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martes, 26 de noviembre de 2019

Cómo se debe tratar a un adicto a las drogas.

Dr Norberto Abdala, Médico Psiquiatra. Nota del diario Clarín. Es clave entender que el adicto es una persona con dos problemas: el sufrimiento que tiene y el mal remedio que busca en la droga.
La adicción a las drogas requiere enfoques multidisciplinarios. Fui alcohólico y consumidor de cocaína por más de 10 años. Estuve internado tres veces en clínicas psiquiátricas. Un psiquiatra descubrió que tenía una depresión subterránea y gracias a eso hace 8 años que estoy limpio con antidepresivos y psicoanálisis. F.P.Q., CABA. Conductas como fumar cigarrillos, comer en exceso, beber alcohol, consumir marihuana, cocaína, drogas de diseño o LSD son las adicciones más frecuentes de la época actual. El psiquiatra y psicoanalista armenio Edward J. