos con las piernas torcidas[9]. Del rostro a las costumbres, ahí tenemos al enemigo judío matando a niños y bebiendo su sangre. Aparece muy pronto, por ejemplo, en los Cuentos de Canterbury de Chaucer, donde se relata de un niño muy parecido al santo Simoncito de Trento; mientras pasa por el barrio judío cantando O alma redemptoris mater, lo secuestran, le cortan el pescuezo y lo tiran a un pozo. El judío que mata a los niños y se abreva con su sangre tiene una genealogía muy compleja porque el mismo modelo preexistía en la construcción del enemigo interno al cristianismo, el hereje. Nos basta un solo texto: Por la noche, cuando se encienden las velas y nosotros celebramos la Pasión, ellos conducen a una cierta casa a las jóvenes que han introducido a sus ritos secretos, apagan las lámparas porque no quieren la luz como testigo de las abominaciones que se cometerán, y desahogan su propia depravación sobre la primera que se les presenta, aunque sea su hermana o su hija. Están convencidos, en efecto, de que les hacen algo muy grato a los demonios si quebrantan las leyes divinas que prohíben el connubio con los que tienen la misma sangre. Una vez acabado el rito, vuelven a casa y esperan que pasen nueve meses: llegado el momento en que deberían nacer los sacrílegos hijos de la sacrílega simiente, se vuelven a congregar en el mismo lugar. Tres días después del parto, arrancan esos miserables hijos a sus madres, cortan sus tiernos miembros con una daga afilada, recogen en copas la sangre derramada y queman a los recién nacidos cuando todavía respiran arrojándolos a una hoguera. Luego mezclan en las copas la sangre y las cenizas para obtener un horrible mejunje, con el que ensucian comidas y bebidas, a escondidas, como quienes vierten veneno en el aguamiel. Esta es su comunión[10]. A veces el enemigo se percibe como distinto y feo porque es de clase inferior. En la Ilíada, Tersites («bizco y cojo de un pie; sus hombros corcovados se contraían sobre el pecho, y tenía la cabeza puntiaguda y cubierta por rala cabellera», II, 212) es socialmente inferior a Agamenón o a Aquiles y, por consiguiente, envidioso de ellos. Entre Tersites y el personaje de Franti de Edmondo De Amicis hay poca diferencia, ambos son feos: Ulises golpea hasta hacerle sangre al primero y la sociedad condenará a Franti a la cadena perpetua: Tiene a su lado a uno de rostro descarado y triste, que se llama Franti, al que ya habían expulsado de otra escuela. […] Sólo uno podía reírse mientras Derossi hablaba de los funerales del Rey, y fue Franti. Yo lo detesto. Es malo. Cuando viene un padre a la escuela a regañar al hijo, él goza; cuando alguno llora, él ríe; atormenta a Crossi porque tiene el brazo muerto, se burla de Precossi al que todos respetan, se burla hasta de Robetti, el de segundo, que camina con muletas por haber salvado al niño. Provoca a todos los más débiles que él, y cuando llega a los puños se enfurece y trata de hacer daño. Hay algo que produce aversión en esa pequeña frente, en esos ojos turbios que casi esconde bajo la visera de su boina de hule. No le teme a nada, se ríe en la cara del maestro; cuando puede, roba, niega con una cara impávida, siempre está peleando con alguien, lleva a la escuela unas agujas para chuzar a los vecinos, se arranca botones de la chaqueta y se los arranca a los otros y los apuesta; tiene morral, cuadernos y libros descosidos, rotos, sucios, la regla rota, la pluma carcomida, las uñas roídas, la ropa llena de manchas y rasgaduras que se hace en las peleas. […] Algunas veces el maestro finge no ver sus canalladas y él las hace peores; intentó tratarlo de buena manera y él se burló. Le dijo palabras terribles, él se cubrió el rostro con las manos como si llorara, pero reía[11]. Entre los portadores de fealdad debida a su posición social están, obviamente, el delincuente nato y la prostituta; ahora bien, con la prostituta entramos en otro universo, el de la hostilidad o el del racismo sexual. Al varón que gobierna y escribe, o escribiendo gobierna, la mujer se ha representado como su enemiga desde siempre. Es más, no nos dejemos engañar por la mujeres angelicales; precisamente porque la literatura mayor está dominada por criaturas bellas y dulcísimas, el mundo de la sátira —que es en definitiva el del imaginario popular— demoniza sin cesar a la hembra, desde la Antigüedad clásica, pasando por la Edad Media, hasta los tiempos modernos. Para la Antigüedad me limito a Marcial: Cuando tienes trescientos consulados, Vetustila, y tres pelos y cuatro dientes, pecho de cigarra, piernas y color de hormiga; cuando tienes una frente más arrugada que tu estola y unos pechos que parecen telarañas; […] y tu vista alcanza lo que alcanzan las lechuzas por la mañana, y hueles a lo que los machos cabríos, y tienes la rabadilla de una ánade flaca, […] solamente una antorcha funeraria puede penetrar en semejante coño[12]. ¿Y quién será el autor de esta cita? La mujer es un animal imperfecto, recocido por mil pasiones desagradables y abominables solo de pensar en ellas, por no hablar de razonar de ellas. […] Ningún otro animal es menos limpio que ella: el puerco no alcanza su suciedad, ni siquiera cuando está emplastado de fango; y si acaso alguien quisiera negarlo, mírense sus partos, búsquense los lugares secretos donde ellas, avergonzándose, esconden los horribles instrumentos que emplean para quitarse sus superfluos humores [13]. Si eso podía pensarlo Giovanni Boccaccio (en su Corbaccio), laico y desvergonzado, imagínense lo que debía de pensar y escribir un moralista medieval para afirmar el principio paulino de que mejor sería no probar jamás los placeres de la carne aunque existiera la remota posibilidad de conocerlos sin quemarse. En el siglo X, Odón de Cluny recordaba que: La belleza del cuerpo está solo en la piel. En efecto, si los hombres vieran lo que hay debajo de la piel, dotados de la penetración visiva interior como los linces de Beocia, la mera visión de las mujeres les resultaría nauseabunda: esta gracia femenina que es solo mucosidad, sangre, humor y hiel. Considerad lo que se esconde en las fosas nasales, en la garganta, en el vientre: inmundicias por doquier. […] Y a nosotros que nos repugna tocar aun con la punta de los dedos el vómito o el estiércol, ¿cómo podemos desear estrechar entre nuestros brazos un simple saco de excrementos [14]? De la misoginia que definiríamos «normal» se llega a la construcción de la bruja, obra maestra de la civilización moderna. Sin duda, la bruja era conocida también en la Antigüedad clásica, y me limitaré a recordar a Horacio («Yo mismo he visto a Canidia, ceñida con su capa negra, con los pies desnudos y el cabello suelto, aullar con Sagana la mayor. La palidez les había dado a ambas un aspecto horrible», Sermones, 8) o a las brujas del Asno de oro de Apuleyo.

jueves, 21 de marzo de 2019

DROGAS : REDUCCIÓN DE DAÑOS O PROHIBICIÒN.!!!

