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lunes, 29 de octubre de 2018

LAS DROGAS Y LA OPINIÓN PÚBLICA.!!!

(“Declaración de Allen Ginsberg, poeta, en la audiencia de la ciudad de Nueva York frente a un subcomité especial del poder judicial del senado de los Estados Unidos”) Estoy aquí porque deseo relatarles mi propia experiencia y me preocupa que sin un reconocimiento y una empatía por la experiencia personal suficientes se acaben aprobando al final unas leyes tan rígidas que provoquen más daños que el nuevo LSD que se intenta legislar. Pero con un poco de empatía y también, a ser posible, amabilidad y comprensión, tal vez nos resulte posible poner las cosas en común y trabajar juntos para resolver este acertijo del LSD tal y como se le ha planteado a nuestra sociedad. En estos momentos tengo 40 años, soy poeta y este año tengo también el estatus de becario de la Fundación Guggenheim. Tal vez les parezca curioso que me haya graduado en Columbia College y haya tenido una carrera práctica en el mercado antes de dedicarme a tiempo completo a la escritura. Cuando tenía 22 años tuve una experiencia crucial –lo que se denomina una experiencia visionaria o “estética”– sin drogas, que enriqueció mi vida. El clásico de la literatura norteamericana, Las variedades de la experiencia religiosa de William James describe algunas experiencias parecidas en la conciencia de las personas. Lo que sucedió me llenó de asombro —me dio la sensación de que el universo entero despertaba y estaba lleno de inteligencia y sentimiento.
[…] Les he hablado de mi mismo y les he relatado mi experiencia directa con las drogas psicodélicas en distintas situaciones, en casa de mi familia, en un contexto de investigación formal, en las ceremonias tradicionales indígenas de Sudamérica y en soledad junto al océano. Por mi parte es evidente para mis sentidos que después de haber empleado las drogas psicodélicas como catalizadores he tenido una visión más profunda del mundo. Y eso me ha hecho más pacífico. Ahora me gustaría ofrecer cierta información para calmar la ansiedad que ha provocado la opinión de que el LSD es una especie de amenaza monstruosa que retuerce la mente y que debe ser mantenida oculta y bajo control. Son tres las ideas que me gustaría aclarar frente a este comité: 1.La prensa ha provocado un pánico exagerado con respecto a los peligros del LSD. 2.Si nos ceñimos a las estadísticas que tenemos el peligro que el LSD puede provocar a una persona sana es casi insignificante y muy pequeño en el caso de los enfermos mentales. 3.Las investigaciones han demostrado la posibilidad de tener experiencias religiosas, trascendentales o de una alegría profunda a través de las drogas psicodélicas y en ese sentido los responsables del gobierno deberían ser lo bastante sabios como para tratar al LSD con la debida humanidad y respeto.

martes, 23 de octubre de 2018

PERO, QUE ES LA SALUD MENTAL?

