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jueves, 26 de septiembre de 2019

El consumo libre sólo para ricos.

La Gobernadora de Pcia. de Bs. As. María Eugénia Vidal, planteó una llamativa teoría sobre la marihuana .Cuando le preguntaron su opinión sobre la despenalización de la marihuana la Gobernadora  dijo que "entiende a los sectores que pueden tener libertad de decidir fumarse un porro", pero dejó claro que eso es solo para pudientes. La gobernadora María Eugenia Vidal eludió una pregunta sobre la despenalización de la marihuana para consumo personal. "Todavía no estamos en el momento para dar ese debate", se escabulló Vidal. Sin embargo, planteó una extraña teoría acerca de que el consumo es aceptable o no de acuerdo al nivel socioeconómico del consumidor.  "Entiendo que puede haber sectores que tengan libertad de decidir, en el caso de la marihuana, fumarse un porro. En algún nivel socioeconómico distinto", sostuvo Vidal.  "Ahora, cuando yo voy a los barrios más pobres de la provincia, el mensaje tiene que ser uno solo porque la marihuana, al igual que el alcohol y el paco, son drogas de inicio", aseguró, con un discurso clásico de la derecha estadounidense. "No podemos dar mensajes equivocados; mientras las drogas sigan acechando a los pibes más vulnerables, que no tienen otras oportunidades, y que se las tenemos que generar nosotros, no estamos listos para este debate", remarcó la gobernadora bonaerense.  No es la primera vez que la Gobernadora encara el tema drogas con una mirada clasista. Aunque en sus definiciones iniciales, aunque establecía claramente la separación entre "los chicos pobres" y "nuestros hijos", en referencia a los de clase media y alta, no les reconocía a estos "la libertad de decidir". "Los que consumen no son sólo los chicos pobres, son también nuestros hijos", trataba de convencer a un auditorio de pudientes. Además de su incursión en el siempre complicado terreno de las drogas, la Gobernadora estuvo en un acto en La Plata,  dedicada a hacer campaña con la educación  .  "Podemos hablar de hechos, porque después de 28 años de escuchar un discurso de la escuela pública encontramos que en la provincia no había un registro de cuántas escuelas ni de cuántos chicos había, ni de cómo se llamaban nuestros alumnos", insistió Vidal con la pesada herencia, en línea con reciente spot, en el que habla de todo lo que le dejaron en malas condiciones.  "Hoy puedo mirarlos a los ojos y hablar de los hechos de estos tres años. De la apertura de la escuela pública para que cada vez más bonaerenses elijan esta educación, de las cuarenta mil vacantes en jardines públicos de toda la provincia para que los chicos empiecen el inicial", aseguró la gobernadora. 
No tuvo en cuenta otros datos, sobre todo los que dejan claro el ajuste que sufrió el área educativa bajo su gobierno.  El financiamiento destinado a educación en la provincia de Buenos Aires  experimentó un ajuste estructural inédito  . La inversión educativa registró una retracción de 27,1 por ciento entre 2016 y 2019, que representa un recorte de 64.709 millones de pesos en tres años. La cifra está ajustada por inflación para expresar la caída en la capacidad de compra del fondeo provincial. Así, la participación de la inversión educativa en el producto bruto geográfico (PBG) muestra una reducción de casi 1,5 por ciento al pasar de 4,5 al 3 por ciento en tres años. La principal variable de ajuste son los salarios de los docentes. La reducción en la inversión en educación marcó un quiebre frente al dinamismo registrado entre 2005 y 2015, impulsado desde 2006 por la implementación de la Ley de Financiamiento Educativo. A continuación la opinión sobre el tema del Staff Profesional de nuestra Fundación. En esta noticia, nuevamente observamos la diferencia entre quienes pueden consumir y quienes no. Esto nos habla de dos cuestiones, por un lado la de desconocer la igualdad ante la ley, ya que algunos pueden ejercer libremente su derecho a elegir, los ricos, y otros no, los pobres. Pero también muestra una contradicción en el discurso de quienes plantean esta capacidad diferente entre una y otra clase social, a saber, ellos mismos postulan que las sustancias producen efectos en quienes las consumen que las "transforman", las "hacen hacer cosas que no harían", siempre "cosas malas", pero pareciera que sólo tienen estos efectos sobre las clases más desfavorecidas, sino no se entiende que no preocupen estos posibles efectos en los "ricos". ¿Serán las drogas capaces de identificar la pertenencia social de quien las consume? ¿O es que existiría alguna condición preexistente de los pobres que los predisponen a esos efectos negativos? Podríamos pensar que la respuesta de quienes apoyan la idea de que algunas clases sociales cuentan con capacidad de elegir consumir, siguiendo otra de las afirmaciones que se menciona en la nota ("... mientras las drogas sigan acechando a los pibes más vulnerables...") se inclinarían más por la primera opción. Si las drogas son capaces de "acechar", seguramente distinguen el origen social de quien las ingiere. El problema aquí es que las drogas son cosas y no personas, por lo tanto no pueden realizar ninguna acción por sí mismas, no pueden "entrar" a la casa de nadie, no pueden "atrapar" a nadie, tampoco "acechar", ni ninguna otra de las tan comunes aseveraciones respecto de las sustancias en las cuales se las dota de una ánima de la que carecen. Una vez más no guía la razón sino el prejuicio.

martes, 24 de septiembre de 2019

Alucinógenos, sexo y provocación: el cóctel para el arte de Miguel Ángel Ríos.