Una nota publicada en Clarín reabrió la controversia sobre el modo en que los profesionales de la salud enfrentan los temas vinculados con las drogas.En la nota, publicada en este medio, “8 señales a las que los padres de adolescentes deben prestar atención”, el psicólogo Alejandro Schujman opina: “... un tema que me preocupa y con el que lidio con frecuencia. Existe una corriente de profesionales que desde la salud mental no evalúa el consumo ocasional de marihuana en jóvenes como algo tan preocupante. Plantean una reducción del daño en este aspecto, esto es, intentar a través de la terapia que el paciente reduzca en la medida de lo posible el consumo de esta droga”. Y sigue: “En mi caso, el único modelo que comparto es el abstencionista, la marihuana en jóvenes es compleja, tóxica e innegociable. Soy en ese sentido… un “fundamentalista””. Un tema que me preocupa y con el que lidio con frecuencia. Existe una corriente de profesionales que desde la salud mental no evalúa el consumo ocasional de marihuana en jóvenes como algo tan preocupante. Plantean una reducción del daño en este aspecto, esto es, intentar a través de la terapia que el paciente reduzca en la medida de lo posible el consumo de esta droga. En mi caso, el único modelo que comparto es el abstencionista Lic. Alejandro Schujman PSICÓLOGO
Para el Presidente de la Asociación de Reducción de Daños de la Argentina, Lic. Gustavo E. Zbuczynski, Schujman comete “una serie de inexactitudes y errores conceptuales”; y así le responde: El progreso científico se produce a través del reemplazo de paradigmas Desde hace ya muchos años existe una teoría epistemológica (ciencia que estudia el desarrollo de las ciencias) que sostiene que el progreso científico se produce a través del reemplazo de paradigmas, entendiendo por el ello el cuerpo teórico que una comunidad científica sostiene y con los cuales intenta responder a las preguntas de su época. Consecuente con esta idea es pensar que una comunidad científica determinada se autocontrola, en el sentido que es la misma comunidad científica la que “descubre” que el marco teórico existente deja de dar respuestas satisfactorias para los interrogantes que se plantea responder.Con este espíritu, que debe estar presente en todo momento para los que nos interesa acrecentar los avances de las disciplinas pensadas al servicio de la sociedad, recibo por parte de un colega, la nota publicada en la sección Buena vida del diario Clarín del día 13 de marzo del corriente en la que, el Lic. Alejandro Schujman afirma una serie de inexactitudes y errores conceptuales que no pueden dejarse pasar. En este entendimiento, creo necesario que se publiquen algunas aclaraciones que me parecen pertinentes. Se habla en aquella nota de “una corriente que desde la Salud mental no evalúa el consumo de marihuana en jóvenes como algo tan preocupante. Plantean una reducción del daño en este aspecto, esto es, intentar a través de la terapia que el paciente reduzca en la medida de lo posible el consumo de esta droga”. La Reducción de Daños, lejos de ser algo que se realiza en el marco de una terapia, es una política pública en lo concerniente a la forma que un Estado encara los temas vinculados a las drogas. Es la única política pública en materia de drogas compatible con las conceptualizaciones de Derechos Humanos y hacia dónde vienen girando la mayoría de los países serios del mundo. La Reducción de Daños es una forma alternativa de pensar estos problemas y el mundo se dirige hacia allí. Lic. Gustavo E. Zbuczynski PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE REDUCCIÓN DE DAÑOS DE LA ARGENTINA
La carpa de Échele Cabeza ofrece información y funciona como punto de hidratación. Asi funcionan los programas de reducción de riesgos y daños lucha contra el consumo de la droga. Sólo este punto alcanzaría para calificar de burrada a estas definiciones, pero el profesional en cuestión, no se anda con chiquitas y avanza en otros temas de su propia clínica a la que presenta como ejemplo. Habla de una adolescente de 19 años a la que seguramente no dudaría en calificar como adulta si se tratara de cualquier otro tema que no estuviera vinculado con las drogas. Recordemos que en nuestro país, la mayoría de edad se cumple a los 18. Pero, el hombre no es abogado es psicólogo y debería saber que lo que él llama “confidencialidad” es jurídicamente secreto profesional, que solo se libera ante un pedido judicial y no contándoles a los padres, el consumo de drogas que una adolescente le confiesa. Por otro lado, tampoco se trata de confidencialidad sino de soportar la transferencia, un concepto sobre el cuál no voy a extenderme porque esto no es una revista especializada pero que, básicamente se trata de soportar (hacer de soporte) aquello que no tiene lugar en otro lado. De hecho, el movimiento que relata que hizo la adolescente, sentándose a su lado, es prueba de la pregunta que le dirige: “¿de qué lado estás?” Por supuesto, desde el tamiz del fundamentalismo abstencionista que declama este psicólogo es imposible leerlo y encima, luego de reconocer “Me estaba pidiendo ayuda sin conocerme, porque sus padres no habían podido ni sabido, hasta ese momento, encontrar la manera de frenar su ímpetu autodestructivo”, se sorprende de no haber vuelto a tener noticias de esta familia. Su fracaso del ideal de “un mundo sin drogas”, dio como resultado un aumento incesante de los problemas que se proponía resolver. Las políticas de drogas Abstencionistas/Prohibicionista han hecho más daño que las drogas mismas. Lic. Gustavo E. Zbuczynski PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE REDUCCIÓN DE DAÑOS DE LA ARGENTINA La teoría epistemológica mencionada sostiene también que el progreso científico se produce por revoluciones a la que asistimos en este momento y en la que el viejo paradigma se resiste a retirarse. Es que el Abstencionismo-Prohibicionismo está en retirada pero hará todo lo posible por mantenerse vigente aunque, claro está, no ha dado las respuestas esperadas en materia de políticas de drogas. Su fracaso del ideal de “un mundo sin drogas”, dio como resultado un aumento incesante de los problemas que se proponía resolver. Las políticas de drogas Abstencionistas/Prohibicionista han hecho más daño que las drogas mismas.Ante ellos estamos los que venimos discutiendo sus argumentos falaces que sólo son “creíbles” porque están instalados en el discurso social. La Reducción de Daños es una forma alternativa de pensar estos problemas y el mundo se dirige hacia allí. Las últimas declaraciones de organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud es una prueba de ello. Se hace necesaria una reconversión de los profesionales de la salud que les permita despojarse de todos los prejuicios con los que se acercan a estos temas que les impide ver, como diría mi colega, un gorila pasando por el consultorio. La Reducción de Daños, lejos de ser algo que se realiza en el marco de una terapia, es una política pública en lo concerniente a la forma que un Estado encara los temas vinculados a las drogas, dice el autor de la nota.
A continuación la opinión sobre el tema del Staff Profesional de nuestra Fundación.Como bien dice el título del artículo del diario Clarín, cuando hablamos de drogas, aunque lo correcto debería ser el tema del consumo de drogas, frente a dos posturas la clásica del abstencionismo/prohibicionismo y la de reducción de daños. Cabe aclarar, que en la nota cualquiera de estas dos posturas está mencionada en función de una sustancia prohibida, la marihuana, y que el consumo del que se está hablando es un consumo ocasional, lo que comúnmente definimos como uso. Frente a ésto, podemos hacer algunas reflexiones, por un lado, sería interesante preguntarle al profesional que se declara "fundamentalista" del abstencionismo, si opinaría lo mismo con respecto a otra droga, como es el caso del alcohol. Seguramente, si alguien le comentara que toma una copa de vino en la cena, no le resultaría preocupante, a pesar de las irrefutables pruebas que existen de que el alcohol, cuando se hace abuso de él (más aun si pensamos en una dependencia a esta sustancia) genera no sólo daños en la salud, como ya hemos señalado en otras notas aquí compartidas, sino también es causal de la mayoría de los incidentes de tránsito. Lo mismo podríamos decir de otras sustancias legales, desde el tabaco hasta las drogas de farmacia (incluída la tan confiable y saludable aspirina), cuyos abusos se encuentran prácticamente invisibilizados a pesar de las consecuencias en la salud que traen aparejados. Pareciera ser, por tanto, que sólo las sustancias ilegales son "peligrosas", justificativo por excelencia para su prohibición, para la salud, incluso si se las consume ocasionalmente. Respecto a esto de la prohibición, sería necesario hacer dos aclaraciones, que seguramente ya hicimos en su momento, pero no está demás recordar. La primera es que este fenómeno es una cuestión cultural, así podríamos pensar, retomando el artículo que estamos comentando, que la marihuana que tanto preocupa al profesional abstencionista, no está prohibida en los países árabes y no existen pruebas de que tengan mayores problemas sanitarios por el uso de esta sustancia. Lo mismo podríamos pensar de los Estados de los Estados Unidos de Norteamérica que han legalizado su consumo, de los que no tenemos noticias de que ésto haya significado un aumento de alguna enfermedad asociada. La otra cuestión es que la prohibición no es algo que exista desde el principio de los tiempos, sino que es relativamente moderno (de los 60) como ya vimos cuando publicamos los remedios de otros tiempos, donde se publicitaba desde la vino con cocaína hasta la heroína Bayer. La prohibición, paradojicamente, termina haciendo más "atractivas" a esas sustancias de las que pretende "proteger". Por otro lado, la reducción daños, tal como menciona el presidente de ARDA, es una política pública, es una forma de poder acercarse a este tema, el consumo problemático de sustancias (tanto legales como ilegales) no sólo desde una perspectiva de derechos, sino también pudiendo contemplar las múltiples aristas que lo conforman. No debemos olvidar que los consumos problemáticos, sean estos de sustancias o no, no tienen una única "causa", como podría ser, desde una postura abstencionista, la simple existencia de la cosa de la que se abusa. Y por tanto, la prohibición de la cosa, no puede hacer desaparecer, casi como si fuera por arte de magia, el problema que subyace al fenómeno observable. Poder pensar esta problemática desde la reducción de daños, no sólo implica poder desprendernos de los prejuicios, sino también abre la posibilidad de que quien esté atravesando por un consumo problemático, pueda acercarse algún tratamiento posible.

