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viernes, 16 de noviembre de 2018

ACERCA DE LAS FRUSTRACIONES.!!! ( PARTE I )

Artículo del Lic. Alberto Calabrese Sociólogo. Asesor Institucional del Fondo de Ayuda Toxicológica. Director de las Carreras de Postgrado de la UBA y de la U. N. de Tucumán. . En principio no pensaba escribir acerca de esto. Me dirán Uds.¿ por qué? Sencillamente porque hay cosas que después de tantos años, ya parecen estar superadas y sin embargo y tal como está planteado en el mundo actual resulta ser que son apócrifamente necesarias, porque cumplen con otros objetivos. ¿A qué me estoy refiriendo y por qué me parecen tan sustantivas las derivaciones de su vigencia? A lo que me refiero y va a ser el motivo de esta nueva intervención en esta página, es al híbrido que se configura desde la lectura médico/ hegemónica sumada a la ético /jurídica. Hoy quisiéramos que este discurso hubiera remitido y tanto más si pudiéramos considerar que el mundo ha dado ya las suficientes vueltas como para que ciertas cosas cayeran por la madurez de su propio peso. Que esto no pase, tiene que ver con intereses. Y estos a la vez generan procesos que puedan lamentarse por años. En efecto, la historia inmediatamente reciente de la República de Colombia conlleva explícita una forma de interpretación , que a todas luces impide incluso como motivo formal, llevar adelante un proceso que toda persona de bien en este mundo debería tener como norte , esto es : que un país con las inmensas posibilidades que encierra la ya nombrada República, pudiera librarse de una vez por todas y gozar de un predecible destino con mayor fortuna de la que ya ha tenido, en función de sus recursos y el valor de las personas que la componen. ¿De que estamos hablando? De la necesidad no ya de la finalización de un proceso de paz, sino todo lo contrario: de un objetivo de guerra. La misma hasta ahora se ha traducido en la tremenda cifra de 7 millones de personas desplazadas a raíz del conflicto y por otra parte, se amenaza cada vez más hasta llevarlo a la inoperancia, el ya comentado camino para la paz. Ésta por predicada, puede llegar a parecer utópica y aún así y gracias a la desinformación, la gente en general como quedó demostrado en el plebiscito, no lo termina de vislumbrar como algo deseable, legítimo y beneficioso para la mayoría de los ciudadanos. Los mismos afectados en muchos casos, resultan renuentes a entenderse dentro de una nueva lógica que no incluya la “previsibilidad” de la guerra. Curiosa cuestión ésta de un mundo al revés: las personas en su mayoría, siempre han vivido de acuerdo a la utopía de la paz y han terminado a lo largo del tiempo, en celosas defensoras (aunque parece lo contrario) a situaciones que nos llevan al conflicto. Existe una ventaja en el mismo, los males se depositan fácilmente en lo que está revuelto, no en lo previsible y regulado. Fijémonos un poco en determinados ritos, que conllevan las dos tendencias al conflicto y al equilibrio pacífico. Existe un cierto gusto distorsionado por las figuras geométricas de los ejercicios guerreros de su aire triunfalista, de su equilibrio en escala, tapando con las formas los resultados de los conflictos reales, donde los desfiles pueden resultar atractivos y tranquilizadores, evitando en cambio la figura contradictoria y deprimente de los entierros , los heridos y demás ultrajados en su cuerpo y alma, que sufren sus secuelas ad vitam . Una ceremonia militar bien organizada es vistosa, ordenada, una escenografía en suma que nada tiene que ver con las secuelas antes descriptas. La presentación, el paso escenificado de las tropas, la vistosidad de los atuendos, las músicas que lo acompañan, todo hace a un verdadero idilio con la muerte, pero jamás hablando de ella. La preparación para una guerra tiene ese resultado matemático, pero la parafernalia con que se la muestra, revela un ocultamiento cuidadoso de cualquier mención a otra cosa que no sea tapadera de la misma, tal como la presunción de la gloria, del triunfo sobre la muerte, la trascendencia épica, son parte de esa mueca que se hace para enaltecer uno de nuestros valores más dignos por lo menos de controversia. El punto es que, para sostener esta paradoja, esto es la muerte glorificada más allá de la propia vida, se necesitan argumentos incontestables, o sea que no admitan réplicas. Curiosamente algunos de estos argumentos se ofrecen sabiendo que dado el supuesto bien preciado que protegen, cualquier respuesta debe ser lo suficientemente importante y contundente como para que no se vuelva a dar el daño a través de ella. Uno de esos argumentos está asociado particularmente con la vida de toda América en conjunto, con la única diferencia que unos hacen la política y otros la cumplen. Hace más de medio siglo que cargamos en distinto grado, con la maldición que supuestamente nos producen las sustancias psicoactivas prohibidas. Gracias a esos discursos que mencionaba al principio, tenemos en muchos casos la razón de ser de los discursos bélicos. Curiosamente y es paradojal, que por resolver la salud pública tengamos que recurrir a una guerra denodada, habla a las claras de muchas graves contradicciones, en los discursos establecidos como comunes y paradigmáticos. Hoy los dos países más castigados de nuestra America por cuestiones que para algunos constituye su única clave de estar en una situación conflictiva, contradictoria, amén de corrupta y destructora de muchos otros valores que hacen a la dignidad de las personas , son Colombia y México. Su historia de medio siglo en un caso y el otro de una larga década , resultan ser herederos de este discurso extemporáneo del casus belli que significa la supuesta lucha contra el narcotráfico. Resulta ser que, lo paradojal se convierte en aceptado y constituido como una certeza absoluta.