Artículo de Franco Rotelli. Psiquiatra. Fue uno de los protagonistas de la Reforma Psiquiátrica en Italia y uno de los principales colaboradores de Franco Ba­saglia, primero en el Hospital Psiquiátrico de Parma y luego, hasta 1979, en el Hospital Psiquiátrico de Trieste. Ex Director del Departamento de Salud Mental de Trieste. Puede ser que la salud mental sea lo contrario de la locu­ra. En lo que a mí respecta, imagino que ser loco no signifi­ca otra cosa que tomarse muy, demasiado (o del todo) en serio. Si está en el lado opuesto, la salud mental no podrá más que identificarse con el ejercicio de la vacuidad, de lo insignificante; en síntesis, la realización completa del ser de mala fe y del sufrir la obtusa planicie de la inercia. Afortunadamente, entre estos dos extremos hay una razonable dosis de angustia que casi todos llevan detrás y una razonable dosis de estolidez y de mentira que no permite, de entrada, abrumar nuestro equilibrio inestable. Equilibrio quién sabe qué tanto deseable, quién sabe cuán­to mediado. hecho tal por un contrato social que, medido en mercancías y productos. constituye nuestra formación mercantilista que avanza sobre todo y que decide sobre inclusión/exclusión. La verdadera cuestión es. entonces, cuándo y por qué la producción de sentires y un hacer compartido que nos aso­cien son posibles, creíbles, dedicados a otra utilidad que no sean las mercancías. El socialismo real nos ha enseñado que por el camino de las mercancías existe el engaño, la falta de libertad, la institucionalización de un poder abs­tracto hecho de ideología que deviene concreta y pene­trante violencia: el Estado.
Se podría imaginar que la salud mental está allí donde un sujeto puede existir con otros, comunicar de sí a través del lenguaje. poder hablar de él mismo a través de diferencias aceptables, constituirse por singularidad parcial y parcial comunalidad. Constituirse y ser constituido allí donde in­clusión/exclusión tienden. y se arriesgan entre ellas, sobre el límite en el cual otros puedan quedarse. tú puedas que­darte y juntos puedan hallar un sentir común, una praxis conjunta, un proyecto interrelacionado. Si es probable que solo el lenguaje pueda salvarnos; si es probable que en la locura haya, no sé si una elección, pero sí una complacencia segura, un mimo continuo, una seducción sufrida, un tormento acariciado, una identidad extrema cualquiera, el otro resulta aún más decisivo de tu futuro. Si solo el otro puede salvarte de ti, puede retenerte aquí, quizás también pueda empujarte hacia allá o dejarte, abandonado y naufragado, desconectado; solo de esto es útil hablar. Mucho más no sé. Sé pues, entonces, que cuando se so­brepasa el límite. el contrato social prevé que alguno deba, por profesión y servicio, por tarea estatutaria, de algún modo, ocuparse de ti. Y también hemos visto qué puede suceder allí y vemos cada día qué sucede o es probable que suceda. Como allí pueda ser cementada la exclusión, juzgada tu no-salud y objetivada la enfermedad (sin embargo, siendo conscientes de que quizás es mejor ser "enfermos" que endemoniados o similar, pensando con duda razonable que sea mejor que de ti se ocupe el soi-disant médico en lugar de un soi-disant exorcista, y tal vez mejor un hospital en lugar del exilio en los confines del pueblo). Se tratará de entender mejor si desde allí es posible que vuelvan a anudarse los hilos de la inclusión o se agrave siempre y solamente la carga de una exclusión a menudo irreversible e irrevocable a través de profesiones y servicios dedicados. Si es claro que salud y enfermedad son a menudo copre­sentes en el cuerpo y en el alma; si es más difícil decir aquí dónde empieza una -la salud-y la otra -la enfermedad-se adquiere, dificil escapar a la sensación de que las palabras no indican nada de aquello que de verdad sucede aquí. La inadecuación de las palabras atañe a su naturaleza racio­nalizante, que parece inadecuada a la peculiaridad de lo irracional. Usar el lenguaje para entrar dentro de la locura es como usar un centímetro para medir un líquido. Pero, ¿es entonces adecuado el lenguaje para hablarnos de qué es la salud de la mente, de qué ingredientes se nutre una mente en la salud? Y salud, ¿a los ojos de quién? ¿De los otros que me observan y juzgan, o de mí, que me revuelvo en el sueño y en la vigilia para hacer frente a las amenazas guerreras que me son dirigidas cada día e intento así conservarme en la salud? Y, por otro lado, la secesión del mundo que es la exclu­sión internalizada, la agresión interiorizada y autovalidada, ¿será el signo extremo de la locura o el último residuo de salud mental. defendida a ultranza y contra toda eviden­cia? (Se necesitaría, pues, interrogarse sobre este extraño destino: si es así que sea propio destino que se deba pasar el tiempo defendiéndose de la "competencia").
Pero la verdadera cuestión permanece, si tiene algún sen­tido preguntarse qué sea la salud o la enfermedad mental en el interior de una organización social que decide ella qué es una y qué la otra. El control social casi total hace que, de la familia al sistema social. "el hacerse cargo" del presunto trastorno mental, el juicio sobre el venir a menos de la salud mental de un individuo, sean en general pre­coces y fulminantes. Podría ser salud mental el ser libres de la competencia, de la necesidad de producir más y me­jor, del riesgo de exclusión por inadecuación a las leyes del mercado (que pueden incluir el saber pescar, cazar, conocer de literatura y teatro, ser sonrientes y divertidos, poder cantar y bailar, estar llenos de iniciativas y fantasías, ser desenvueltos y sommeliers, eréctiles y actualizados, in­formatizados y musculados y, sin embargo, productores de cualquier mercancía en boga). La salud mental podría ser la infinita diversión del reconocerse todos diferentes, finalmente, y no por ello desiguales (no quiero ir a buscar en la biblioteca si la igual raíz de "diversidad" y "diversión" tiene razón de ser: me basta pensarlo y me gusta). ¿Qué establece, en cambio, en concreto, esta dañina equi­valencia entre salud mental y homologación, sino nuestro miedo de perdernos en el no-reconocimiento de mis homó­logos? También la literatura, el arte, el alimento, la poesía y el teatro son ya puros productos de consumo, objetos de conversación fútil, como charlas acerca de la calidad de cremas de belleza o del stock de ropa de marca. El pensa­miento propio no existe más como algo reconocible, objeto de ironía en el mejor de los casos; la transformación del mundo es ahora un concepto vacío de hombres y de ideas. Si el único concepto compartido es el desarrollo (y el con­ sumo), allí estará el indicador de salud mental. O a lo mejor en la casucha en Toscana donde se cultiva la huerta y el guisante oloroso, alguna vez allí donde la fatiga del vivir realiza su riesgo y su finitud, se descubre el hombre en su infinita miseria y, sin embargo, asume la carga. La evidente obviedad de aquello que estoy diciendo tiene un singular desconocimiento del noventa por ciento de las prácticas de quien hace profesión de producción de salud mental, las ciencias "psi" se dislocan y organiza_n pensamien­tos, modelos, prácticas y conceptos de distinta naturaleza, yuxtaponiendo autor sobre autor en un largo monólogo sin fin, soliloquio potente en tanto constitutivo de corporacio­nes de poder-saber, en tanto mercancía que se acumula y capital que se reproduce, no verificado, gratuito, por lo más autorreferencial, intangible por consensos entrecruzados. La psiquiatría ha sido (y lo es aún, en varios lugares) una suerte de instrumento del terror entendido como anulación y atribución de una identidad insoportable. "Basagliano" devendrá entonces el pensamiento sensato (ahora inhallable), el actuar inspirado en una ética mínima, la práctica decente de las instituciones y de los institutos, una acción dotada de aquel mínimo de crítica de la idio­tez científica instituida en la conveniente sociedad de la cual la psiquiatría forense constituye su apogeo, desinsti­tucionalizar el prejuicio, relativizar todo juicio, respetar aquel tomarse tan en serio, con esto quizás poder romper los muros, por un ansia de democracia que pueda reducir en alguna medida la obligación de la mala fe como única defensa de la locura. Podrá permitirlo el tener proyectos autónomos, tener un socius en esto, cómplices aquí y allá, construir junto al otro una frase de la cual sepamos solamente alguna palabra, alguno o alguna cosa que no se canse de tu deformidad. ¿Y si, además, fuésemos capaces de constituir al otro en valor? Quizás (psiquiatras) habremos comenzado a hacer nuestro trabajo. Será siempre tarde.

jueves, 11 de octubre de 2018

CONSUMO DE DROGAS.!!!. CONSIDERACIONES FINALES.!!!