lunes, 18 de marzo de 2019

VOLVER DEL INFIERNO : " FUI EL REY DE LA NOCHE "

Carta de Lectores del diario Clarín 10 de Marzo de 2019.Desde los 17 años se codeó con las drogas. Vino desde Carlos Casares a la Capital en busca de sueños, pero se convirtieron en pesadillas. Buscó ayuda, y hoy es un adicto en recuperación que auxilia a otros con las adicciones. LA CARTA. La adicción es una enfermedad terrible que se llega controlar, pero no existe cura alguna. Honestidad, receptividad y buena voluntad son las bases para una recuperación sólida, armando cimientos con estas palabras, si las utilizamos día a día, les aseguro tendrán una hermosa vida. Tengo 38 años y hoy me puedo animar a contarles que pude volver del infierno. Hace dos años pensaba que mi destino estaba escrito por consumir cocaína. A los 17 conocí esta droga, así y todo llegué a ser exitoso en lo que me proponía. Pero como siempre pasa, un día dejé de ser existoso. “Rey de la noche”, empresario, buen empleado, buen amigo. Todo eso era. Hasta que tuve una adicción activa, y con ella vinieron todos los fracasos, uno tras otro. En mis años gloriosos como empresario de la noche (1999-2007) en mi ciudad de Carlos Casares, llegué a tener seis boliches bailables y pubs en el mismo momento. Fui el “rey de la noche”. Era 2007 y me salió la oportunidad de trabajar en la gerencia de gastronomía en los Casinos de Puerto Madero e Hipodromo de Palermo, tocando el cielo con las manos me ofrecieron la coordinación de gestiones operativas. Me vine con muchos sueños a la Capital Federal, los cuales los fui cumpliendo. Formé una familia, tengo una hermosa hija de 9 años, y con tan sólo 30 años había logrado mucho más de lo que podría haber soñado. Pero con todo a favor, familia, dinero, con el dinero algo de poder, con el poder algo de impunidad, pero con todo esto se empiezan a perder los valores que mi familia me había inculcado. Durante muchos años conocí muchísima gente, desde personalidades de la política hasta los más grandes empresarios de la Argentina, deportistas y gente muy buena y, no tan buena. Pero no podía parar de consumir. Mis padres; hermanos; tíos; amigos; vecinos; ex mujer; mi jefe, todo el mundo veía cómo me deterioraba día a día. Ellos trataron de ayudarme, hasta que un día me encontré sólo. Estas vos y la droga. Nadie más. Es la misma enfermedad que no te deja ver ninguna otra salida mas que la cocaína, en mi caso. Hoy, les puedo decir que se puede salir. Yo dejé de consumir todo tipo de drogas: no tomo ni un vaso de cerveza, nada que pueda llevar a alterar mis emociones y llevarme nuevamente al fondo. Después del fallecimiento de mi madre, y en un momento de lucidez, pude pedir ayuda a Ceci y a el Colo, que me ayudaron a encarar la internación; y a Ezequiel, el gran director de Salud Mental de la Clínica de Carlos Casares, ellos me internaron lejos de mi ciudad, en una fundación. Logré parar de consumir y fue nuevamente tocar el cielo con las manos. Hoy tengo una vida ordenada. Todo lo que me sucede hoy, sin drogas, me hace feliz y no lo cambio por nada del mundo. La vida de hoy no la cambio ni por el mejor día de consumo. Si no hubiera parado de consumir hubiera terminado en una cárcel o en una morgue. Esos son los lugares donde termina mucha gente que no pudo o no tuvo el apoyo suficiente. Mi mensaje es que se puede salir de las drogas, con ganas, con voluntad. Espero que muchos que están o estuvieron en mí misma situación se puedan sentir identificados con mi historia. Muchas veces, cuando intentamos parar de consumir, no encontramos los motivos suficientes para hacerlo y seguimos viviendo mal. Pero inténtenlo de todas formas, háganlo por alguien querido, pero con el tiempo uno lo hace por uno mismo, ya que es la única manera de sostener el estar limpio. Debido a que pude salir de mi adicción, presenté y tengo proyectos en marcha para brindar ayuda en la problemática de adicciones. Hoy estoy trabajando como operador socio-terapeuta en adicciones, ayudando a las personas que sufren esta enfermedad y a sus familias. Esto lo hago porque me llena el alma y me hace bien hacer llegar al adicto que todavía sufre. Estoy orgulloso de trabajar en una fundación para adictos, allí damos tratamientos ambulatorios gratuitos a quienes no puedan costearlo. Esta fundación es sin fines de lucro con el perfil en adicciones. Dejo en claro que no soy doctor ni clínico ni psicólogo, soy un adicto en recuperación que sé cómo se puede salir, porque estuve muy adentro y no hay mejor terapia y ayuda que la de un adicto en recuperación ayude a otro. Luis Marchioni luismarchimailop@gmail.com FACEBOOK: REHAB-L.A.M
EL COMENTARIO DEL EDITOR CESAR DOSSI. Dejar la droga para poder ayudar. La carta de este domingo nos arrastra hacia una historia cercana que tuvo un desenlace fatal: el caso de Natacha Jaitt en el salón Xanadú, cuando en la madrugada del sábado 23 de febrero, en Benavídez, la modelo y actriz fue hallada sin vida. El alcohol y la cocaína suelen ser cómplices de un cóctel mortal, y cuando el sol se esconde los “reyes de la noche” abundan y son clientes vip de varios establecimientos. Por esos caminos transitó Luis, y “si no hubiera parado de consumir, hubiera terminado en una cárcel o en una morgue”, revela. Hace más de 20 años que al lector lo codea la droga, pero su iniciativa personal lo salvó, pidió ayuda, nos sólo a profesionales de la salud, sino también a sus familiares más cercanos. Escapó de ese mundo en donde el dinero, un poco de poder e impunidad le hicieron “perder aquellos valores familiares”, confiesa Luis. Es que la cocaína fue para él como una marea, lo llevó de la mano a conocer todos sus fracasos. Volver del infierno no le fue fácil, tuvo que encontrase a sí mismo en un mano a mano contra la adicción, hasta que pudo dominar ese impulso. Para ayudar a otras personas, desde su fundación sin fines de lucro, el lector le extiende una mano a aquellos que la necesiten. Y deja un mensaje: “Intenten de todas formas dejar la droga, háganlo por alguien querido, con el tiempo,uno lo hace por uno mismo, ya que es la única manera de sostener el estar limpio”. A continuación la opinión sobre el tema del Staff Profesional de nuestra Fundación. Aunque cueste creerlo, la carta del lector que mereció el comentario del editor del Diario Clarín, repite una serie de cliches sobre el tema, cosa que a la vez refuerzan dichos del propio editor. Conviene una vez más, repasar conceptos, porque mantener determinados seudo criterios sobre las sustancias, sólo sirven para reforzar el prejuicio ya inherente a todo tratamiento de las mismas. A) En primer lugar, las adicciones son una etapa superior de los procesos compulsivos. Los mismos pueden ser, a sustancias psicoactivas, prohibidas las que se conocen vulgarmente como "drogas" o "la droga". Las adicciones desde ya no empiezan ni terminan con estas sustancias, más bien podríamos de ser que son innumerables. El alcoholismo, el juego patológico, la afección al trabajo, al sexo, a los anabólicos y el desarrollo excesivo del cuerpo, sólo son algunos de los pocos ejemplos que estamos dando sobre una instancia a la cual llegan cuánto más el 5% de los que consumen cualquiera de estas sustancias, conductas, hábitos, etc. B) La adicción no es una enfermedad en sí misma, más bien es sintomática de ese consumo compulsivo y para eso existe una pre enfermedad, anterior, que podríamos situarla en el orden de lo psicopatológico y seguramente con situaciones ambientales (familia, amigos, grupos) que ayudan a conformar una determinada actividad. De manera que, en el caso de la persona firmante de la carta, seguramente esa situación se fue armando por cosas que el propio protagonista ignoraba e incluso las formas del supuesto éxito, iban encerrando trampas que el propio sujeto configuraba para sostenerlo. O sea no se produjo de un día para el otro, sino que llevó una serie de hechos no registrados o poco tenidos en cuenta. C) No solamente la marihuana, la cocaína o el alcohol son productoras de situaciones de esta naturaleza. Como la cantidad de sustancias posibles para ser empleadas en lo que denominamos "consumo problemático" (las situaciones de abuso y de dependencia, esta última equivalente a adicción) sólo por poner un ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires, existen 50 especies de plantas con propiedades alucinógenas, incluso superiores a las de la marihuana, sin embargo no son tenidas en cuenta como tales al no estar prohibidas. Hoy por hoy, la mayoría de los hechos derivados en intoxicaciones severas e incluso mortales, por datos relevados en todo el país, en los servicios específicos de atención toxicológica o terapia intensiva donde no exista la primera, la gente que concurre con problemas agudos suele ser por la mezcla de psicofármacos, en todo caso de venta reservada, medicamentos usuales y de venta no controlada, casi siempre con el vehículo universal del alcohol. Para configurar un caso grave, no se necesita que la droga esté prohibida o la haya traído un contrabandista particular denominado narcotraficante. En conclusión, sin disminuir ni el sufrimiento de alguien en particular o tampoco desconsiderar su capacidad de entrega para querer ayudar a otros, la configuración de un adicto es una cuestión compleja y minoritaria para el total de los que consumen. En otros artículos, seguramente, iremos aclarando varios puntos en lo que hace a la clarificación de una problemática que se encuentra virtualmente enredada en una serie de despropósitos surgidos de discursos sostenidos por todo el sistema mediático, creando un sentido común que poco tiene de uno y otro, y que sirve finalmente para discriminar en forma negativa a personas que tienen un comportamiento ligado al uso de determinadas sustancias. Tenemos la experiencia suficiente para saber que los comportamientos de adictos al juego, alcohólicos, conductas extremas ligadas a expresiones deportivas de sumo riesgo, por citar sólo algunos, les pasa exactamente lo mismo en su etapa adictiva que aquellos que consumen esas sustancias prohibidas de las cuales tanto se habla. Hacerse cargo de las adicciones, es entrar en un capítulo de la salud mental y no podemos acotarlo a un sector social o simplemente a la mal llamada "droga".