Con el cuerpo mojado por la garúa que no da tregua, y tras tomar un brebaje de chicha y cactus de San Pedro (similar al que en la cultura Mochica consumían en los ritos y celebraciones), el artista Miguel Angel Ríos (1943, Catamarca) vivió una experiencia alucinógena que lo golpeó por semanas.
A ritmo vertiginoso, en Piura, al sur de Perú, empezó un desfile inagotable de pinturas, collages, acuarelas y videos que integran Mi nombre es Lima y que se presentan por primera vez en la galería Barro. La obra de Ríos, además, se exhibe actualmente en Momenta, la Bienal de la Imagen, en Montreal, y participará en la exhibición colectiva Teatro de Operaciones: las guerras del Golfo 1991–2011, en PS1 MoMA (Nueva York), en noviembre.Todo empezó en 1988, cuando Ríos vio las piezas eróticas de la cultura Moche (del Valle del río Moche, en Trujillos), en el Museo Rafael Larco de Lima. Quedó obnubilado. “Como los Mochica consumían regularmente el San Pedro (que es un potente alucinógeno), además del acullico de hoja de coca y la chicha, en sus ritos y celebraciones, decidí que para involucrarme profundamente en su mundo tenía que hacer lo mismo que ellos: trabajar desde la perspectiva que proporciona el alucinógeno”, escribió. Se propuso revisitar las prácticas más vitales de esa comunidad “sin inhibiciones, con toda su osadía erótica, humor surrealista alucinante y delirio onírico”.La cultura moche, una civilización que vivió en lo que hoy es la costa norte peruana entre los siglos II y VII después de Cristo, aproximadamente, se destacó por sus piezas en cerámica, donde el sexo es tema central. La representación erótica y sexual se relacionaba con la fecundidad de la tierra y con el principio de la vida. Hay también piezas con representaciones sexuales que no están vinculadas con la fertilidad:escenas de sexo oral, masturbación y coito con muertos. Para ingerir el cactus, que hervía y dejaba reposar unas horas, Ríos se internó en Huancabamba (Salala, Piura, al sur de Perú). La primera vez fue con un chamán, luego desistió de su compañía: interfería en su proceso creativo.
“Es un trabajo de riesgo: nada de chamanismo ni de consumo grupal de sustancias alucinógenas en hoteles cinco estrellas. Lo mío es una contribución al arte de nuestros días en libertad. Imposible, difícil y peligroso esas son las premisas que guía todos mis trabajos”, dice el artista en diálogo con Clarín, desde los Valles Calchaquíes, donde prepara su próxima filmación, una de las más peligrosas que jamás haya intentado hasta hoy. En su viaje artístico ritual sólo lo acompañó su asistente, cuya tarea consistió en cuidarlo: “Perdés el control, el equilibrio, el miedo, las plantas parecen gigantes, te volvés más atrevido, más libre; el cactus puede provocar estados de pérdida de conciencia”. Acampaban con sus bolsas de dormir o alquilaban un cuarto de adobe; algunas noches estuvieron a la intemperie, protegiéndose con hojas de palma. La ingesta del cactus lanzó a Ríos en una producción artística desenfrenada, al punto de no reconocer sus propias pinturas: las había realizado una especie de alter ego que trabajó con lápices de distinto tipo, acuarelas, óleos. Para el color verde, usó té de San Pedro; para el rojo, reventó unos insectos que se usan en Perú y México para teñir telas. “Hice muchos trabajos en un estado totalmente alterado, había tomado demasiado San Pedro: pensaba que estaba haciendo autorretratos pero, cuando el efecto alucinógeno del cactus pasó, descubrí que mi cara era una fruta o estaba deformada”. La ingesta del cactus disparó en sus obras un universo erótico y sexual inagotable: “Hice personajes de múltiples penes con ojos, o varias vaginas con labios, lenguas y flores, protagonistas de orgías de distintos sexos y estimulación oral en medio de una selva de cactus”, dice Ríos. Ya en el flashback (como denomina al período en el que no ingirió el cactus pero en el que siguió teniendo efectos alucinatorios leves) concibió una figura con características precolombinas. “Para la cultura mochica toda la parte sexual era naif y pura. No había maldad, cuando llegaron los españoles todo cambió, ellos distorsionaron todo”, señala Ríos. Y agrega que recientemente quisieron censurar una exposición suya en España debido a las escenas sexuales. Antes de mudarse a Nueva York en 1976, Ríos estudió en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Actualmente vive en México. En sus trabajos, expresa una preocupación constante por las luchas de poder, la violencia, el pasado indígena de América y su incidencia en la cultura contemporánea. Realizó exhibiciones individuales en museos de todo el mundo. Su obra integra importantes colecciones públicas y privadas como la Colección Patricia Phelps de Cisneros (New York); la Colección Daros en Zurich; el Malba; el Museo Hirshhorn (Washington); la Casa Europea de la Fotografía (París); el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid); el Museo de Bellas Arte de Houston, entre muchas otras. Siguiendo las tres premisas que estructuran sus obras -Imposible, difícil y peligroso- hizo videos que dejan sin aliento en apenas unos minutos. En Crudo, un trabajo estremecedor que se mostró en museos, galerías y fundaciones de todo el mundo, Ríos puso en el centro de la escena a un bailarín de flamenco, con boleadoras con trozos de carne cruda en sus extremos, danzando rodeado de perros hambrientos y entrenados para atacar. No le resultó fácil encontrar a alguien que aceptara. Tras ver a 14 bailarines en distintos países, en Estados Unidos dio con uno que había sido torero y que aceptó. Vestido con un traje blanco Armani (que alude a la alta sociedad), bailó con boleadoras similares a las que usaba Ríos de chico con su padre para cazar avestruces y burros en el campo. Lo hizo frente a una jauría de rottweilers, pitbulls y dogos entrenados para atacar en los brazos, las piernas y el pecho. Ríos decidió apartar de la jauría a Sadam, un perro que había matado a un hombre. Más tarde, él mismo entrenaría a perros para excavar túneles de unos cincuenta metros de largo, con riesgo de derrumbe constante. Una experiencia de ahogo y encierro que plasmó en Landlocked, inspirado en la inaccesibilidad al Océano Pacifico que padece Bolivia hace siglos. Para Crudo grabó en Tepito, uno de los barrios más peligrosos de México, donde pactó con los líderes del sitio la filmación. “Finalmente ellos fueron los más interesados en cómo iba el trabajo”, recuerda. Y añade: “Siempre el lugar donde filmo tiene que tener un contenido social. No me gustan los lugares bonitos, sino los que expresan la realidad de Latinoamérica. En México hay 60 millones de pobres, y acá ahora también se ha incrementado la pobreza”. Aunque el bailarín llevaba bajo el impecable traje Armani unas telas de paracaídas para amortiguar las mordeduras, en una oportunidad fue necesario suspender la filmación por los daños que sufrió. Con esa escena, Ríos hizo el video Matambre, una única edición que le vendió a un coleccionista que quería una pieza muy violenta. Otro can mordió al artista hasta dejarlo sangrando. “Eran perros entrenados para atacar al ser humano en distintas partes del cuerpo: iban al cuello, al pecho, a las piernas o a los brazos. Los perros metafóricamente representan a la gente que tiene hambre. El hombre con las boleadoras tiene la comida, la ofrece, la muestra, te la doy, no te la doy… Es un juego, pero de extremo peligro: los perros estaban hambrientos”, dice Ríos, artista que desafía lo imposible, difícil y peligroso.
A continuación la opinión sobre el tema del Staff Profesional de nuestra Fundación. La elección de la noticia precedente tiene que ver con que, una vez más, nos muestra el carácter cultural y arbitrario de la prohibición y su forma de "castigo" (ya sea éste legal o moral) según la sustancia o, como en esta ocasión, el consumidor. Para empezar, la publicación está ubicada en la sección de Cultura de un diario de gran tirada como el el Diario Clarín, y no, como podría ocurrir en la sección Policiales dado que el consumo del que se habla es de una sustancia prohibida, el San Pedro. Tampoco hay en el desarrollo de la misma ningún tipo de juicio de orden moral respecto a la práctica que realizara este reconocido artista plástico, sino que más bien, se resalta la productividad que generó su ingesta ("La ingesta del cactus lanzó a Ríos a una producción artístita desenfrenada"). Cosa que parece difícil de hallar si quien hubiera consumido dicho alucinógeno hubiera sido, por ejemplo, algún joven de las clases más desfavorecidas. Aquí no hubiera alcanzado con que nuestro joven hipotético hubiera aducido querer conocer las costumbres de una antigua cultura peruana (tal la explicación de Ríos, a pesar de que echó al chamán porque lo estorbaba en su inspiración artística) ésto hubiera sido entendido como excusa para "drogarse" y las consecuencias de eso, seguramente, hubieran sido, casi seguramente, publicadas en Policiales y se estaría hablando del tan mentado "flagelo de la droga". Esto nos lleva a poder pensar que los consumos, como ya bien dijimos en muchas oportunidades, no son ni buenos ni malos en sí mismos y que, las más de las veces, lo que se juzga no es el hecho en sí mismo, sino las personas que lo realizan, siendo ésta una forma más de control social.

viernes, 13 de septiembre de 2019

Alcohol y marihuana, protagonistas de las previas: detalles sobre el policonsumo y el abuso de sustancias entre los adolescentes.

El consumo de ambas sustancias es abusivo y aumentó exponencialmente entre los jóvenes argentinos, según recientes estudios. Expertos consultados por Infobae alertaron que "el sistema nervioso termina de madurar a los 25 años y todo uso anterior a esa edad influye en el desarrollo madurativo del individuo".
No hay dudas de que el alcohol es la droga legal cuyo consumo es el más naturalizado en la sociedad. Junto con el cigarrillo -que de un tiempo a esta parte está más cuestionado- constituyen, según los especialistas, "la puerta de entrada" a otras sustancias. El uso medicinal de la marihuana y la legalización de su consumo en muchos países llevó a la realización de múltiples estudios sobre sus efectos en la salud, así como de los posibles daños y beneficios de esta droga. Ahora, nuevas investigaciones sumaron al debate al consumo de alcohol y resaltaron que, cuando se trata de la salud del cerebro, éste es mucho más dañino que la marihuana. Recientes investigaciones asociaron el consumo abusivo de alcohol con una reducción en el volumen de materia gris. Científicos de la Universidad de Colorado, en Boulder (EEUU), realizaron una revisión de los datos de imágenes existentes que analizaban los efectos del alcohol y la marihuana en el cerebro. Y publicaron los resultados en la revista Addiction. "Cuando se observan estos estudios que datan de hace años, vemos que una investigación informará que el consumo de marihuana está relacionado con una reducción en el volumen del hipocampo. Luego aparece una siguiente revisión, que asegura que el uso de la marihuana está relacionado con cambios en el cerebelo. El punto es que no hay consistencia en todos estos estudios en términos de las estructuras cerebrales reales", resumió Kent Hutchison, coautor del trabajo. Con el objetivo de cerrar la brecha en esta inconsistencia, los científicos realizaron un nuevo análisis sobre los datos existentes de imágenes cerebrales. Analizaron cómo el uso de la marihuana afecta la materia blanca y la materia gris en el cerebro, y cómo se comparan sus efectos con otra droga a la que se cuestiona mucho menos: el alcohol. Cabe aclarar que cualquier reducción en el tamaño de la sustancia blanca o gris o una pérdida en su integridad puede provocar alteraciones en el funcionamiento del cerebro. El estudio incluyó las imágenes del cerebro de 853 adultos que tenían entre 18 y 55 años y 439 adolescentes con edades comprendidas entre los 14 y los 18 años. Todos los participantes variaban en su consumo de alcohol y marihuana. Todas las drogas son malas y todas, en mayor o en menor medida, a corto o a largo plazo, provocan inconvenientes .
Los investigadores descubrieron que el consumo de alcohol, especialmente en adultos que habían estado bebiendo durante muchos años, fue asociado a una reducción en el volumen de materia gris, así como una reducción en la integridad de la sustancia blanca. Sin embargo, el consumo de marihuana no pareció tener ningún impacto en la estructura de la materia gris o blanca ni en adolescentes ni en adultos. Con base en estos hallazgos, los investigadores creen que beber alcohol es probable que sea mucho más dañino para la salud cerebral que el consumo de marihuana. Consultado por Infobae, el médico toxicólogo Carlos Damin coincidió en que "el alcohol puede ser mucho más dañino que la marihuana", aunque estableció un punto que en los estudios citados no aparecía". "La clave es la dosis", aseguró. "El alcohol produce mucho daño, especialmente en adultos que bebieron mucho durante muchos años", remarcó el presidente de Fundartox y jefe de Toxicología del Hospital Fernández, quien sintetizó: "El alcohol es muy dañino para el sistema nervioso central, produce alteraciones estructurales y neurocognitivas, mientras que si bien la marihuana también puede producirlas, va a depender del tiempo". Para él, "lo que ocurre es que el alcohol empieza a ser consumido normalmente con un uso responsable, pero en un momento puede volverse abusivo y extenderse a lo largo de muchos años". En tanto, la médica psiquiatra y experta en adicciones Geraldine Peronace destacó a Infobae que "el sistema nervioso central termina de madurar a los 25 años y todo consumo previo a esa edad influye en el desarrollo madurativo del individuo y tendrá consecuencias sobre el mismo". central, produce alteraciones estructurales y neurocognitivas "Todas las drogas son malas y todas, en mayor o en menor medida, a corto o a largo plazo, provocan inconvenientes, problemas de salud y numerosos riesgos; esto es algo irrefutable, pero lo más peligroso es que lo que domina la escena actual es el policonsumo", insistió. Y tras asegurar que "el alcohol es de uso legal prácticamente en todo el mundo y su consumo se relaciona con la muerte de más de 2,5 millones de personas al año a nivel mundial", la especialista enfatizó: "De ese total, 320 mil son jóvenes de entre 15 y 29 años". Asimismo, destacó "los problemas relacionados con la violencia es otra de las consecuencias directas de su consumo, tanto a nivel individual como familiar y por ende, social". Sobre la marihuana, antes de ahondar en sus efectos, Peronace aclaró: "Hoy hay una variedad infinita de semillas , y estamos llenos en el mercado de marihuanas sintéticas (manipuladas genéticamente) con diferentes concentraciones de THC (el principio psicoactivo más buscado por quienes la consumen) por lo tanto la sintomatología de las distintas marihuanas va a afectar al individuo de diferente maneras". Uno de cada dos adolescentes de 12 a 17 años consume alcohol de forma abusiva (Getty) "Si se compara a los adolescentes que consumieron marihuana desde muy jóvenes y esto lo prolongamos a lo largo de 30 años, que es lo que suele ocurrir con el alcohol, probablemente el alcohol sea peor pero la marihuana también claramente producirá alteraciones y daño neurológico", insistió Damin. "La clave está no sólo en el efecto directo de cada sustancia sino en el tiempo, la calidad y la edad de inicio", resumió Damin y especificó: "Va a depender de la cantidad, de la edad de inicio y de la calidad. Son tres