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martes, 22 de diciembre de 2020

Consejo Consultivo Honorario en Salud Mental y Adicciones.

Un 20 de diciembre hace 64 años pasaba a la inmortalidad el Dr. RAMÓN CARRILLO.


Ramon Carrillo, un anticipo del porvenir.

“Los problemas de la Medicina como rama del Estado, no pueden resolverse si la política sanitaria no está respaldada por una política social. Del mismo modo que no puede haber una política social sin una economía organizada en beneficio de la mayoría.”
“Solo sirven las conquistas científicas sobre la salud si éstas son accesibles al pueblo.”

La descripción más acabada que pueda hacerse sobre la estatura del Dr. Ramón Carrillo se encuentra en su propio pensamiento, resultado de su acción comprometida con el mejoramiento de la calidad de vida de todos los habitantes de nuestro país, especialmente de aquellos que, sumidos en la pobreza, fueron privados de los derechos más elementales para gozar de una vida digna.
Estas fueron algunas de las reflexiones que revelan la ética y el compromiso de este hombre capaz de abandonar su admirable carrera científica, reconocida a nivel internacional, para entregarse de lleno a las necesidades concretas de su Patria.
Originalmente formado en el pensamiento científico individualista y biologicista renunció al prestigio y la tranquilidad que le podía brindar su carrera para dedicarse al desarrollo de la medicina social, lugar desde donde podía realizar y concretar sus ideas sobre salud.
Entendió claramente, en el territorio mismo de la existencia de los más carenciados, los desplazados, los excluidos del reparto de las riquezas que nuestro país producía, que el bienestar a alcanzar por una existencia saludable, solo puede lograrse por una síntesis en la que las ciencias de la salud, tanto biológicas como psicológicas, constituyen solo una parte.

Un pueblo privado de una alimentación adecuada; sin acceso a una vivienda digna; sin agua potable; sin las posibilidades que le brindan una educación tanto académica como social, y privado del ejercicio político de su autonomía a través de la participación comunitaria que le permita ser protagonista junto al Estado de aquellas decisiones y acciones que van a incidir drásticamente en el desarrollo de su vida, encuentra en la ausencia y privación de estos derechos fundamentales, suficiente causa para que su salud física, psíquica y social se deteriore al punto tal de hacer de su existencia un camino de sufrimiento.
Así lo entendió y lo llevó a la práctica, siendo el primer ministro de salud de la nación de la historia, durante el gobierno del entonces presidente Juan Domingo Perón.

Sin dudas, este pensamiento, esta ética que inaugura el maestro del sanitarismo en la argentina, está implícito en toda la ley Nacional de salud mental y Adicciones 26657, de la que recientemente recordamos sus primeros 10 años de existencia. Fue punto de partida y brújula imprescindible en el recorrido necesario para el desarrollo de un sistema de atención sanitaria que permitiera el acceso universal de cualquier habitante de nuestro país, a lo largo y a lo ancho de su territorio, tanto en las grandes ciudades como en los más remotos rincones de cada una de sus provincias. Acercó la salud a quienes no podían acercarse a los hospitales. Sin dudas, su compromiso con un proyecto nacional que trazara como objetivo central el reconocimiento de la dignidad humana como valor supremo, y dispusiera de los recursos y las áreas del estado para que esto se concrete en la vida cotidiana, renovó el sentido y la dirección que le habría dado a la decisión de formarse como médico inaugurando en nuestro país una nueva manera de pensar la salud, y conforme a ello organizar un plan de acción, definir recursos y formar profesionales para que esta realidad imaginada inicialmente en sus ideales pudiesen ser llevados a cabo en la vida cotidiana.







Quizás una de sus frases más célebres nos indique que aún su obra está inconclusa... “Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas.”

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