miércoles, 13 de marzo de 2019

EL NUEVO ROL DE LAS FUERZAS ARMADAS : LOS 8 EJES DEL GOBIERNO ARGENTINO PARA UNIFICAR LOS ROLES DE DEFENSA Y CANCILLERíA

Artículo de Martín Dinatale para Infobae.Los cambios en la cúpula de Defensa están atados a un plan de trabajo ambicioso que se coordinará con la política exterior. Los detalles del proyecto.El Gobierno ya empezó a rodar su ambicioso plan de unificacón de tareas entre el Ministerio de Defensa y la Cancillería con una batería de medidas que se empezarán a poner en marcha en lo inmediato bajo un inequívoco concepto: reconvertir a las Fuerzas Armadas en un brazo ejecutor de la política exterior de la administración de Mauricio Macri. El jueves pasado asumió Paola Di Chiaro como segunda del ministro de Defensa Oscar Aguad. Se trata de la funcionaria que llega de la mano del jefe de Gabinete Marcos Peñaluego de la salida intempestiva de Horacio Chighizola. Y en la primer reunión que hubo con todo el equipo de Aguad y con el Estado Mayor Conjunto se empezaron a plasmar en hechos concretos la nueva estrategia oficial para la defensa.
Según confiaron a Infobae allegados a Aguad y a Di Chiaro, hubo al menos 8 ejes centrales de trabajo que el Ministerio de Defensa en coordinación con la Cancillería encomendará en lo inmediato para activar el nuevo rol de las Fuerzas Armadas. Entre los temas principales que se trabajaron figuran los siguientes: 1- Riesgos de amenaza. Di Chiaro coincidió con Aguad en establecer como dinámica de trabajo en coordinación con el canciller Jorge Faurie y con el secretario de Asuntos Estretégicos Fulvio Pompeo una nueva visión para la defensa que contemple al crimen organizado, el terrorismo y el narcotráfico como "nuevos riesgos de amenaza" para la Argentina a tomar en cuenta por los militares. Así, se buscará unificar estos criterios de acción con países de la región como Colombia, Brasil, Chile y Perú. También Estados Unidos forma parte de este trabajo de acción conjunto que se quiere coordinar con las Fuerzas Armadas de la Argentina. "Tenemos un frente común de amenazas en la región que hay que ponerse de acuerdo entre las Fuerzas Armadas de cada país para potenciar el combate contra el narcotráfico y el terrorismo en las fronteras y la Cancillería nos dará su gran aporte", expresó a Infobaeun funcionario de Defensa que el jueves pasado participó de la primera reunión del gabinete de Aguad con la enviada de Peña. 2- Ciberdefensa en puestos críticos. El Ministerio de Defensa viene trabajando desde hace tiempo en equipamiento y desarrollo de software para la ciberdefensa. De hecho, recientemente se invirtieron 5 millones de dólares en la adquisición de equipos para innovación tecnológica para la protección de una veintena de áreas que se consideran "críticas o sensibles". Estas son las represas, centrales nucleares, aeropuertos y fábricas militares. También se contemplarán como parte de este esquema algunas empresas del sector privado que trabajen en áreas sensibles en coordinación con la Defensa. En este sentido, el aporte que hará Di Chiaro en coordinación con el canciller Faurie será planificar un esquema de colaboración conjunta con países como Chile, Brasil, Colombia, Israel y Estados Unidos. Así, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, teniente general Bari del Valle Sosa, se encuentra en estos días en España participando en un foro de ciberdefensa y allí deslizó esta idea de que Argentina empiece a profundizar los trabajos de defensa en conjunto con otros países en lo que tiene que ver con protección de datos sensibles para el sector castrense.3- La frontera norte. El nuevo esquema de trabajo entre Defensa y la Cancillería estará también concentrado en reforzar los operativos contra el narcotráfico en la frontera norte donde el apoyo logístico de las Fuerzas Armadas se empezará a aceitar más en coordinación con países vecinos como Chile, Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay. El vicecanciller Gustavo Zlauvinen mantuvo con Di Chiaro intercambios de mensajes en función de este proyecto para la frontera norte a fin de ajustar los mecanismos de trabajo con las Fuerzas Armadas de Brasil en la Triple Frontera. Este es un tema que preocupa mucho al gobierno. Los últimos informes de Israel y Estados Unidos advierten sobre una mayor presencia del grupo terrorista Hezbollah en la Triple Frontera financiado por narcotraficantes. Según pudo saber Infobae, en lo inmediato el ministro Aguad tiene previsto reforzar con 500 efectivos del Ejército la frontera norte que se sumarán a los 500 que hay ahora. No habrá cierre de regimientos en la frontera norte como se había previsto y se aumentarán los controles de radares (actualmente se instalaron 5 nuevos) más el refuerzo del equipamiento de camiones, armas y los aviones Texan II, A4 y los Pampa. 4- Comando de pesca. Desde el Ministerio de Defensa, en coordinación con la Cancillería, el Ministerio de Seguridad y la secretaría de Agroindustria se apunta a crear un "comando de control de pesca" para todo el Atlántico Sur. Si bien los controles de buques pesqueros los hace en gran medida Prefectura, la idea es coordinar trabajo con Defensa para sumarse con 4 barcos, buques de patrullaje, helicópteros y aviones en ese comando de control de buques extranjeros que vienen al mar argentino a extraer recursos sin permiso. En este sentido, se contempla trabajar más de cerca con Brasil en la denominada zona de mares internacionales que hay en el Atlántico Sur. Con Gran Bretaña hay una relación de "respeto mutuo" en lo que hace a tareas de la Armada para ayuda humanitaria. De hecho, hace unos meses la flota inglesa apostada en la base de Mount Pleasant coordinó tareas de rescate con la Armada argentina de un buque que estaba en situación de naufragio en el Atlántico Sur por tormentas de la región. 5- Agregadurías militares. En este punto hay en marcha un plan para reducir las agregadurías militares en gran parte de las embajadas argentinas. "Sólo dejaremos tres agregados militares de las tres fuerzas en tres o cuatro embajadas de países clave para la Argentina. Estos serían Estados Unidos, China, Alemania y Brasil. En el resto se darán de baja los agregados militares o sólo quedará un representante de una fuerza en las embajadas. Se contempla así una reducción del 60% de las agregadurías y estos cambios se conversarán en adelante con la Cancillería a fin de evaluar prioridades.6- Misiones de paz y ejercicios militares. También habrá una tarea coordinada de Defensa con el Ministerio de Relaciones Exteriores en lo que hace al mantenimiento de las misiones de paz. La idea es que haya una complementariedad de funciones para la atención en lugares donde existan catástrofes naturales o zonas de violencia. Actualmente se desarrollan misiones de paz desde el Ministerio de Defensa en Chipre y Líbano. En este último país la idea de la nueva directriz de Defensa es que haya un trabajo conjunto con las fuerzas de Brasil y España. "Necesitamos que la Cancillería coordine con Defensa el trabajo de entrenamiento para los militares y ejercicios conjuntos", dijo un funcionario que participó en la reciente reunión de gabinete en el piso 12 del Ministerio de Defensa. Allí se habló de "repotenciar" los entrenamientos conjuntos con militares de Colombia, Brasil, Chile, Perú y Estados Unidos. 7- Planes de estudio. En esta misma línea de trabajo conjunto con la Cancillería el ministro Aguad y Di Chiaro quieren redefinir los planes de estudio en escuelas militares a fin de incorporar conocimientos relacionados con la política exterior en función de las nuevas amenazas y riesgos globales. También se evalúa repensar una política para los suboficiales a fin de jerarquizarlos.8- Empresas del Estado. Si bien esta nueva política de ejercer un mayor control y seguimiento a las empresas estatales del área militar que dependen de Defensa como son Tandanor, FADEA o Fabricaciones Militares (FM) no tienen relación alguna con la política exterior, en cierta forma la nueva estrategia que le busca dar el gobierno a las Fuerzas Armadas prevé la asistencia técnica a otros países o a militares de la región. De esta manera, luego de avanzar en un saneamiento en FADEA y en Tandanor que implicó reducir la planta de empleados y hacer de esas empresas estatales un nicho rentable, ahora el proyecto de Aguad y Di Chiaro se posará sobre Fabricaciones Militares. Existe un proyecto para reconvertir a FM que es una Sociedad Anónima con un mínimo de procentaje accionario de los empleados. La idea es reconvertir a esta empresa estatal de defensa en una "compañía de alto rendimiento", según graficó un funcionario del Gobierno. Actualmente Fabricaciones Militares con sus tres plantas distribuidas en Córdoba exporta material a Perú, Uruguay y tiene en marcha un acuerdo para trabajar en conjunto con la gigante rusa TMH en la fabricación de vagones. El campo de acción de FM se sustenta en cuatro negocios: municiones, explosivos y chalecos para los Ministerios de Defensa y Seguridad; explosivos para el área de la mineria; químicos para el sector privado y metal mecánica para la reparación de trenes. Con la llegada de Di Chiaro a Defensa se buscará reforzar el andamiaje administrativo de estas empresas del Estado que muchas veces deben lidiar con empresarios o funcionarios de otros países y no cuentan con asesoramiento de Cancillería adecuado. Todos estos ejes de trabajo son los que en lo inmediato se fijaron como meta de acción el Ministerio de Defensa para redefinir el rol de las Fuerzas Armadas y aggiornarlo en función de la política exterior de Macri.
A continuación la opinión sobre el tema del Staff Profesional de nuestra Fundación. En realidad son versiones aggiornadas de doctrinas que ya conocimos y dolorosamente: esta unidad de Cancillerías y países, estos brumosos enemigos. El -entre otros enemigos- narcotráfico como entidad hiper maléfica; no hay que olvidar que en este campo en particular, el decomiso y esto subrayado, en todo el mundo es de menos del 10%, las más de las veces del 5/6% y además teniendo el patético ejemplo de México (+ de 200.000 muertos y posiblemente + de 70.000 desaparecidos) y en el mismo período de 10 años, 735 muertes por sobredosis. O sea, el justificativo mayor para esta pseudo política se supone es la salud pública. En realidad es control de poblaciones e identificación de falsos "narcos" y muertes a mansalva. En todos los otros temas, salvo el de pesca, son de supeditación y vasallaje.

