El centro operaba sin habilitación oficial, presuntamente sin médicos ni psicólogos. De acuerdo a los testimonios y pruebas en el expediente, se cree que los pacientes eran privados de libertad, atados y torturados, encerrados bajo llave. Vivían entre basura, con aguas servidas en los patios y paredes cubiertas de humedad. En el allanamiento, incluso, se encontró a un menor atado en una estructura que funcionaba como un gallinero.
Tras la inspección, se incautaron teléfonos celulares e historias clínicas. Los menores fueron restituidos a sus familiares y los mayores se retiraron del lugar en compañía de familiares. Así, el lugar fue clausurado. Luego, siete internos declararon en la fiscalía. El expediente está calificado bajo los delitos de asociación Ilícita, privación de la libertad, amenazas y lesiones.
Los presuntos tormentos se suman a otro hecho inquietante: un alto directivo de “Los Valientes” fue detenido en enero de este año por apuñalar a un hombre en una riña frente al lugar, un caso en manos de la fiscal Luisa Pontecorvo, según apunta el sitio Semanario Actualidad.
Un incendio provocado por un paciente y donde murieron otros tres internos a comienzos de año destapó una oscura trama. Tres directivos y dos médicos, acusados de homicidio, reducción a la servidumbre, estafa y asociación ilícita.
En el expediente, a cargo del fiscal German Camafreita y el juez Nicolas Ceballos, quedaron reconstruidos los momentos previos al incendio que dio a pie a la investigación posterior. El 22 de febrero, a las 10.15, durante una reunión de grupo, uno de los internos, Nicolás Ortíz, tomó un cigarrillo con un encendedor y dijo que se iba a fumar. A los segundos, el resto de los pacientes comenzó a sentir olor a humo. Pasaron pocos minutos hasta que comenzaron a verse lenguas de fuego que, de a poco, destruyeron la estructura.
En el lugar no había matafuegos ni colchones ignífugos ni, mucho menos, un plan de evacuación.
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