variables que determinan mucho el efecto que puede generar. No es lo mismo haber tomado tetra brick desde los 14 años, que haber empezado a tomar whisky importado a los 20, como tampoco lo será haber tenido cuadros de intoxicación desde muy joven a haber tenido un consumo importante de adulto". La marihuana se fuma y por ende, además del cerebro, su consumo afecta el sistema respiratorio y cardiovascular Peronace explicó que "a corto plazo, el consumo de alcohol puede provocar la muerte de un individuo o inducir un coma etílico. Esta sustancia afecta varias zonas del cerebro, más precisamente, la corteza cerebral, el cerebelo, el hipotálamo e hipófisis, el bulbo raquídeo y la médula. Como resultado, el cerebro puede volverse incapaz de poner en funcionamiento las áreas que se encargan de la sobrevivencia". "En el caso de la marihuana -diferenció-, las partes afectadas del cerebro son las neuronas (las células que procesan la información en el cerebro) y los neurotransmisores. Al igual que el tabaco, la marihuana se fuma y por ende, además del cerebro, el consumo de marihuana afecta el sistema respiratorio y cardiovascular". "La desinhibición que provocan ambas drogas en el individuo pueden llevar a diversos otros riesgos que hacen peligrar la integridad física tanto del consumidor como de quienes rodean", profundizó Peronace, e indicó: "Conducir o mantener relaciones sexuales sin protección son los dos resultados más comunes y negativos que tienen dentro de este punto". A largo plazo, las consecuencias del consumo de alcohol son otra vez mucho peores que las del consumo de marihuana. "Las del alcohol son bien conocidas por todos, un enorme paquete de condiciones mortales: enfermedades hepáticas, fibrosis de hígado, diversos tipos de cáncer, entre otras, pero además están los más evidentes, que la Organización Mundial de la Salud menciona como muchos de los problemas sociales graves y de desarrollo, como la violencia, el abandono infantil, el abuso y el ausentismo en el lugar de trabajo", desarrolló la especialista. "En el caso de la marihuana siguen faltando estudios, pero hasta ahora se comprobó que realmente interfiere con las conexiones que se realizan en el cerebro a largo plazo -ahondó-. Al ser fumada, se corren riesgos de contraer enfermedades pulmonares y daño en regiones del sistema respiratorio, las funciones cognitivas se deterioran, afecta la memoria inmediata, la coordinación, el aprendizaje y la capacidad para resolver problemas. En personas con trastornos psicológicos y psiquiátricos, está demostrado que puede generar consecuencias peores, acelerar el desarrollo de esas enfermedades y sus efectos (se la relaciona con cuadros psicóticos, puede agravar depresiones, ataques de pánico, etc.)". En cifras de Sedronar, el consumo de marihuana se triplicó en jóvenes entre 12 a 17 años en el país En conclusión, según los expertos, "el alcohol es una droga que afecta el organismo con mayor gravedad que la marihuana, sus efectos a corto y largo plazo implican mayores riesgos tanto para el individuo como para la familia y la sociedad y lamentablemente, es de las más aceptadas a nivel mundial". "No está de más reiterar que pese a ello, ninguna de las dos es saludable, sino todo lo contrario. En gran medida, la falta de estudios científicos acerca de los efectos de la marihuana incide en la conclusión", finalizó Peronace. Según el informe 2017 de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar), el consumo de sustancias ilícitas y abuso de alcohol en la población de entre 12 y 17 años aumentó en el último año. De los niños y adolescentes que consumieron alcohol, uno de cada dos lo hizo de forma abusiva. Esto representa 82.453 niños y adolescentes. Hay 2.299.598 de nuevos consumidores de alcohol en el último año, de los cuales 319.994 son preadolescentes y adolescentes. En tanto el consumo de marihuana se triplicó en jóvenes entre 12 a 17 años.
A continuación la opinión sobre el tema del Staff Profesional de nuestra Fundación. No somos muy amigos de dar información que no se refiera de alguna manera a causa de un fenómeno y no secuelas del mismo, pero también al igual que en la prevención, hay datos que son específicos e inespecificos, y conviene que los protagonistas, o sea al que le interese el tema de alguna forma sepa y no por eso pretendiendo infundir temor sino instar a la responsabilidad de los actores. que son varios y de distintos niveles etáreos . Sería un error grave el creer que los consumos problemáticos son cosa solamente de jóvenes. Tal vez mucho de los comportamientos de éstos sean más llamativos, pero lo cierto es que el fenómeno abarca a la población toda y mucho de los comportamientos en cuanto a la salud, son protagonizados por adultos y más aún por adultos mayores. Como siempre hay que destacar las opiniones del doctor Damin , a quien conocemos por su trayectoria al frente de la Cátedra pertinente de la Facultad de Medicina de la UBA, por que siempre suma una opinión como la de él. El artículo aparte nos ilustra algo que para nosotros es conocido pero no para el gran publico: el alcohol tiene severos efectos en el cerebro , tanto en lo referente a la materia blanca como a la gris. Muchos conocemos a personas cercanas con problemas de alcohol, la mayoría de ellos presenta una significativa pérdida de memoria y registro de lo pensado y actuado anteriormente. evidentemente las posibilidades benéficas de la marihuana a través de sus usos medicinales le daría ventaja con respecto al alcohol para ser considerado un producto de farmacia con fines terapéuticos En definitiva lo que hay que recordar siempre mas alla de si una sustancia tiene propiedades benéficas es que no existe sustancia inocua si se procede a usarla con fines recreativos y desconociendo sus potenciales agravantes . esto es lo que suele pasar cuando los consumidores no tienen experiencia y buscan el impacto que por el exceso se produce. Por algo hablamos de consumo responsable en cuanto al alcohol porque damos por sentado que el mismo está aceptado como consumo posible para cualquier persona. Esto nos llevaría a ver que lo que media con las sustancias prohibidas son otros factores de los que hemos hablado y vamos a seguir haciéndolo en posteriores oportunidades.