lunes, 11 de marzo de 2019

CONSUMO DE ALCOHOL.!!!

Artículo de la página de la Fundación InterAmericana del Corazón de la Argentina. El consumo problemático de alcohol es uno de los principales factores de riesgo prevenibles de las enfermedades no transmisibles (cardio y cerebro vasculares, trastornos metabólicos, etc). En el 2012, el 5,9% de las muertes en el mundo y el 5,1% de la carga de enfermedades y lesiones fueron atribuibles al consumo nocivo de alcohol. Esta es la principal causa de muerte en la población de entre 15 y 49 años. Además de ser un factor de riesgo de las ENT, el consumo de alcohol se asocia también a muertes y discapacidad por accidentes de tránsito -entre el 20% y el 50% de las muertes por accidentes de tránsito en el continente americano están asociadas al alcohol-, lesiones intencionales y no intencionales, violencia interpersonal, enfermedades infecciosas, enfermedades psiquiátricas, daño cognitivo y cáncer. Según la Organización Panamericana de la Salud, en 2012, el consumo de alcohol provocó más de 300.000 muertes en la región, es decir, aproximadamente una muerte cada 100 segundos. Por su parte, se estima que en la Argentina más de 8000 personas mueren cada año por enfermedades vinculadas al consumo problemático de alcohol. Las personas que beben durante la adolescencia tienen mayor propensión a consumir alcohol con un patrón de riesgo y son más vulnerables al consumo de alcohol y a sus efectos que las personas adultas. En este sentido, se ha detectado que quienes comienzan a beber antes de los 15 años de edad tienen cuatro veces más probabilidades de convertirse en dependientes del alcohol, y casi siete veces más probabilidades de sufrir lesiones en un accidente de vehículo o una pelea física Según la Encuesta Mundial de Salud Escolar (EMSE, 2012) y el Sexto Estudio Nacional sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas en estudiantes de enseñanza media (SEDRONAR, 2014): o 7 de cada 10 adolescentes consumieron alcohol alguna vez en la vida o La mayoría lo hizo por primera vez antes de los 14 años (75,9%, EMSE 2012) y antes de los 15 años (78,7%, SEDRONAR 2014) o El alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida por estudiantes de secundaria en todo el país o Casi no hay diferencias en los patrones de consumo de alcohol entre varones y mujeres tal como se observaba en el pasado. Esto muestra que la brecha entre sexos tiende a reducirse y marca un crecimiento del problema entre las adolescentes Para reducir la carga de ENT asociadas al consumo de alcohol, las principales recomendaciones de la OMS y OPS son aumentar los precios de las bebidas alcohólicas mediante impuestos para reducir su asequibilidad; establecer una prohibición total de toda forma de publicidad, promoción y patrocinio de bebidas alcohólicas; limitar el acceso al alcohol de los menores de edad y fortalecer la respuesta de los servicios de salud. De acuerdo a la evidencia científica, estas políticas son las más costo-efectivas para reducir el consumo de alcohol en la población, especialmente en jóvenes.
A continuación la opinión sobre el tema del Staff Profesional de nuestra Fundación. Este breve artículo que produjo la Fundación InterAmericana del Corazón de Argentina, nos da cuenta una vez más de la importancia que la droga alcohol (pueden consultar en cualquier tratado de farmacología y comprobar que el alcohol es una droga, sólo que socialmente aceptada) porque prácticamente en todo el mundo repite el ser la de consumo junto con el tabaco, más extendido. Es así que, la naturalización con la que nos movemos, sobre todo a partir de las despreocupadas propagandas que impulsan su consumo, ignoran en la mayor parte de los casos lo que este artículo nos muestra claramente: hay muchos más daños que los que podemos observar. A nivel mundial, el consumo sumado de tabaco y alcohol, supera varias veces a todas las sustancias prohibidas sumadas. Sin embargo, el alcohol está más desmarcado del control público que el tabaco. Si bien en determinados países su publicidad es nula, no es el caso de la mayoría de los que integramos prácticamente toda América, el alcohol aparece como acompañante de muchos buenos motivos de la vida o las oportunidades que ofrece o el imaginario acerca de lo que se puede lograr desde un triunfalismo, en el que algunas publicidades centran el hecho de tomar una bebida con éxitos de inclusión en el estatus, de triunfo personal y logros de esa especie y sobre todo facilitador del encuentro entre personas, ya sea en la amistad o en el amor. Ese poderoso influjo, permea al conjunto social que hoy está acostumbrado a las previas o a las trasnochadas inmersas en una nueva cultura alcohólica. Se amplía la edad de inicio a su consumo excesivo, las mujeres jóvenes lo hacen también de una forma desconocida en otros momentos históricos e invade cualquier tipo de categoría socioeconómica y en tiempos de crisis, se hace imprescindible como paliativo económico y finalmente dañino, a la falta de oportunidades y cierre de mercado laboral. De esto podemos inferir que probablemente en los próximos años, vamos a ver un incremento en las enfermedades subsecuentes al consumo excesivo y también, posiblemente, una serie de secuelas severas a nivel del sistema nervioso central. Deberíamos pensar seriamente, en esta gran marca sobre la salud de las personas en distintos niveles y con diversos alcances, que necesitan perentoriamente no de campañas aisladas y alguna leyenda que recomiende su no consumo a tal edad, sino que brinde verdadero conocimiento y una prevención efectiva e interactiva para tratar de disminuir su impacto. Hablaremos a futuro de lo que se puede hacer en materia preventiva.

miércoles, 6 de marzo de 2019

CONSIDERACIONES SOBRE VIEJOS MITOS Y CONSUMOS ASIMILADOS.