Artículo de Lic. Susana Beatriz Ryan. Psicóloga.Todo lo antedicho muestra claramente que el fenómeno de la fármaco dependencia se ha convertido, en nuestros días, en uno de los depositarios predilectos de la angustia social. De allí se deduce el riesgo de actualizar la figura del leproso en la Edad Media, como receptáculo de las tensiones del cuerpo social. Se comprende de esta manera la red de prejuicios elaborada alrededor del tema, así como la necesidad de que toda acción realmente preventiva se encamine a esclarecer la verdadera etiología, sus mecanismos de producción y, lo que es más importante, a generar un cambio actitudinal que supere los mecanismos de exclusión.
La falta de proyectos sociales de largo alcance, la posibilidad de incluirse constructivamente en la gestión del futuro, la inclusión en las estructuras que la sociedad dispone para la realización de los individuos son algunos de los temas acuciantes de este presente en el que los jóvenes y los adolescentes se ven sometidos a las crisis que genera la pobreza o un mercado laboral sin muchas perspectivas y la exclusión que para muchos se asoma luego de las promesas incumplidas de la escuela. El resultado es una situación poco favorable a la realización de estas jóvenes generaciones como ciudadanos. “Las drogas son tan tremendas como tantas otras cosas que padece la humanidad. Como la pobreza, como el hambre, como la explosión de la natalidad en lugares donde no se pueden sostener los primeros cinco años de vida de nadie, como la sin razón de la tercera edad, como la falta de propuestas para los jóvenes, como la dejadez absoluta en la cual hemos incurrido, aprobado y acompañado los procesos que nos han dejado vacíos de contenido. Esto es un tema de conciencia, es el hecho de poder ser participes reales, no espectadores, de poder ser personas con posibilidades, no con promesas” Lic. Alberto E. S. Calabrese

CONSUMO DE DROGAS.!!!. TRATAMIENTOS AMBULATORIOS.!!!

Artículo de Lic. Susana Beatriz Ryan. Psicóloga. Ventajas de los tratamientos ambulatorios en su concepción terapéutica y de protección en derechos ciudadanos : Desde sus inicios FAT acumuló experiencia en la modalidad ambulatoria. Lo que en un principio fue realizado por razones de hábitat, devino independiente, merced al sustento .Desde lo teórico es una justificación acorde con ese trabajo. Primero definiremos la esencia de la adicción. Esta resulta de una afección a una sustancia en forma compulsiva y excluyente. Salvo el hecho, de que esta repetición, hija de un proceso de búsqueda de las sustancias, obsesivamente y aún por encima en el tiempo de la naturaleza del placer, los mecanismos que la sustentan, difieren poco de otras adicciones. Desde ya los lejanos inicios (1er consultorio Psiquiátrico – Toxicológico de año 1964) se trabajó ambulatoriamente, entre otras cosas con un enfoque multidisciplinario, para llegar posteriormente a intervenciones interdisciplinarias, donde se privilegió el objetivo del tratamiento cifrado en descubrir los potenciales del paciente en cuanto a su sentido y proyecto vital. Esto potenció la coincidencia y el encuentro profesional, para la integración de los equipos tratantes.
Asimismo, otro hecho constatable, ha sido la búsqueda de integrar al proceso terapéutico, los espacios del paciente más allá de la institución; a mayor trabajo en ese sentido, menores son las dificultades de entender los mecanismos de producción de la cadena del abuso. Esto sin descuidar los espacios familiares y grupales. Cuanto más podamos pensar y asimilar que la adicción a distintas sustancias, es un proceso acorde a una coyuntura sociocultural mayor y expresión de su malestar, más tendríamos que considerar que, el hecho de estigmatizar, aislar o expulsar del contexto a quienes la padecen es una aberración, en tanto se ha extendido como expresión de un malestar abarcativo y salvo en los casos extremos que así lo ameriten, la internación debe ser sólo un recurso externo y limitado.

CONSUMO DE DROGAS.!!!.ABORDAJES TERAPEUTICOS Y DERECHOS.!!!