jueves, 12 de septiembre de 2019

Placer y Riesgo, Chemsex: el fenómeno que crece en Europa y pone en alerta a médicos de Argentina y el mundo.

En Europa, el uso de drogas sintéticas para potenciar y prolongar las relaciones sexuales ya es considerado un problema de salud pública. Qué pasa en el país.
Los encuentros suelen acordarse a través de aplicaciones de citas. Participan muchas personas en largas sesiones de sexo potenciadas por el uso de drogas sintéticas (GHB, metanfetaminas, mefedrona), en las que los cuidados para evitar enfermedades de transmisión sexual quedan muchas veces en un segundo plano. El chemsex (sexo químico) ya es considerado un problema de salud pública en Europa y pone en alerta a médicos de Argentina y el mundo. “Hay que interesarse mucho en esto porque es un tema social que está matando a los jóvenes de manera muy rápida”. La advertencia cerró la exposición a sala llena del francés Vincent Pelletier, director general de Coalition Plus (una red internacional de más de 100 organizaciones contra el sida y la hepatitis), durante el Simposio Científico de Fundación Huésped, en Buenos Aires. Pelletier tiene 53 años y hace más de 30 es activista por los derechos de la comunidad gay y de las personas con VIH-sida. “El tema del sexo y las drogas es una vieja idea, no es de ahora. Pero en la actualidad tenemos una crisis bastante diferente”, afirma y destaca que cobra especial relevancia ante “la nueva ola de infecciones de VIH y de muertes en Europa y otros lugares del mundo”, especialmente en hombres que tienen sexo con hombres (HSH) jóvenes, entre quienes la práctica de chemsex es mucho más frecuente que en la población general. El fenónemo, repasa, “empieza en América del Norte a finales de los '90 con el crystal meth (metanfetamina) y se desarrolla en los 2000. Y en Europa comienza con el GHB, donde hay una situación muy complicada con las catinonas (especialmente la mefedrona), que produce muchos muertos en Europa central. Las muertes por GHB se duplicaron en Londres y en Francia preocupa la expansión del SLAM (inyección de drogas, que añade el problema del compartir las jeringas) entre los jóvenes gays y las personas trans”. Son sustancias que aumentan la excitación sexual, la intensidad y la duración del encuentro, además de provocar una fuerte desinhibición. “El deseo sexual es tan fuerte que se hacen cosas que no se harían nunca si no estuviera bajo sus efectos”, dice Pelletier. En menor medida se utilizan cocaína, ketamina, éxtasis o MDMA. Entre los factores que propician la difusión de la “cultura chemsex” (que cuenta con espacios, vínculos sociales, prácticas, rituales y música particulares) intervienen la “democratización del acceso a las drogas”, posibilitada por la disminución en el costo (en dos años, el precio del crystal meth bajó de 250 euros a 150 por gramo, y un gramo de catinonas cuesta 18) y por la “amazonización” de esas sustancias que se adquieren con facilidad por internet, dado que su formulación muta con frecuencia permitiendo así evadir los controles (es frecuente su comercialización como “sales de baño”, “euforizantes legales”, “abono para plantas”). Un implante subcutáneo y una vacuna se encaminan a ser las nuevas herramientas para prevenir el VIH Mirá también Un implante subcutáneo y una vacuna se encaminan a ser las nuevas herramientas para prevenir el VIH A eso se le suman dos fenómenos en crecimiento en los últimos 10 años: la masivización del uso de smartphones y de las aplicaciones de geolocalización “que hacen mucho más fácil la organización espontánea de eventos privados, de orgías y la circulación de los productos adentro de estos encuentros” y de los viajes low cost. “Es muy fácil ir a Berlín, Barcelona o París por un fin de semana y tener una orgía en un departamento con 20 personas que no se conocen. Eso no era posible hace 20 años, cuando los pasajes costaban 300 o 400 euros”. El director de Coalition Plus no habla desde la pacatería, el conservadurismo, ni la condena a la práctica, por el contrario, subraya la necesidad de poner la mirada sobre un fenómeno en plena expansión desde el enfoque de la reducción de daños. “Es una práctica muy común. Tenemos que verla, saber que existe. No se puede prohibir, no se puede decir 'no uses drogas' o 'no mezcles', porque eso no funciona. La guerra a la droga es un fracaso total. Si no funciona para el usuario común de droga, no va servir tampoco para el usuario de drogas en contexto sexual. Hay que informar más que prohibir. Informar puede ayudar a usar los productos de la manera que se pueden usar”. Tras definirse como políticamente incorrecto, dice que “los usos no siempre son problemáticos”. “Pero se puede caer en un uso problemático muy fácilmente, ya sea por error de dosificación (especialmente con el GHB) o por factores psicológicos o psicopatológicos. Y la transición puede producirse a gran velocidad: en pocas semanas se puede pasar de no consumir nada a SLAM, esto puede ocurrir muy rápido con consecuencias profesionales, familiares y sociales muy importantes”, advierte. Las consecuencias de la síntesis de sustancias elaboradas clandestinamente son imprevisibles y pueden llegar a ser letales, apuntó durante su exposición Silvia Cortese, médica del servicio de Toxicología del Hospital Fernández. “No hay control de las pastillas que se venden por ejemplo en las fiestas electrónicas. Esto hace que las pastillas de éxtasis muchas veces estén contaminadas con catinonas (tienen un efecto muy parecido a las fenetilaminas), pero tienen un tiempo de inicio de acción mucho más lento y esto hace que el usuario, al desconocer que no está consumiendo éxtasis, pueda consumir mayor cantidad de pastillas buscando el efecto”. La situación en Argentina. “Es una tendencia que se está viendo a partir de Europa, pero en todo el mundo está empezando a aparecer. En los últimos años creció el interés por ver qué está pasando con esto fuera de Europa”, lo que se evidencia en el aumento de artículos sobre el tema en las revistas científicas, afirma Diego Salusso, infectólogo del Sanatorio Güemes. En Argentina "no está estudiado el impacto que pueda llegar a tener. Seguro no es el que tiene en Europa, pero podría tenerlo en un futuro: los jóvenes van cambiando, el uso de drogas es dinámico, es algo a lo que habría que prestar atención y estudiar más", añade. Por el