Artículo del Lic. Alberto Calabrese Sociólogo. Asesor Institucional del Fondo de Ayuda Toxicológica. Director de las Carreras de Postgrado de la UBA y de la U. N. de Tucumán. . Resulta extremadamente difícil de comprender, que a pesar de las evidencias que muestra el paso del tiempo, algunos discursos se repiten una y otra vez, lo que le da nuevos brillos aunque su base esté desgastada. La oxigenación del tema sobre las sustancias psicoactivas prohibidas, evidentemente se va a dar y se está realizando ese proceso, pero sin el concurso activo de una buena parte de quienes se dedican a trabajar de una u otra forma sobre este tema. Existen dos cuestiones sobre las cuales deberíamos detenernos, en función de la observación acerca de la razonabilidad de la vigencia de ciertas prohibiciones y su impacto o aceptación para lo que resulta más complejo de asumir, y esto es que la sociedad de por sí , y aún sin que nos lo propongamos, cambia. Los fenómenos que podemos ignorar, varían en función de percepciones que tienen que ver con los discursos aceptados y ampliados sin cuestionamiento. Esto es: la garantía de continuidad de una forma de ver el mundo, está montada sobre el hecho de la ignorancia del movimiento que se produce ante nuestros ojos. En un reconocido show inglés un cantante de edad mediana, famoso él y su conjunto, refería para solaz de su interlocutor y el público asistente, que su hijo adolescente le preguntada entre intrigado y fastidiado, si iba a cantar esas canciones viejas (las suyas) que ya le había escuchado cuando era chico. Esto es la mirada del jovencito con apenas una referencia de sólo diez años atrás, le parecían antiguas esas canciones que- entre otras cosas -habían hecho famoso a su padre y el conjunto que integraba. Bueno fuera, que el cantante en cuestión a su vez, no pudiera darse cuenta lo que implicaba el comentario de su hijo; el cambio se evidenciaba con el transcurso de una década, él lo pudo referir, pero ¿qué hacemos cuando un discurso se instala y congela ante la mirada obediente de sus seguidores? ¿Por qué, y ahí hay que bucear en otras aguas, quiere decir qué sólo se ve el cambio, si realmente me puede favorecer o canalizar alguna de las otras cuestiones que me afectan o creo que me pueden afectar? Por lo general y contraponiéndose a esto que acabamos de mostrar, la mayoría de la gente sigue los dictados de la moda. Se podría decir referido a la misma, que esta representa algo superficial o sencillamente o una cuestión imprescindible en la vida de las personas. Sin embargo, millones de seres humanos siguen estos mandatos que regulan largo de pelo o de pollera; el talle de sacos; barbas o rapados; colores o gris y negro y muchas más cuestiones imposibles de detallar. Esto es, un fenómeno que es pauta y muestra de una cultura. Muchas de estas mismas personas en otras cuestiones, que van a variar por grupos o sujetos, cambiarán o mantendrán sus criterios de representación y asimilación tal como les fueron dados. A otros les da referencia un grupo mayor que los contiene. Esto puede ser desde cuestiones religiosas; como maneras de interpretar el mundo; sentirse incorporado por cuestiones ideológicas o de identificación en función de parámetros de toda naturaleza. Resulta particularmente interesante analizar entonces, qué sostiene una identificación o cercanía para algunas cuestiones que determinadas personas las mantiene cual si fueran artículos de fe. En esta última, se integra la forma de categorización en inmovilismo y con bastante éxito. El discurso acerca de lo que monolíticamente se conoce como el “riesgo o peligro de las drogas”, y que pomposamente las Naciones Unidas lo denomina “el problema mundial de las drogas”. Tal vez este discurso, basado en el “problema “o los riesgos también, de no haberse instalado, no habría derivado en la mayor lesividad que tiene actualmente. Por ejemplo, cuando se compara el total de muertos y desaparecidos en diez años en México (250.000 aproximadamente), donde tal vez más se lo ha legitimado, en el mismo lapso de tiempo hubo apenas, según los datos del Ministerio de Salud de ese país, unos 735 muertos por sobredosis. La pregunta subsecuente sería, ¿valió la pena todo esto? Por tanto, el mismo logra tener cierta presencia gracias a que se mantiene como hegemónico y brinda pretextos de intervención, especialmente para aquellos países (tal vez uno solo) que lo usan como una de sus maneras de controlar al mundo. Es en efecto éste, un ejercicio de inclusión y exclusión y secuencialmente de persecución y castigo. Esto origina un accionar legitimado para que determinados poderes, particularmente los estatales, tengan justificación para obrar en un sentido autoritario y represivo. En otros y no los mayoritarios, reviste varias formas de inclusión, aunque obviamente para poder operar en ese sentido en forma casi automática crean las categorías de falta de pertenencia. Ésta, la inclusión , se puede dar en niveles bajos, por el simple y mínimo tráfico de sustancias; en otros por participar de un nivel de distribución más alto, subiendo mucho la escala incluso como para poder llegar a integrar formas complejas de la actuación dentro del crimen organizado. En sentido opuesto, la forma de estar integrado o aceptado lo hace poco posible o incluso ajeno en otro. Debemos recordar que, esto se hace mucho más usual e incorporado cuando el propio sistema, que dice repeler a ese negocio ilícito, termina asociado en grandes operaciones bancarias para dar cauce al enorme negocio que representa la circulación de bienes prohibidos, que solamente por esa circunstancia pasan a ser un comercio de un volumen tal, que solamente es superado por la venta de armas o la de medicamentos. Dicho brevemente y por que esto en definitiva no es el sujeto de éste artículo. Esto vale para todo el sistema en cuanto a discurso oficial; de significar a la inclusión como manera de aceptar lo que una sociedad dice que está bien o está mal, hasta que por el simple juego del devenir de los nuevos usos y costumbres, los convierte en cotidianos y aceptados. Cabe decir que, la tensión entre una y otra forma de enfocar el problema, o sea el abstencionismo o un supuesto “permisivismo”, arrojan resultados similares a bandos contrapuestos en una guerra no declarada, donde en muchos casos excluyendo razonamiento alguno (fundamentalmente entre aquellos que sostienen un paradigma prohibicionista y represivo), se sostienen cuestiones que están ligadas más al prejuicio y su forma poco probable de certificarse racionalmente, que a una cuestión donde no se juegan pasiones y por tanto las líneas de razonamiento resultan más fiables. Lo que sucede también, es que según la línea que se adopte en cuanto a otros muchos temas aunque particularmente en lo que hace a las políticas públicas sobre sustancias psicoactivas prohibidas, nos encontramos con un desconcepto dominante que escinde las posibilidades de razonamiento sobre estas circunstancias, cual es el de la peligrosidad. Los criterios para definir a la misma, se ajustan a hechos constatables pero en la más de las veces a expansiones del fenómeno según la percepción subjetiva de quien expone acerca del mismo; números inexistentes; el clásico uno, dos, muchos (extensión no probada); el llevar el fenómeno a los límites de lo no constatable. Por caso, si se está hablando de un hecho al que se le atribuyen los criterios de daño absoluto, como ser “el paco”, quien le advierta sobre este daño generalizado, en caso de que encuentre un interlocutor que dude de esas generalizaciones y de algún tipo de datos de su expansión, el informante le dirá que en tal sector no es comprobable, pero seguramente ( y ahí se ponen ejemplos personificados pero nunca personales) observaremos que, cuanto más pretendemos acercarnos al mismo, mayores son las dificultades de objetivarlo: “están en los barrios más sumergidos” ; “ no es aquí es más allá”; “en el grupo tal o cual según me contó X pasa una determinada situación”, etc. También suele legitimarse asegurando “se lo dijo alguien bien relacionado” o “trabaja con tal o cual o es pariente de un pariente”; la distancia se convierte en un punto en el horizonte casi de espejismo donde la posibilidad del encuentro real termina siendo una fantasía o una realidad mucho más acotada que como se la describió originalmente, pero por sobre todo de mucho menor magnitud. En ese sentido, el criterio de realidad no interesa, más que nada se trata de una suerte de espejismo inducido, que asegura el relativismo de la pertenencia. De no existir determinados riesgos magnificados o personas y/o grupos con rasgos de peligrosidad, habría que construirlos. Alivian una pertenencia que no tiene un sustento consolidado más que por la negativa : soy de tal y cual forma y por tanto no de tal otra, nosotros somos trabajadores y ellos son vagos y se aprovechan de nosotros, es sabido de sus intenciones , que no son buenas que buscan satisfacer tal o cual bien espurio , usan las drogas para….. Ahí habría que llenar este espacio, que el creído afectado ubica en ese otro constelado de daños y posibilidades de infligirlo de todas las especies. Como contraparte y para terminar con ese daño, se estipula la casi obligación de imponer separaciones drásticas, impedir que el mal se difunda, que no exista posibilidad de contagio, que se demuestre al público la necesidad de castigo, que no exista ningún tipo de concesión, que se baje la edad de imputabilidad (donde quedaría también comprendido éste delito), y mostrar en donde se pueda, particularmente en los grandes medios de comunicación, que el “ combate” frente al flagelo es la única solución posible y además que tantos los operadores mínimos, como el gran narcotráfico, quedarán reducidos en tamaños de organización y volumen de negocios, de actuar con severidad , mano dura y castigos inexcusables. Resta advertir, aunque la gente crea otra cosa, que el “Chapo Guzmán”, no integra un pelotón demasiado nutrido de los castigados por los delitos derivados del tráfico ilícito, sino más bien lo contrario, recordemos, una vez más, que el decomiso, o sea la posibilidad de restringir o quitar al narcotráfico y sus agentes del comercio de sustancias psicoactivas algo importante, en los hechos esto no significa más que un 10% de capturas legales y esto a nivel mundial. No se trata de la eficacia de tal o cual sistema de control, sino de la ineficacia del conjunto, especialmente porque el sistema que establece conductas a cumplir por determinadas personas (que ya tienen sobre sí la carga de haber estado en el sitio social por el cual se los debe controlar), por otra parte corroe la posibilidad de castigo, dado que está permeado con crecientes índices de soborno y negocios ilícitos. De manera que esta cuestión, sobre todo a la hora de evaluarla desde el ámbito de la salud prima la subjetividad también desde quienes lo integran, usándose todavía categorías que hoy, más allá de su cotidianidad, quedan desfasadas. De por sí, se ha abusado de figuras como la de la perversión, la psicopatía, y la adicción como medida desmedida, la sociopatías y demás categorías que hablan a las claras de un proceso que nos ocupamos de “desviados” (o personas que no cumplen con el deber ser de una sociedad), en vez de verlos como los previamente asignados para cumplir con ese papel. El desacierto de este discurso, consiste en no ver ni entender, los procedimientos por los cuales una sociedad, necesita de la adjudicación de características diferenciadas a un determinado grupo de personas en función de cubrir la necesidad de poder albergar la falta en el lugar de otro. Si los tiempos son más complejos y provocan trastornos sociales de magnitud con más razón algunos seleccionados involuntarios, van a cubrir la cuota parte de esa sociedad para poner las cosas “fuera de”. No es casual que en estos momentos de la humanidad con graves problemas estructurales, algunos de ellos gravísimos como el del hambre o el calentamiento global –soslayándolos- aparecen temas con una notoria falta de gravedad, a los que se los resignifica arbitrariamente como prioritarios y especialmente dañinos. Como los problemas en sí no pueden asumir ninguna responsabilidad al producirse, quedan para dar cuenta de ellos quienes son sus actores. En el caso de los consumos problemáticos de sustancias psicoactivas, el primer lugar va a ser para aquellos que son definidos como adictos, aunque no lo sean, los trafiadictos y eventualmente algún actor de un volumen un tanto mayor. Más arriba aclaramos, que no son los más sino todo lo contrario, los que por alguna falla de sus cadenas de protección y acuerdos no reconocidos con autoridades, además de protección y promoción por parte de funcionarios de toda suerte, que terminan siendo castigados la mayoría elude todo control o miradas sobre sí. Volviendo entonces a nuestro objeto de consideración, la maquinaria de la cual formamos parte, lo sopesa, lo convierte en caso del caso, descuida cualquier otra sintomatología o enfermedad en función de esta que aparece como tan importante, al punto de necesitar (aun para quienes entienden el mecanismo) de servicios especializados, equipo de la salud ídem y una maquinaria de inducción y acompañamiento, que se llena la boca con expresiones que van desde el improbable triunfo contra el narcotráfico, hasta la cura absoluta de esa persona, sin ninguna consideración hacia probables recaídas, deserciones parciales o totales al tratamiento, informes que no conducen a ninguna parte o excusas de todo tipo para no tratar a alguien por no reunir las “condiciones de”. A la par de esto, se suceden requerimientos a partir de un discurso oficial endurecido, de actitudes para quienes trabajan en éstas áreas, que hacen a las formas del “control bueno”, tratando de legitimar lo que en las calles puede significar prisión efectiva, aprietes, eventuales gatillo fácil, maltrato y soborno, etc. Cada vez que vemos, que un profesional con cierta trayectoria, recae en actitudes discriminatorias y no atiende eventualmente al paciente, con expresiones tales: como que puede ser el que posiblemente lo asalte, que va a recaer sin duda, que está virtualmente perdido, que no reúne las condiciones terapéuticas para ese servicio, como muestra de innumerables preceptos prejuiciosos que se reitera sobre todo cuando el curso de los hechos impuesto desde lo discursivo, terminan permeando al total de la sociedad y naturalmente a quienes participan de la responsabilidad de atender personas en otras cosas, con consumos problemáticos reconocidos. En estos momentos sucede un fenómeno curioso que se contrapone al discurso del cual hemos estado hablando en los párrafos anteriores. La carta del Director General de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanon Ghebreyeieus a su jefe, el Secretario General de las Uniones Unidas Antonio Guterres, por la que el primero le recomienda quitar del listado de drogas prohibidas peligrosas a la Cannabis. Hagamos un pequeño alto en el camino; cualquiera que haya recorrido un tiempo en este tema, recordará la enorme cantidad de material y discursos de todo tipo, donde la marihuana establecía las características de “droga puerta”, ( característica que suele compartir también con el alcohol), basado muchas veces en difusores con una fuerte capacidad para engancharse, con el afán irreverente de nuestro cerebro, para quedar confundido, anestesiado o distorsionado, a partir de pruebas contundentes que así lo establecían. No es menor poner un toque de seriedad, recordando que durante años nuestros juzgados federales abocados al control de los mal denominados estupefacientes (olvidándose que estos son únicamente los opiáceos) estaban ocupadas en un 70% en causas relacionadas con el tema drogas, dándose la curiosidad lamentable que la mayor parte de las mismas causas eran por tenencia simple de… ¡dos cigarrillos de marihuana! . Siguiendo con el pedido de OMS, cabe recordar que el ahora secretario de Naciones Unidas, Guterres como primer ministro de Portugal en su momento, promulgó la desincriminación de la tenencia para uso personal, medida que en nuestro país, todavía involucra un fuerte debate a partir del art. 14 de la ley vigente en materia de control, la 23.737, olvidando que nuestra primera ley sobre sustancias, no consideraba la tenencia simple como algo incriminable. Guterres en cambio ha promovido esta medida ante la Comisión de Estupefacientes de la ONU en el curso del pasado año, instando a que los 53 países que integran ésta comisión traten esta propuesta sometiéndola a votación durante el 62 Periodo de Sesiones de la UN. En diciembre del año próximo pasado la OMS había realizado una recomendación pública para no catalogar al CBD (cannabidiol), que es uno de los componentes activos fundamentales de esta sustancia, como una droga, basándose en las propiedades terapéuticas del cannabidiol, particularmente en el tratamiento de la epilepsia. Esto es algo que tenemos que tener muy en cuenta, resignificando que determinadas sustancias por estar en el ámbito de la prohibición, no dejan de tener un componente positivo entre sus propiedades medicinales, aunque su exceso pueda ser motivo del consumo problemático de determinadas personas. Por caso, recordemos que la imprescindible morfina, imposible de soslayar de la terapéutica del dolor, puede ser fuente también de severas adicciones. De más está decir, que la atribución de daño o maldad al objeto constituido en este caso por una sustancia, es realmente absurda. El protagonismo corresponde al sujeto. ¿Qué nos propone este desafío ahora concretado ahora por la resolución de la OMS? El tema de reconsiderar las sustancias, su papel y quienes las consumen. El punto de vista estrictamente sanitario por parte de la OMS, sin pretender empañarlo en lo más mínimo, deja una pata suelta que acrecienta