Artículo de Lic. Susana Beatriz Ryan. Psicóloga. Toda sociedad tiene una particular visión de lo que considera dentro y fuera de su marco referencial. Lo legal, el ordenamiento jurídico y lo criminológico, configuran y marcan lo que se entiende por normado dentro de determinadas pautas y tradiciones. Esto es acentuado por determinados sectores y orientaciones que, tienden a convertirse en referentes de todo el resto del cuerpo social. Asimismo toda sociedad posee una particular visión acerca de lo prohibido y de lo permitido, este marco de referencia configura lo normado dentro de sus pautas y tradiciones que presuponen cierto grado de consenso, coexisten diferentes grados de adscripción a la norma y por ende de alejamiento o desvío de la misma. En relación a la problemática del consumo de sustancias el cuerpo social se ve movilizado y tiende a dar respuestas “heroicas”, polarizadas y cargadas de moral. Las imágenes sociales del tema drogas suelen estar llenas de emotividad, reflejando así un sin número de estereotipos y preconceptos. Este tema suele servir como elemento motivador que permite centrar el miedo o la estigmatización en el otro y así hace posible mantener pendientes situaciones de mayor conflicto en la estructura social. Que un sujeto consuma alguna droga ilegal es visto como que pone en peligro al grupo, así considerado real y potencialmente “peligroso”. En los últimos años se han ido incrementando los índices delictivos de los que participan menores de edad, manifestaciones de violencia material descontrolada, con conductas irascibles y desafiantes, ( amenazas; toma de rehenes; homicidios sin resistencia de la víctima; etc.) en las que en el desarrollo del acto ha quedado al descubierto el quiebre comunicativo con los compromisos y valores dominantes, a la vez que pareciera que en tal circunstancia, sus ejecutores han perdido conciencia del peligro de su situación y del riesgo de su propia vida. El discurso represivo los ha venido atribuyendo al consumo de sustancias psicoactivas, a su vínculo con el narcotráfico, su inserción en barrios marginados, y el fácil acceso a la provisión de armamentos. El discurso garantista ha tenido presente la falta de alternativas que ofrece el sistema, y el condicionamiento a la marginalidad que le provee la desocupación y el imperativo del hambre. Es un dato de nuestra realidad cotidiana el hecho de que aumente el tráfico y también el consumo constatable de diversas drogas, tanto legales como ilegales, pero también es cierto que este dato sirve de coartada para planteos que buscan en nombre de la salud suprimir libertades, ejercer persecusiones y cortar derechos. Nadie puede estar a favor de la destrucción generalizada de la salud de las generaciones más jóvenes. Pero en este caso no se trata solo de las drogas, sino de condiciones ambientales en las que se fomenta todo tipo de conducta inmediatista, descuidada y expuesta al riesgo. Cuando llegan pacientes a la consulta, en general en realidad familiares del paciente, consultan por los “problemas ” que este trae al grupo. Estos problemas son, desde luego, y desde el discurso de los consultantes, a causa del consumo de sustancias. Son éstas, las sustancias, las causantes de la problemática haciéndose eje en ellas en la exposición del problema. Este sujeto es visto como “presa” de la sustancia, es ella, la sustancia, la que genera en él los problemas.” El es así porque se droga”. Esta separación, esta demonización de la sustancia, con las consecuencias para quienes las consumen, facilita el hallazgo de un enemigo, de un antagonista indispensable para reeditar la dinámica de inclusión-exclusión. Se actúa imaginariamente como si partiéramos de un estado de paz y equilibrio social el cual se ve alterado con la aparición de las drogas a las que se les adjudica poder en sí mismas. Desde esta perspectiva el problema son las drogas, puestas en lugar de sujeto y no de objeto, y la solución es “la lucha en contra de la droga”.
Esta mirada esta basada en un inversión lógica de vínculo sujeto sustancia. No es un sujeto que consume una sustancia objeto. Es el sujeto que al ser atrapado por ésta cobra el lugar de un objeto, y este objeto, droga, cobra el lugar de sujeto. Es entonces la droga, agente causal, sujeto, que se apodera, atrapa a este individuo convertido en objeto de la sustancia. A partir de esta lógica se centra el problema en las sustancias y se evade todo tipo de responsabilidad, del consumidor en cuestión, y del cuerpo social sobre el origen del problema. “Esta estrategia en contra de las drogas, es actuar como si se pudiera luchar con un objeto, desatendiendo además a las personas y las causas que las llevan al consumo de sustancias. Este discurso que nos dice que las drogas son el mal de la humanidad se olvida que los males de la humanidad no sólo son muchos más que las drogas, sino que las drogas son una expresión de esos males”. Lic. Alberto Calabrese. En el imaginario social este sujeto “la droga “se corporiza transformándose en el agente patógeno que contagiará a los individuos sanos. Este protagonismo de la sustancia le da la característica de sujeto a un objeto, el objeto droga, provocando una inversión en la lógica. De ese modo el objeto es sujeto y el sujeto se transforma en objeto, con el correlato de pasividad que esto representa. Las personas ya no somos responsables de nuestros propios actos, no somos sujeto de derecho. Así como opera el prejuicio acerca del concepto de droga, este se transfiere al adicto, adjudicándole las características de perturbador, violento y pendenciero. Este tema funciona como un moderno y sofisticado mecanismo de control social a partir de la generalización de la percepción social estereotipada. Podemos definir percepción social como el término global que se utiliza para denominar el proceso de formación de juicios acerca de las personas. Varios son los discursos que han permitido la construcción de estereotipos. En la base de los mismos podemos inferir la dinámica psicológica del prejuicio. Pensemos en slogans preventivos como “no te dejes atrapar por la droga”, “Hable con su hijo ahora porque sino la droga lo puede adoptar”, “la droga mata”, entre otros. El sujeto así convertido en objeto devorado por la sustancias queda libre de ser responsable de sus actos de consumo, es más impide todo cuestionamiento a dicho consumo, ya que no es él, sino la droga la protagonista de la escena. Clásicamente se entiende esta problemática con una estructura que define a priori constantes, produciendo un efecto de cierre. Este efecto de cierre es exactamente el contrario del buscado en nuestra actividad. Lo que circula en torno a estas ideas es que se halla en juego una versión determinada relativa al saber, la verdad y el poder. Estos estereotipos lejos de dar soluciones a la problemática de las drogas, la refuerzan y realimentan, por ello consideramos esencial como primer paso para el abordaje tanto asistencial como preventivo desarticularlos, para así poder operar sobre las reales causales del problema. Este es un problema de personas y no de drogas, mientras sigamos ocupándonos de las sustancias como si fueran seres mágicos con poderes propios estaremos olvidando la real naturaleza del fenómeno.

CONSUMO DE DROGAS.!!!. CUALES SON LOS ESTEREOTÍPOS MÁS COMUNES.??