momento, a nivel local “no es todavía un problema de salud pública”, sostiene Cortese, quien es titular de la Subgerencia Operativa Atención Integral de Adicciones a Drogas porteña. "Acá es mucho más fuerte la presencia de cocaína. El uso de catinonas y de anfetaminas de diseño se da en contextos muy reducidos, así como el uso de un precursor del GHB." "La cocaína a veces se combina con otras drogas típicas del chemsex o con el sildenafil (viagra) para potenciar un poco más y eso puede llevar a mayor riesgo de infecciones de transmisión sexual”, coincide Salusso. El año pasado, el médico encabezó un trabajo basado en una encuesta anónima difundida a través de redes sociales y desde el portal de Fundación Huésped para tener una primera aproximación general al impacto del uso de drogas en relaciones sexuales dentro de la población de Argentina. Fue respondida por casi 3.000 personas (casi un 70% mujeres y un 30% hombres, con diferentes orientaciones sexuales, pero la mitad eran mujeres heterosexuales). Sólo el 13,4% del había escuchado alguna vez el término chemsex y un porcentaje similar había ido alguna vez a algún lugar de encuentro sexual casual. No obstante, casi 4 de cada 10 admitieron utilizar drogas durante las relaciones sexuales: casi el 80% tenían entre 19 y 35 años, el 28,8% eran HSH, el 22% mujeres bisexuales, el 15,2% mujeres homosexuales, el 13,4% hombres heterosexuales y el 8,5% mujeres heterosexuales. Los profesionales acuerdan en que es necesario realizar un estudio de campo representativo destinado a conocer la prevalencia local del uso de drogas en contexto sexual, que permita identificar grupos en mayor riesgo, qué sustancias se están usando, cuál es la vía de uso y qué problemas de salud tienen asociados. La perspectiva, afirman, debe ser la de reducción de daños: preguntar sobre el tema y ofrecer información sin prejuicios en el consultorio. “Hay algunas drogas que interactúan con el tratamiento antirretroviral en personas con VIH, si el médico pregunta, puede cambiar de fármaco para evitar el efecto adverso”, ejemplifica Salusso. Entre las medidas para reducir daños, Pelletier incluye: romper el aislamiento de quienes consumen drogas en contexto sexual a través de grupos de conversación y de una línea directa en la que se pueda pedir ayuda en caso de sobredosis, fácil acceso a material sobre sobre riesgos y buenas prácticas, una oferta de salud adaptada para evitar infecciones (“el preservativo en esos momentos es muy secundario y sólo la PrEP puede parar la infección por VIH y se debe hacer seguimiento de otras infecciones, como la sífilis), además de un cambio en las leyes (“no sirve de nada ser represivo, el consumidor de drogas no es un delincuente”). Otra de las prioridades es capacitar a la comunidad médica: “Si hay desconocimiento sobre el tema de las drogas en general, sobre este tema en particular hay una ignorancia absoluta”, concluye Cortese. A continuación la opinión sobre el tema del Staff Profesional de nuestra Fundación. Lo que llama la atención de este artículo, no es tanto que aparezcan nuevas sustancias que puedan asociarse con una actividad determinada, en este caso la sexual, pero debemos advertir que hay cuestiones que son anteriores en el tiempo y llaman la atención cuando se producen en el ámbito moderno a partir de sustancias que han sido determinadas como prohibidas. Debemos tener en cuenta, que las prácticas sexuales colectivas y desordenadas, son viejas como el mundo y son observables en elementos culturales (cerámicas y objetos de arte y culto) en variadas grupos y tipos de sociedades, de todos los continentes conocidos y con una escala particularmente significativa históricamente como la civilización greco romana. O sea nada para asombrarse, sin olvidar el Satiricón ya en el Renacimiento o los Cuentos de Canterbury, donde este tipo de actividades son parte central de los relatos. He aquí que los expertos actuales lo ven con asombro y tratan de encontrar una explicación de estas conductas a través de sustancias que activarían su producción. El deseo y su insatisfacción y a la vez sus pretensiones de ser satisfecho, son parte de la esencia humana, por lo tanto es difícil hablar de grupo de riesgo, cuando la euforia o la tristeza, la angustia, o el exceso de optimismo, las certezas o profundas dudas sobre la vida, la búsqueda del placer siempre perpetua, nunca lograda, hacen que muchas veces grupos de las más variadas procedencias, buscan de distintas formas y muchas veces a través de la expresión sexual, satisfacción a todo lo que ofrece dudas esperando de la actitud alocada una respuesta que en muchos casos no se da. Recordemos que en el ámbito de esas prácticas; sexo al azar, orgías, relaciones cruzadas, prácticas diversas hetero y homosexuales, etc., forman parte de ese mismo criterio de búsqueda y a la vez si se quiere de riesgo. Poniéndonos en agudos, probablemente el riesgo es vivir. En efecto, una vez que estamos echados a rodar en el camino vital, multiplicidad de factores se nos van a cruzar, como para configurar riesgos ciertos, con secuelas graves que pueden llevar incluso a la muerte, tales como el manejo imprudente, deportes de riesgo, aventuras no planificadas, transgresiones de todo tipo por más mínimas o superfluas que parezcan, que pueden desembocar en lo ya apuntado. Podemos agregar ahora el tema de nuevas sustancias que por el exceso de estimulación dan lugar a comportamientos que más tienen que ver con lo maratónico y desmedido, que por lo placentero que pueda haber en el contexto de una relación sexual con cierto tiempo referido propio y no de conducta irreflexiba. Pero las sustancias en este tipo agregan riesgo al riesgo, como ya se apuntó lo hizo y lo sigue haciendo el alcohol, por sus efectos inhibidores y elusivos de responsabilidad. Lo que importa no tanto es con qué nuevas sustancias puedan habilitarse conductas, sino qué hace que haya necesidad de esas conductas que producen atención sobre sí. Como siempre pasa en el consumo de sustancias, no es tanto el efecto de lo que ellas producen sino a qué impulsa su consumo y qué cosas buscó cada quién para hacer el uso de las mismas. Hasta que no entendamos ésto, vamos a seguir corriendo como cazadores de mariposas con las manos, detrás de nuevas sustancias y no teniendo en cuenta a los protagonistas de su consumo, esto es, los hombres.