Tres sustancias y doscientas más que en forma aleatoria fueron puestas en un index , de donde pueden ser rescatadas únicamente si primara una cordura en el criterio de calificación , están ahí por un simple arbitrio y de nuevo por que son una de las posibilidades del casus belli. Y así mismo porque el hombre necesita sentirse seguro en lo inseguro. Establecer un enemigo palpable de algo imprevisible y difuso es un alivio para muchos, y si además le da la posibilidad de sentirse que lucha contra algo y que este algo es una gran amenaza para la humanidad, lo que pasa entonces es puesto en el lugar de una motivación profunda. Las razones que el hombre habilita para establecer la pertenencia de los tiempos de guerra, solo se compadece con su grado de alineación frente a lo incierto. Nada hace distinto al dolor, mas allá de la causa por la que fue convocado. No existe triunfo mas deseable que aquel que puede elegirse en función de destituir las posibilidades y /o los alcances de una guerra. Esta es una tarea que queda pendiente y daremos algunas razones a continuación: a- Existen razones de orden geopolítico para asegurar que el actual status quo, no quiere ser cambiado en orden a los intereses de control para la región. Entre otras cosas existen beneficios que parecen colaterales, pero que en realidad no lo son; bases militares otorgadas, tráfico de armas, de insumos varios para la producción , organismos de control que pueden continuar con su trabajo específico sin perder volumen, que son auxiliares de esta tarea con rol inespecífico para la misma, pero que mantienen su “necesidad” en la acción como las fuerzas militares, de seguridad nacional, etc. b- Fuerzas políticas tradicionalistas en cuanto a sus objetivos de finalidad, que entre otras cosas sostienen el discurso de mano dura y extinción de los criminales por vía de la violencia organizada desde el Estado, lo que obviamente no ha tenido resultado hasta el presente, acentuando accionares turbios, que terminan golpeando a gente que se pretende acallar o hacer mutar a quienes están cerca de sus propósitos ciudadanos. c- Consolidación del negocio del comercio ilícito de sustancias; lo que por ejemplo “englobamos” como lavado de dinero es en realidad un cúmulo de delitos que se simplifican con esta titulación, pero que involucran nulo control sobre las actividades de toda la cadena, como la producción y el pago de impuestos, contrabando, delitos colaterales conexos, crímenes subsecuentes en el contexto penal, explotación de personas, contaminación ambiental, etc. No hay que olvidar los enormes beneficios económicos del tráfico a nivel internacional y que en los países que sufren más severamente del mismo, tienen características que sustentan tanto a la economía formal como a la informal y ciertamente constituyen una de las causales fundamentales para moldear al Estado según sus intereses, haciendo uso extenso del soborno y practicas de corrupción. d- Cuestiones prejuiciales que hacen a seguir considerando éste como un problema de índole subversivo, que rompe con los códigos éticos y morales. “El discurso oficial “ que no es necesariamente el de gobierno, pero que sí constituye el centro del contenido de los difusores mediáticos, de los conceptos vertidos en sentencias judiciales, informes médico- legales, consideraciones de líderes religiosos o sociales, etc. Esto constituye “el discurso absorbido” por parte de mucha de la población y consecuentemente discriminatorio para con aquellos que padecen sus secuelas. e- Los sistemas que deberían ser la válvula natural de escape de este fenómeno, por lo general adoptan el discurso sobre el daño y buscan resaltándolo, aislar de una u otra manera al protagonista c,oncreto, haciéndose así eco de un devenir que se toma como natural y que redunda en instituciones expulsoras o continuistas de los discursos de referencia desgastados. ¿Cómo salir de esto y poder de alguna forma superar el hasta ahora único camino de confrontación que nos lleva a los primeros párrafos de estas líneas? Indudablemente debe abrirse el debate a nivel nacional e internacional para saber y hacer reconocer a todos los actores los alcances precisos del fenómeno que, como ya he tratado de sustentar en anteriores oportunidades, de seguir en la misma senda vuelve a llevarnos al proceso de confrontación. ¿Es que no nos hemos hartado de coleccionar muertos y heridos, dañados y aislados, expulsados o extranjeros aún en su tierra y demás calamidades? No, si desde la lógica impuesta y muchas veces autolimitante, persistimos en el mismo tipo de mensajes sin esclarecer. Pero de correrse la cuestión en dos sentidos, uno macro constituido por el fenómeno global tanto en el plano de cada país como general y otro más acotado, que consistirá en proponer nuevos retos para la integración, el pluralismo, la intersectorialidad y el verdadero protagonismo de los sectores que hoy meramente repiten discurso, salvo honrosas excepciones: salud y educación. Del cambio de paradigma especialmente en esas áreas y la conciencia ciudadana, dependen mucho las oportunidades para que los procesos de paz concluyan satisfactoriamente.

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