la indicación de ellos. Las sustancias, tal como lo he señalado en muchas oportunidades, van variando en el tiempo y con el correr del mismo se sustentan nuevos usos y costumbres. En esta materia no estamos ajenos a ese ciclo, a nivel mundial es muy distinto la actitud y procederes acerca de esta sustancia, van variando a través de las décadas. Un ex Secretario de Drogas de los Estados Unidos, casi en un principio de la prohibición generalizada a nivel mundial, estimaba que sus hijos o sea la generación de los 70 en su país estaba descontrolada, por lo que la prohibición sobre la marihuana vendría bien para ponerle un “control” a sus hijos. Paradojalmente, en diez estados de los Estados Unidos, se la ha desincriminado absolutamente para todo uso y función, reconociéndole de esta manera que hoy se encuentra apropiada por las personas de tal manera que hacen virtualmente imposible el ejercicio de la prohibición. Es digno de verse, documentales donde en California, policías que hasta hace no mucho, prácticamente ayer se dedicaban a destruir cultivos de esta sustancia, hoy se encuentran abocados al cuidado de la misma y naturalmente sus consumidores, quienes por inmensa mayoría no son adictos a la sustancia, cuentan con multiplicidad de ofertas sobre la misma que abarcan todos los límites de utilidad e incluso hasta se puede suponer de propiedades que no tiene, pero que hoy forman parte de nuevos usos y costumbres. La pregunta frente a esto es ¿en qué este panorama general incide en nuestra posición o debería hacerlo, frente al usuario común que accede a alguna oferta de los servicios de salud? Descartando desde luego, las “oportunidades” que suele brindar el sistema por la vía del absurdo, lo que significa un encierro asegurado de hasta probables tres años. Sin abundar en los detalles de lo que significa la cuestión, puesto que son conocidos y existen aproximaciones escritas que los describen bien, simplemente creer que esta particular manifestación de enfermedad, verdaderamente sintomática de cuestiones profundas mayores, se resuelve en una internación prescriptiva, obsesivamente organizada y con muchos dispositivos que rigen las actividades por el absurdo. En los ámbitos profesionales, más allá que en esas instituciones cerradas, no se incluyen usualmente en el espacio público, muchos de sus manierismos, siempre en el orden de clausura de derechos y libertades, se corren a otros espacios donde no deberían siquiera figurar. El desafío de la construcción de programas diversos respecto de la proyección que hace el sistema, para brindarle tratamiento a una persona con consumos problemáticos, es el de la articulación de los espacios públicos, en conjunción con cualquier área y fundamentalmente, lo más libre de prejuicios posible. Tal vez los dos principales, son por una parte la clasi y calificación del supuesto adicto, sin tener en cuenta las mutaciones que hemos venido señalando. La segunda, es la de considerar quién es el otro y cuánto de lo que actúa, lo hace por verdadera transgresión o simplemente por mera adaptación. A esto deberíamos agregar algo; siempre consideramos pero sin tener en cuenta, que los consumos compulsivos de cualquier índole, se encuadran en las pautas de una sociedad de consumo. En este sentido está claro, que los crecientes usos van produciendo un acostumbramiento, una naturalización y una designificación acerca de la “traición” al sistema. Lo notable es que, existen diversos tipos de resignificaciones, asociadas a aspectos varios de la personalidad y del entorno de ese consumidor en particular, sin contar además algo que suele suceder respecto de los consumos. La realidad es que, los mismos van a ser calificados como tales, en la medida de la razón de pertenencia o estatus que el objeto en cuestión, le brinde esa respuesta al sujeto en base a su subjetividad y al lugar que ocupe en la escala social. De manera tal que, donde queda sustantivado una percepción sobre un consumo que virtualmente pueda llegar a ser serio o incluso fatal, va a estar dado únicamente en función de la novedad, cuando los usuarios la captan como distinta, con nuevas propuestas, más asociada a determinado fin lúdico o de funcionalidad operativa. Lo que no van a poder registrar, es el difícil camino que existe hasta incorporar plenamente otra sustancia. El símil al cual podemos recurrir, es el del usual alcohol. Si bien su consumo supera enormemente y en todo nivel los consumos de cualquier sustancia psicoactiva prohibida, individual y colectivamente, puede incluso llegarse a ver como una sustancia virtualmente peligrosa, siempre y cuando quien la consuma, no pertenezca a un lugar favorecido del conjunto de la estructura pertinente. Por caso, la estadística policial de los denominados “hechos de sangre”, o sea, riñas, tumultos, hechos confusos, incidentes leves a graves, peleas de cualquier tipo, están seriamente comprometidas con el consumo alcohólico. Pero se ven, casualmente, si los protagonistas pertenecen a inserciones sociales de bajo nivel e incluso pueden ser un buen material para los programas policiales en vivo. Lo mismo sucede, si las peleas intrapareja se traducen en niveles de agresión, con secuelas leves o graves, llegando incluso al fallecimiento de algún protagonista, van a ser leídas desde esa misma óptica, en definitiva, queda como las expresiones incorrectas de estamentos inferiores. Obviamente, si el incidente e incluso la muerte de un protagonista de hechos de esta naturaleza, los podemos ubicar en un balneario reconocido a la entrada de una discoteca o en un tercer tiempo de un partido de rugby, quedará en todo caso debidamente ocultado o tomado con una ligereza quitándole cualquier tipo de rispidez al comentario. Entre otras cuestiones, la conducta adoptada frente a estas manifestaciones va a quedar reducida a una repetición tan agotadora de circunstancias adversas como para considerarla digna de atención. El alcohol y su consecuente consumo excesivo, es la gran adicción negada. La cotidianeidad entre otras cosas, lo hace requerir de un esfuerzo mayor para estar presente. Y aun así, su atención sistemática es un gran débito del sistema de salud y todavía más, impidiendo incluso campañas persistentes, no genéricas y con elección de los distintos tipos de públicos a los que se quiere acceder, cuesta realizarlas en tanto no existen políticas públicas continuas en cuanto al qué hacer en este campo en función de su importancia, teniendo en cuenta la enorme cantidad de usuarios y abusadores que existen. También, nos da una pauta de lo que sucede con lo que está incorporado a usos y costumbres; su reconocimiento sólo nace de una creciente sucesión de hechos o nuevas formas de apropiarse, como por ejemplo el consumo adolescente, donde ocurren cuestiones como considerar a la cerveza poco menos que agua o consumir alcohol de alta graduación y buscar la embriaguez como un punto de llegada para las salidas interesantes. Desde ya, esta misma mirada de soslayo, es la que prima en los servicios de atención y las consideraciones que pueda haber acerca del paciente con problemas de alcoholismo, dada su invisibilidad por exceso de cantidad. Probablemente, este es el camino que ha iniciado el consumo de la marihuana. A futuro deberemos comportarnos como con la sustancia alcohol; la debemos considerar no porque sea un objeto prohibido o un castigo que esté vigente para sus consumidores, sino por lo que realmente significa, un consumo más que en todo caso puede tener características negativas, de acuerdo al sujeto que ejerza con su consumo, alguna suerte de resignificación donde ese consumo equivale a otra cuestión a dilucidarse a través de una atención interdisciplinaria e intervención terapéutica. Bibliografía Calabrese, A. “La Dependencia Alcohólica”. Publicación Técnica N° 3 Fondo de Ayuda Toxicológica. Buenos Aires, Argentina, 1998. Edddy, P; Sabogal, H y Walden, S. “Las Guerras de la Cocaína”. Serie Reporter. Ediciones B Grupo Zeta. Buenos Aires, Argentina, 1989. Labrousse, A. y Wallon, A. (comp.) “El Planeta de las Drogas”. Ediciones Mensajero. Bilbao, España, 1992. Bleichmar, S. “De la Creencia al Prejuicio”. Vertex, Revista Argentina de Psiquiatría, Vol. XVIII, 2007. Calabrese, A. “Acerca de las Frustraciones”. AVISPA, Boletín virtual, 2018. Autores varios. “El Alcohol: Un Producto de Consumo No Ordinario”, Segunda Edición, OPS, 2010. Youngers, C. “El Debate sobre Políticas de Drogas en América Latina”, en URVIO Revista Latinoamericana de Seguridad Ciudadana N° 13. FLACSO, Ecuador, 2013. Monroy Díaz, J. “La Penalización de Drogas en América Latina desde el Marco Legal y Constitucional”, en URVIO Revista Latinoamericana de Seguridad Ciudadana N° 13. FLACSO, Ecuador, 2013.

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El Fondo de Ayuda Toxicológica (FAT) es una ONG fundada en el año 1966 por el Profesor Emérito Dr. Alberto Italo Calabrese para trabajar en ...