viernes, 6 de septiembre de 2019

Violadas y golpeadas en un psiquiátrico: los testimonios de las pacientes del hospital Esteves de Temperley.

Los relatos apuntan a un trabajador que todavía cumple funciones en el hospital. Hay más muertes en el sistema de salud mental que en las cárceles de la provincia de Buenos Aires, de acuerdo al último informe de la Comisión Provincial por la Memoria .
Mariela se encogió con algo de miedo. No conocía a la mujer que tenía enfrente y le hacía preguntas durante la inspección de la Comisión Provincial por la Memoria de julio de 2016. Titubeó un poco. No fue inmediato. Después, Mariela empezó a hablar. Hacía ya tiempo que estaba internada en la sala de admisión del Hospital Neuropsiquiátrico Interzonal José Esteves. Un empleado de limpieza del turno noche, al que ella creía un enfermero, la aterraba particularmente. Mariela contó cómo había ido a orinar después de que la medicaran tras la cena, en un baño común: el hombre de la limpieza apareció frente a ella en el inodoro, sacó su pene afuera y mientras se masturbaba, el hombre intentó tocar sus pechos y su vagina. Luego, le pidió sexo oral. "Mientras me chupaba una teta me decía que estaba muy rica", aseguró: "Yo le pedía que pare". El hombre de la limpieza volvió, eventualmente. Volvió a tocarla en otras ocasiones. "Me tocó la teta", dijo Mariela, de 21 años, oriunda de la periferia de La Plata: "Me puso el pito atrás". No estuvo sola en su relato. Otra paciente en Admisión dijo haber visto cómo el empleado de la noche tocaba. Mariela finalmente dio un nombre: "Abel". El nombre de "Abel" se repitió más tarde. Otra paciente en la sala de Admisión relató cómo el encargado de limpieza "la empujó contra la pared del pasillo que une la habitación colectiva con el salón comedor", dice la transcripción de su testimonio en un documento de la Comisión Provincial: el golpe le causó un corte en la frente. Los especialistas de la CPM llegaron a la Sala 3 del Esteves. Una paciente aseguró haber visto a Mariela llorar. Así, la acompañó a un teléfono y aseguró que denunciaron a "Abel" en la línea 144 de atención a mujeres en situación de violencia. Otras mujeres internadas describieron otros problemas. "Te da medicación de más", dijo una mujer que aseguró que intentó abusar "de una de las chicas". Luego contó cómo "Abel" "la ahorcó, la tiró al piso y le pisó el hombro". El informe elevado poco después por la CPM al Ministerio de Salud de la Provincia revela otras cosas tan cotidianas como horribles de los manicomios de la Argentina: "Tratos crueles, inhumanos y degradantes", asegura el texto, relatos de sujeción por la fuerza, internas que se bañaban a la vista de personal masculino y se secaban con sábanas viejas por la falta de toallas, huesos quebrados sin tratamiento médico, fugas, sobremedicación, exceso de "pichicatas que te inyectan" que llevaban a las internas a no distinguir el día de la noche. 25 mujeres fueron encontradas privadas de su libertad en el Servicio de Admisión con un régimen de aislamiento de 20 horas diarias, algunas de hasta 24 horas completas. La comida fétida y los olores rancios parecían lo de menos en el esquema general. La CPM habló de "un depósito con desechos patológicos acumulados así como al aire libre… gasas con sangre, pañales, guantes de látex y prendas con sangre, 100 bolsas en total". Encontraron hasta pacientes con más de 15 años de institucionalización. La CPM pidió la clausura de la sala de Admisión, políticas de género, sumarios administrativos.
"Abel", por otra parte, no era un alias ni una confusión: era, según la imputación judicial, Abel Bordón, hoy de 50 años, oriundo de Longchamps, trabajador del lugar que resultó imputado con una causa por abuso sexual con acceso carnal que tramitó en la UFI Nº9 de Lomas de Zamora, al momento del comienzo de la causa a cargo del fiscal Mariano Leguiza Capristo. Bordón recibió la prohibición de acercarse a 500 metros del hospital. Tres años después, Bordón sigue ahí en el Esteves, cobra un sueldo hasta hoy, según fuentes previsionales, con aportes al día. Funcionarios en el Ministerio de Salud aseguran que Bordón hoy se desempeña en un área administrativa, separado de las pacientes. Las mismas fuentes -que indican que las autoridades del Esteves acompañaron a las víctimas en hacer la denuncia penal- aseguran que tiene un expediente administrativo en su contra en la Dirección de Sumarios provincial desde inicios de 2017. Sin embargo, la decisión de separarlo de su puesto depende de "una eventual decisión de la Justicia". Semanas atrás, la CPM publicó su informe sobre casos de violencia institucional en la provincia ocurridos durante 2018, un tomo de casi 500 páginas. Su último anexo es una planilla con nombres de víctimas fatales, los muertos de las instituciones del Estado. La comparación es alarmante: los muertos del sistema de salud mental superan a los del sistema penitenciario si se comparan las tasas de mortalidad con respecto a las poblaciones generales. El Servicio Penitenciario Bonaerense tuvo 140 fallecidos, el mismo informe marca 120 personas muertas a manos de la policía Bonaerense en el mismo año. En ese período, 77 personas murieron entre los hospitales públicos monovalentes y especializados. El número asciende a 180 si