Artículo de Lic. Susana Beatriz Ryan. Psicóloga. DROGA : Concepto monolítico, se habla de “la droga”, como si fuera de una sola clase y único efecto. Se las asocia sólo con la ilegales y se las considera dañosas. Parte de este estereotipo desconoce que la legalidad o ilegalidad de cada droga es independiente a sus efectos y se basa en cuestiones puramente culturales.FETICHISMO DE LA SUSTANCIA :La droga asume el papel de un ente mágico, externo y que infecta al cuerpo social. Se es atrapado por la droga. Esto implica un desconocimiento del sujeto, su estatuto e incluso, se denomina adicto a todo aquel que consuma una droga ilegal independientemente del compromiso con este consumo.JOVEN CONTESTATARIO : El consumo de drogas es visto como la expresión de una actitud contestataria, propia de la juventud y al margen de la cultura. De esta manera se considera que este es un problema de jóvenes, es decir que la causa del problema tiene que ver con una actitud propia de la juventud y no como el reflejo de problemáticas sociales más profundas. " NO EXISTEN PROBLEMAS DE LA JUVENTUD, SINO LA REPERCUSIÓN DE LOS PROBLEMAS GLOBALES DE LA SOCIEDAD EN LOS JÓVENES ". Correo de la UNESCO 1975. Desde esta lógica de “proteger” de las drogas a los jóvenes, y al resto del cuerpo social de estos “jóvenes atrapados por las drogas” es que es coherente la gran vigencia de los Sistemas Terapéuticos Cerrados, del estilo de las Clásicas Comunidades Terapéuticas, donde el paciente ingresa en un sistema de aislamiento y gran control. Estos tratamientos suelen esta dirigidos por exadictos que se han “recuperado”. Están centrados en una tarea reeducativa, readaptativa, el objetivo no es la curación, sino más bien reencarrilar al descarriado, rehabilitar al desviado. Este mirada social en relación al consumidor de drogas ilegales, hace que los sistemas reeducativos y de aislamiento sean los de mayor aceptación para el cuerpo social. Hay que aislarlo para “sacarle la droga del cuerpo”, para evitar que otros se “contagien o contaminen por influencia de él.” Desde esta perspectiva, la persona, colocada en un plano secunda¬rio, es categorizada según entre o no en contacto con “la droga". Nuevamente el modelo remite al criterio de legalidad: el consumidor de drogas (ilícitas, pues son sólo las reconocidas como tales) viola la ley, por lo tanto se lo caracteriza como transgresor. Pero surge aquí una paradoja intrínseca al modelo: si la droga es el sujeto activo, la persona no es más que una víctima de esa sustancia poderosa, con capacidad de atraer y producir situaciones por sí misma. Entonces, el consumidor de drogas es delincuente y víctima simultánea¬mente. Esta mirada social preponderante es la que sostiene y da lugar a la vigencia de la Ley Penal Federal 23.737, sancionada en septiembre de 1989, la cual, en su artículo 14, penaliza la tenencia de drogas para uso personal, convirtiendo así al consumidor en un delincuente. Este individuo que “fue atrapado” por la droga ahora ya esta “contaminado” “poseído” por la sustancia y se convierte en peligroso para el cuerpo social, esto hace lógico decir que es punible. La ley 23.737, conocida como la Ley Penal de Estupefacientes, contempla la posibilidad de conmutar la pena por lo que se llama una Medida de Seguridad Curativa, es decir un tratamiento, siempre que se cuente con el consentimiento del detenido. Esta ley es de aplicación tanto a mayores como a menores y en este punto nos detendremos. Se utiliza la misma Ley pero en el caso de menores la administran Jueces de Menores. Los menores por no ser punibles reciben de esta Ley sólo la opción de las Medidas de Seguridad , lo cual les quita la posibilidad de aceptarlas como sucede con los adultos.
La arbitraria consideración de la problemática de las drogas como entificación autónoma, apartada del continente socioeconómico y del contenido sociopolítico, ha llevado a estandarizar un estereotipo, a etiquetar ese estereotipo con un rótulo descalificante -y por ende estigmatizante-, a profundizar su marginación, y a configurar una tipificación penal de peligro abstracto que atenta contra la autonomía de la libertad. A tal punto llega la reificación de la sustancia, que su sola proximidad alcanza para ser excluido de las garantías constitucionales como el derecho a la intimidad que ampara las acciones privadas. Aquí estamos haciendo referencia al Artículo 19 de la Constitución Nacional que dice “las actividades privadas de los hombres, que no perjudiquen a terceros, quedan exentos de la autoridad de los magistrados”. En consonancia con este Planteo consideramos necesario introducir la Convención sobre los Derechos del Niño. Cuando hablamos de Convención estamos hablando de Leyes que protegen a la infancia y su esencia es considerar a los niños, niñas y adolescentes sujetos de derecho. La Convención de lo derechos del niño fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en noviembre de 1989. Ha sido aprobada por 181 países en el mundo. En nuestro país se convirtió en Ley en septiembre de 1990 (Ley 23.849) y fue incorporada a la Constitución Nacional Argentina en ocasión de su reforma del año 1994, en el artículo 14, inciso 22. Esto significa que es una Ley Superior, es decir que todas las demás leyes deberán remitirse a ella. Entre los derechos que esta Convención garantiza se encuentran: Derecho a ser oído: “las niñas, niños y adolescentes, tiene derecho a ser oídos en cualquier ámbito cuando se trate de sus intereses…” Derecho a ser Respetado: “El respeto a las niñas, niños y adolescentes consiste en brindarles comprensión, en otorgarles oportunidad al despliegue de sus actividades, el desarrollo de sus potencialidades, al goce y ejercicio de sus derechos….” Derecho a la convivencia Familiar y Comunitaria: “Los niños, niñas y adolescentes tiene derecho a ser criados y cuidados por sus padres y a permanecer en su grupo familiar de origen, en una convivencia sustentada en vínculos y relaciones comunitarias. Derecho a la educación: “Formación integral. Los niños niñas y adolescentes tiene derecho a la educación con miras a su desarrollo integral, su preparación para el ejercicio de la ciudadanía,…..” La consideración acerca del consumidor de drogas como delincuente (Ley Penal de Estupefacientes), así como de peligroso social, hacen que a la hora de la elección, la indicación judicial la más de las veces es el Aislamiento en Comunidades Terapéuticas, y por períodos prolongados de tiempo, en especial en el caso de los niños, privándolos así del derecho a la Convivencia Familiar y Comunitaria, el Derecho a la escolaridad, entre otros.

jueves, 4 de octubre de 2018

LA PREVENCIÓN EN DROGADICCIÓN.!!!. UNA MIRADA DESDE LA INTERVENCIÓN EN LO SOClAL.!!!

CONCLUSIONES. Artículo de Alfredo Juan Manuel Carballeda, Magíster – Profesor Titular en Ciencias Sociales U.B.A. y U.N. La Plata.La Prevención inespecífica dentro del campo de la drogadicción, es de alguna manera la expresión de la necesidad de acceder a mayores niveles de compresión y explicación desde una perspectiva comunitaria, local, microsocial, que intenta dar cuenta de las propias circunstancias de cada espacio donde se pretende intervenir. La prevención en el campo de las adicciones se presenta en la coyuntura, como un mecanismo complejo, que intenta ajustarse a lo heterogéneo y singular , es decir desde las características propias de cada lugar construir una manera singularizada de intervención . De alguna manera, la Prevención en tanto Intervención se nos presenta como un producto de los acontecimientos actuales. En especial a partir de la necesidad de buscar alternativas por fuera de los esquemas mas clásicos de prevención , desde entender la misma como "información sobre riesgos", hasta abordarla desde una "perspectiva mediática", en la idea de "vender" prevención. En fin como plantea Giulia Sissa, , en pocas palabras ; es quizás desde una mirada a ese lugar donde se puede direccionar la intervención en la prevención de la drogadicción.
"Después de todo- y es justamente el después lo que cuenta-, se goza más. Por eso , con sus amenazas-"tu cerebro quedará como un huevo frito", "el émbolo de la jeringa te va a aplastar"- o con sus consejos tautológicos- just say not -, "simplemente decí que no"-las campañas de publicidad que se pretenden disuasivas carecen de eficacia. Olvidan a menudo los encantos de la vida". Giulia Sissa

LA PREVENCIÓN EN DROGADICCIÓN.!!!. UNA MIRADA DESDE LA INTERVENCIÓN EN LO SOClAL.!!!

ALGUNAS CUESTIONES METODOLÓGICAS. Artículo de Alfredo Juan Manuel Carballeda, Magíster – Profesor Titular en Ciencias Sociales U.B.A. y U.N. La Plata..Debido a la complejidad del desarrollo de estrategias de prevención en drogadicción , puede ser interesante definir algunas cuestiones. En principio se hace necesario precisar sobre que sector se pretende intervenir, si; sobre la población en general; los adictos; los usuarios, existiendo en la actualidad una gran variedad de posibilidades en tanto cada grupo. De igual forma, también es posible definir el nivel etario de la población objetivo, es decir, jóvenes, adultos, niños, etc, en la perspectiva de indagar acerca de la actitud de la comunidad frente al problema. En función de la singularidad del tema, puede ser significativo tratar de acceder a la comprensión y explicación de las peculiaridades de los grupos sobre los cuales se intervendrá, su lugar en la sociedad. La visión que la comunidad tiene de éstos, el papel que las drogas juegan en ese escenario, la construcción de estereotipos vinculados al consumo, la edad, etc. A su vez sobresale la necesidad de estudiar las características de los diversos grupos en tanto su territorialidad, la existencia de subgrupos, las formas de comprensión y explicación frente al tema, por parte de éstos, la influencia de el uso de sustancias prohibidas o no en la construcción de lazos sociales, en tanto elaboración de reciprocidades e intercambios , o como vía de construcción de identidades.
A su vez, también es posible intentar intervenir alrededor de la expresión local de la cultura de la integración, la percepción de la problemática de la drogadicción por diferentes grupos sociales y las posibilidades de construcción de consenso y regulaciones a nivel local. Otra fuente de interrogantes pasa alrededor de la relación entre las sustancias y los usuarios de éstas, en función de ; el conocimiento que tienen de las instituciones de asistencia y orientación, la capacidad de contención de las mismas y su visión del problema. Dado que toda acción de prevención implica una construcción de demanda asistencial u orientativa. A su vez puede ser útil analizar cómo se expresa la cuestión familiar en cada contexto, en tanto posibilidades de socialización, apoyo o conflicto. En síntesis desde una perspectiva metodológica, se hace necesario profundizar el conocimiento local, no solo desde una mirada cuantitativa , sino tratando de acceder a las relaciones existentes en tanto construcción de sentidos y significaciones alrededor de personas, grupos, etc. En definitiva un mayor conocimiento en esta perspectiva puede aportar en relación a la singularidad de la prevención, en tanto intervención, pero entendiendo la misma como estrategia de recuperación de aquello que la crisis fragmentó, ocultó o indujo al olvido. Así, 5 prevenir, puede ser una forma de reparación del tejido social en tanto recuperar lo histórico y lo solidario. Allí radicaría la condición de inespecificidad del accionar preventivo

LA PREVENCIÓN EN DROGADICCIÓN.!!!. UNA MIRADA DESDE LA INTERVENCIÓN EN LO SOClAL.!!!

PREVENCIÓN Y SINGULARIDAD UNA MIRADA A LA CUESTIÓN DE LA IDENTIDAD. Artículo de Alfredo Juan Manuel Carballeda, Magíster – Profesor Titular en Ciencias Sociales U.B.A. y U.N. La Plata..En principio, la intervención en prevención implica la necesidad de un mayor conocimiento del contexto, con una mirada mas profunda a lo local. La Prevención desde esta perspectiva, puede ser entendida, no como un "mensaje" que se debe multiplicar, sino como una " intervención" en diferentes espacios sociales. Esta cuestión implicaría, desarrollar diferentes estrategias singularizadas a partir de las propias características sociales y culturales de la población sobre la que se quiere actuar. Pero, esta modalidad de Prevención se vincula fuertemente con otra forma de entender el problema.... "En principio, implica preguntarse que lugar ocupan las drogas en nuestra sociedad. A partir de allí surgen múltiples significaciones que se singularizan en diferentes situaciones. Pero, desde una perspectiva mas global, la drogadicción es una expresión del malestar social por el que estamos atravesando. El consumo y la adicción a las drogas podría leerse como una expresión sintomática de lo que está ocurriendo en la sociedad. Una debería apuntar a esas cuestiones, siendo de esta forma una estrategia de tipo socio-comunitaria que debe interrogarse acerca de cada situación en particular, sea esta familiar, barrial, institucional, etc. Una , implica que el ”mensaje preventivo“ es lo último que se construye, privilegiándose así, intentar resolver en espacios , si se quiere microsociales, los efectos de las fragmentaciones que nuestra sociedad sufre y las diferentes expresiones del malestar. Desde esta perspectiva, Prevención implica intervenir en los nuevos padecimientos de nuestra sociedad, así la Prevención no se encontraría separada de la asistencia, articulándose de esta forma con los distintos dispositivos que actúan en el problema".(Carballeda, A.1999) De esta forma es posible pensar la Prevención como una Intervención en un territorio o espacio microsocial, fuertemente atravesado por la fragmentación y con expresiones particulares de la crisis. A su vez, ese espacio está atravesado por una fuerte carga de singularidad, la que es necesario develar.
Pero, en definitiva, tal vez, los interrogantes mas significativos pasen por definir el horizonte de la misma. En pocas palabras se hace necesario preguntarse: ¿para qué se interviene?, ¿cuál es el sentido de la intervención en tanto Prevención? 4 Una posible vía pasa por vincular a la prevención con la problemática de la integración. Con esa sensación de pérdida de la totalidad, que algunos autores definen como "malestar identitario". De ahí que sea posible desarrollar estrategias de prevención que apunten a entender lo social como un entramado de lazos sociales potencialmente constructores de ésta. De esta forma, la prevención en adicciones se transforma en un dispositivo que intenta amalgamar, soldar, aquello que la crisis separó. Pero, también la intervención en Prevención implica necesariamente trabajar alrededor de lo que la crisis construyó, es decir las identidades negativas que, en definitiva son necesarias y funcionales a una sociedad acosada por el razonamiento del mercado. Ratificando desde ese lado , la lógica de la exclusión y naturalizando la misma. Asimismo, la Intervención en la Prevención de las Adicciones se puede transformar en un mecanismo, dispositivo , que puede intentar "hacer ver", hacer visible aquello que la crisis separó , pero también construyó. De esta forma, la intervención en Prevención implica una forma de interpelación , que puede interrogar a aquello que se presenta como problema. O, desde una mirada histórica permitirse analizar los mecanismos que naturalizaron una situación.

LA PREVENCIÓN EN DROGADICCIÓN.!!!. UNA MIRADA DESDE LA INTERVENCIÓN EN LO SOClAL.!!!

UNA MIRADA AL ESCENARIO DE LA INTERVENCIÓN EN PREVENCIÓN. Artículo de Alfredo Juan Manuel Carballeda, Magíster – Profesor Titular en Ciencias Sociales U.B.A. y U.N. La Plata.. El fin del siglo XX y el inicio de éste muestran una serie de cuestiones que puede ser útil mencionar. Las mismas en general son resumidas desde la perspectiva de ingreso a una etapa de fin , clausura, terminación de una época donde las certezas parecen cada vez mas lejanas y donde sobresale, entre otras cuestiones, una sensación de ausencia de pertenecer a un todo social, que se inicia según diferentes autores a mediados de la década de los setenta. Es decir un sentimiento de pérdida de la totalidad que alguna vez fue construida alrededor del pensamiento liberal, en otro momento articulada con el Estado y, en el presente atravesado por la lógica del mercado en su versión mas salvaje lo que muestra las características de su disolución actual. ¿Es posible pensar en la cuestión social y la drogadicción, cuando la sensación es que vivimos en una sociedad que se disuelve? Tal vez, esa pregunta sirva como otra vía de entrada para reflexionar acerca de esa relación enunciada en el título del artículo. La relación entre los hombres y las sustancias se pierde en los primeros años de la historia, pero lo que caracteriza a nuestra civilización es la dependencia que puede existir entre el objeto - droga y la persona que la consume. Allí, lo social se presenta como algo clave que puede definir cuestiones y tal vez aproximar explicaciones. Sería, quizás mas apropiada una mirada sociocultural, que intente interrogarse acerca del sentido de la acción, para indagar acerca de la carga simbólica y del significado que las drogas tienen en cada cultura y en especial dentro de cada momento histórico. En esas tres décadas y media mencionadas, ocurrieron una enorme cantidad de cambios en todo el mundo. Los mismos, se podrían abreviar en una caída cada vez mas acelerada de diferentes certezas, que van desde la idea de futuro como algo "bueno", por estar adelante en la secuencia cronológica del tiempo , hasta el anunciado "fin del trabajo", dentro de un capitalismo salvaje que puede reproducirse para gestar un Leviatán al cual todos deben ofrendar su soberanía. Asistimos a un mundo donde lo que sobresale es la inequidad y una cada vez mayor brecha entre los pocos que acumulan poder económico, político y tecnológico frente a los otros, que desesperan para hacerse visibles dentro de su propio territorio o migrar hacia la incertidumbre de una promesa en el denominado primer mundo. Esta situación de crisis, ahora, expresada desde la perspectiva de fin y no de cambio, implica un fuerte impacto en toda la trama social, generando mayor inquietud e incertidumbre. En otras palabras aquello que era seguro, posible y cercano, se ha tornado fuertemente turbio, opaco, atravesado por el azar o por un juego de poderes a los cuales aún no se ha podido responder en forma colectiva y organizada. El mercado es hoy uno de los principales factores de inquietud en nuestras sociedades pero, la lógica del mismo se ha introducido lentamente a través de los años, en diferentes filigranas de nuestra cotidianeidad. 2 Los discursos acerca de la drogadicción, a veces, se entremezclan en esos espacios generando diferentes donde antes había iguales, construyendo "verdades", multiplicando la desconfianza y el temor hacia otro que es diferente o sencillamente padece. En definitiva generando una serie de asociaciones, que terminan erigiendo verdades, sobre las que muchas veces se construyen las acciones de prevención en este campo.
Por otra parte se hace necesario interrogarse acerca del papel de los "discursos de la drogadicción" en especial en tanto a su relación con la denominada "nueva cuestión social". Tal vez, desde la perspectiva de analizar el impacto de estos temas en la subjetividad de la comunidad en la que se llevan adelante las acciones de prevención. O, como se presenta, la relación entre la noción de ciudadanía y los consumidores de drogas y / o adictos, cuando éstos son presentados muchas veces desde una perspectiva de poseer, , ciudadanías recortadas, flexibles, inestables y de alguna manera efímeras. A su vez, la naturalización de la exclusión social, de determinados grupos que son considerados dañinos o nocivos hacia el todo social, o simplemente olvidados, implican la construcción de nuevas formas de etiquetamiento y , también , una nueva serie de señales hacia una sociedad, que cada vez se presenta con mas rasgos de angustia y fragmentación. Pero, generando como colofón, fundamentalmente, la confirmación de la construcción artificial de identidades en un mundo donde la identidad y la cimentación de la misma se torna cada vez mas problemática. De ahí que en muchos casos se apele a soluciones Hobessianas, es decir de sesión total y absoluta de la soberanía de ese individuo o grupo de adictos o consumidores, a quienes poseen el "saber" de la cura o la prevención. En definitiva, posiblemente, una de las cuestiones que mas genera marcas en el escenario de la intervención en prevención, es el "fatalismo", que atraviesa la descripción de poblaciones y problemas. Tornándose así los mensajes y las acciones, contradictorias y a veces generadoras de mas fragmentación social. Se previene de algo que "no tiene retorno", haciéndose cada vez menos creíble el accionar preventivo, sostenido en la carga simbólica de las sustancias en tanto su "capacidad" de "hacer" adictos, etc. A su vez, los cambios ocurridos en los últimos años, muestran una gran heterogeneidad de las poblaciones sobre las que se interviene, surgiendo la necesidad de apelar a la singularidad de las mismas. De ahí, que se torne problemático trabajar en el desarrollo de campañas verticales que intenten abarcar a toda la población, sin distinciones. Además es muy difícil pensar la Intervención en la prevención de las adicciones sin tener en cuenta los fuertes cambios contextuales que ocurrieron en los últimos treinta años, tanto en la Argentina como en el mundo. Esto implica necesariamente revisar los modelos de intervención en función de adaptarlos a nuevos escenarios sociales, que se presentan cada vez más complejos y difíciles de descifrar. Estas circunstancias se observan en la actualidad en diferentes campos; especialmente en aquellos que se vinculan con la Intervención en Lo Social en general. La caída del modelo Keynesiano y la emergencia del Neoliberalismo, transformaron significativamente nuestras sociedades. Esto, no implicó solamente un "cambio de modelo económico", sino la aparición de fuertes atravesamientos en toda la sociedad, que van desde la conformación de nuevos lazos sociales, dificultades en las formas de sociabilidad, organización, etc. impacto en las instituciones y una influencia significativa en la construcción de identidades colectivas. Los llamados, “treinta” gloriosos años, que van de 1945 a 1975, a nivel mundial, donde se mejoraron las distribuciones del ingreso con, estabilidad laboral, los índices de empleo mas altos de la historia, sumados a una fuerte presencia del Estado de Bienestar marcaron una época. 3 Pero, el final de esos tiempos, es cuando comienzan a producirse y observarse cambios significativos, que van de los indicadores macrosociales, hasta la vida cotidiana. En la Argentina de hoy se estima que gran parte de la población se encuentra en situación de pobreza. Todas estas cuestiones es necesario leerlas en un contexto de gran incertidumbre, donde uno de los factores mas llamativos es la caída del empleo. Pero este tema, también, implica una serie de interrogantes para pensar la intervención en la Prevención de la Drogadicción, donde no alcanzan, solamente, las tasas y porcentajes. Por ejemplo, el desempleo, afecta a gran parte de la sociedad, no solo a quien lo padece, sino también para quien viven con la angustia de poder perder su puesto de trabajo o ver disminuir su capacidad adquisitiva por razones y causas que le son ajenas y lejanas. La pérdida del empleo, implica la caída de importantes espacios de socialización, a los que es posible acceder desde una mirada cualitativa de la comunidad. No se trata de olvidar las estadísticas sino, tener en cuenta el impacto cualitativo de éstas. La pérdida del trabajo, significa pérdida desde lo económico, pero también, en tanto construcción de identidad, así como espacio de socialización, en definitiva de sentidos. En definitiva una mirada al escenario de la Intervención de la prevención, muestra la importancia de generar estrategias que sirvan a la inclusión, a intervenir en la problemática de la integración, en amalgamar aquello que la crisis fragmento, quizás en espacios microsociales ,desde donde sea posible generar señales al "todo social".

FONDO AYUDA TOXICOLÓGICA ( F.A.T. )

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El Fondo de Ayuda Toxicológica (FAT) es una ONG fundada en el año 1966 por el Profesor Emérito Dr. Alberto Italo Calabrese para trabajar en ...