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jueves, 12 de marzo de 2020

Crimen de Villa Gesell: ¿por qué tenemos tendencia a la maldad?

La maldad humana es silenciosa y a menudo incomprensible y se alberga en cualquier persona. Pregunta. A raíz del caso Fernando, muerto a golpes a la salida de un boliche en Villa Gesell, me pregunto: ¿de dónde viene ese impulso feroz en patota de pegarle a alguien hasta matarlo? ¿De dónde proviene tanta crueldad, salvajismo y necesidad de matar? María B. Burroni Zubeldía, CABA.
Cada vez con mayor frecuencia los medios de comunicación evidencian algún crimen, alguna matanza, alguna hecatombe que obliga a pensar sobre la condición humana. Algunos pensadores (Sócrates, Rousseau) afirmaban que el hombre es bueno por naturaleza, mientras otros (Maquiavelo, Hobbes –“el hombre es un lobo para el hombre”–, Nietzsche) opinaban lo contrario. Siempre el debate consiste en definir si el ser humano es malo por naturaleza o si es la crianza y/o la sociedad quien lo hace malo. Sigmund Freud, en El malestar en la cultura, afirmaba: ‘’La verdad oculta es que el hombre no es una criatura tierna y necesitada de amor, que sólo osaría defenderse si se la atacara, sino, por el contrario, un ser entre cuyas disposiciones instintivas también debe incluirse una buena porción de agresividad”. Es indiscutible que el hombre tiende a la maldad, a diferencia de los animales que pueden ser agresivos o violentos solo si se sienten amenazados o como defensa a las agresiones. En otras palabras, en el reino animal la maldad sólo existe en el ser humano. La maldad humana es inescrutable, silenciosa, confusa y a menudo incomprensible aunque no llegue a alcanzar los ribetes dramáticos de algunos hechos míticos en la historia (Auschwitz o Kosovo). Si algo se sabe o se debería saber es que la maldad se alberga en cualquier persona cercana y de apariencia inofensiva: progenitores que maltratan a sus hijos, chicos que agreden o maltratan a compañeros de clases, jefes agresivos con sus empleados, el que no cuida a su pareja, políticos o profesionales ocultos tras una piel de cordero. La medicina y la psicología siguen tratando de descifrar sus causas. El investigador Hans Brunner lo vinculó con una deficiencia de la MAO A (monoamino oxidasa A) por una mutación en el octavo exón de un gen vinculado a esa enzima. Para otro investigador, el neurocientífico Kent Khiel, los psicópatas tendrían menor densidad de neuronas en el lugar que se registran las emociones. Para el científico argentino Marcelo Cereijido “no existe el gen de la maldad sino circunstancias biológicas y culturales que propician la maldad”. Desde la psicología se ha comprobado la coexistencia de varios factores determinantes en las personas con maldad: 1) El egoísmo, es decir, solo la excesiva preocupación por las propias necesidades. 2) La ausencia de ética y de principios morales. 3) El narcisismo, entendido por una admiración excesiva hacia sí mismo tratando de alcanzar solo sus propios intereses. 4) Actitudes manipulativas estratégicas y de frialdad emocional. 5) Déficit afectivo, baja empatía, insensibilidad, tendencia a la mentira, impulsividad. 6) Comportamientos placenteros y sensación de dominio al infligir dolor al otro a través de cualquier tipo de agresión. 7) Búsqueda constante de beneficios a cualquier precio, ya sean sociales, económicos, de prestigio. 8) La íntima convicción de sentirse merecedor de más derechos y concesiones que las que merecen los demás. Lo fundamental entonces es que la maldad no le gane a la ley. A continuación la opinión sobre el tema del Staff Profesional de nuestra Fundación. Elegimos compartir con uds esta publicación para poder pensar no sólo acerca de las violencias que vivimos a diario y que nos son más visilbles, tal el caso que da inicio a la nota, sino también aquellas que son más invisibles. El Dr. Abdala, si bien pareciera no dar respuesta a la pregunta con que titula su exposición, al finalizarla enumera siete factores que estarían presentes en personas con maldad, de los cuales 5 podemos identificar con premisas que rigen a las sociedades actuales. A saber: 1)El egoísmo, es decir, solo la excesiva preocupación por las propias necesidades. Nadie puede negar que esta característica que tendrían las personas "malvadas" es uno de los principios de toda sociedad neoliberal, cada uno es artífice de su propio destino y debe preocuparse y procurarse su propio bienestar. Y acá podemos incluir el segundo punto que se menciona en la nota 2) La ausencia de ética y de principios morales, ¿por qué relacionarlo? porque para conseguir el progreso/bienestar propio nada debe importarnos, ni interponerse, al decir de Maquiavelo, el fin justifica los medios. Lo que nos lleva al tercer postulado 3) El narcisismo, entendido por una admiración excesiva hacia sí mismo tratando de alcanzar solo sus propios intereses. Es interesante que aquí haya un error gramatical, ese solo debería haber llevado tilde ya que lo que quería transmitir el Dr. Abdala era que solamente se quieren alcanzar los objetivos propios, pero no es casual la equivocación (tal vez haya sido adrede) ya que la forma de conseguirlo también es en soledad, o sea, solo. La sexta característica, búsqueda constante de beneficios a cualquier precio, ya sean sociales, económicos, de prestigio. Al igual que las anteriores, nuevamente nos habla del individualismo que tan bien representa a las sociedades neoliberales, premisa que se refuerza con la muy nombrada años atrás, y que podemos relacionar con el punto 7 (la íntima convicción de sentirse merecedor de más derechos y concesiones que las que merecen los demás), la meritocracia, si uno obtiene algo, no es ni más ni menos que por su propio esfuerzo y trabajo. Si como proponemos acá, es posible encontrar paralelismos entre las características de una persona con maldad y las sociedades neoliberales, entonces podríamos pensar que el hombre se vuelve malo, no porque no puede haber cuestiones intrínsecas a cada persona en particular, sino porque contextos como los actuales donde la "salvación" es individual, donde el "otro" (sea quien sea) es un competidor, un enemigo, al que si es necesario hay que eliminar (simbólica o literalmente), son el lugar propicio para que esas características que podrían nunca desarrollarse, no sólo se despierten, sino que son fomentadas y hasta elogiadas podríamos decir. Tal vez podríamos encontrar menos "maldad" si pudiéramos pensarnos como comunidad, donde mis actos están íntimamente ligados a los de los otros, los afectan, modifican, condicionan, donde no somos individuos aislados, sino más bien sujetos, en el sentido de estar unidos unos a los otros. Pensarnos así nos llevaría a ver en el "otro" no un competidor, sino un aliado sin el cual no hay progreso posible, es con él y no a costa de (sobre) él.

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