se tienen en cuenta las instituciones privadas. El SPB tiene más de 43 mil personas presas a su cargo; los psiquiátricos públicos monovalentes y especializados de la provincia apenas superan los dos mil pacientes, de acuerdo a información provista por los hospitales a la Comisión. El hospital Esteves tuvo 12 muertos, con 37 en Open Door y 16 en Melchor Romero, cuyos diversos problemas fueron históricamente denunciados por el CELS. El manicomio bonaerense, de acuerdo a datos del CPM, mata más que la comisaría o la cárcel. En el informe 2018, el hospital Esteves tiene su capítulo. "Hemos entrevistado mujeres que fueron internadas en el manicomio por el mismo hombre que tenía denuncias por violencia y restricciones perimetrales de acercamiento", marca la CPM. Hubo 513 ingresos en el hospital el año pasado: 217 pacientes volvían al lugar por segunda o tercera vez, una reinternación. "El manicomio produce y reproduce violencias hacia las mujeres", asegura el informe. Las presentaciones de la Comisión a la Justicia sobre el Esteves fueron fuertes, con varios habeas corpus y una presentación general al Juzgado de Garantías Nº6 de Lomas de Zamora. Natalia Rochetti, trabajadora social, directora del área de salud de la CPM, afirma: "Se han modificado salas en el Esteves en cuanto a estructura, pero no obedece a una respuesta integral. En cuanto al abuso, no nos preocupa la respuesta del hospital sino del Poder Judicial que descreyó de la víctima por tener un padecimiento de salud mental. Cuando monitoreamos estos lugares hay resistencias. No tiene que ver con la autoridad del hospital, sino con una política del Estado que perpetúa a las personas en los manicomios y no genera dispositivos para que salgan. Todo esto es tierra de nadie. No hay un control ni capacitación. El abuso no se previene con capacitación, el Esteves es un hospital público, el Estado debe garantizar la situación". Las muertes en el sistema de salud mental, asegura Rochetti, ocurren no por suicidios, "sino por neumonías, cuestiones de salud evitables. Hay muertes por ahogo de personas sobremedicadas". En mayo de 2018, la CPM regresó otra vez a la sala de admisión del Esteves. S., una paciente, le aseguró a una trabajadora social que un hombre, “un enfermero”, la atacó “mientras dormía”. “Cuando se despertó se vio llena de moretones en su pecho producto del manoseo”, marcó el informe posterior. Llamó a la línea 144 cuando despertó. Efectivos de Policía Científica la revisaron. Lo hizo un hombre. “No me gusta que me vean desnuda”, aseguró S.. La víctima pudo describir a su agresor, “flaco, alto, se llama Diego”. S. no tenía vínculos a su alrededor, estaban destruidos: había sido abusada de chica por su padrastro, su madrina era su única familiar con la que tenía un poco de contacto. Apenas confiaba en otra compañera en el Esteves, con la que se entrevistaron los miembros de la CPM: a su compañera le dijo que el enfermero intentó forzarla a que le practique sexo oral. En agosto de 2018, tres meses después, la Bonaerense detuvo a tres hombres en el Esteves por ordenes de la UFI Nº9, dos enfermeros y un jardinero acusados de cambiar sexo por remedios. En junio de este año, una paciente murió en un incendio en el Esteves. Trabajadores del hospital nucleados en el sindicato CICOP aseguraron que había “una sola enfermera en el turno de las 18 a 24 horas para atender a 28 pacientes”. Los informes de la CPM reflejan las mismas carencias y hablan de un entorno que propicia la violencia sexual contra pacientes. El hospital Esteves no es el único lugar que acumula acusaciones: en marzo de 2018, una joven de 18 años denunció por violación a un empleado de limpieza del hospital Alvear en Capital Federal. El hombre fue detenido y procesado con prisión preventiva.
A continuación la opinión sobre el tema del Staff Profesional de nuestra Fundación. Lamentablemente la arriba transcripta no es noticia nueva, como tampoco lo es que quienes sean víctimas de esta violencias tengan tres características que las hacen, no sólo presa fácil de cualquier tipo de maltrato, sino también siempre sospechosas de "provocar", "mentir" o "exagerar". Esas características son: ser mujeres (es muy común escuchar frente a casos de violaciones "algo habrá hecho" o "si se viste así"), pobres y "locas", lo que hace que sus dichos sean muchas veces puestos en cuestión cuando no desestimados. Esto, junto con el enorme número de muertes que se producen en los monovalentes (sin discriminación de género) que, como bien señala la nota es, en proporción, mayor a las que ocurren en el servicio penitenciario, y que responden mayoritariamente a causas evitables y tratables, como son las neumonías, nos demuestra que estos lugares que deberían ser de cuidado en la realidad son todo lo contrario. Si a esto le sumamos el hecho de que los tratamientos que implican un aislamiento prolongado (a veces casi eterno) no han demostrado eficacia alguna, más bien todo lo contrario, es que más que nunca se hace indispensable seguir trabajando para la correcta implementación de la Ley de Salud Mental.

FONDO AYUDA TOXICOLÓGICA ( F.A.T. )

QUIENES SOMOS.!!!

El Fondo de Ayuda Toxicológica (FAT) es una ONG fundada en el año 1966 por el Profesor Emérito Dr. Alberto Italo Calabrese para trabajar en ...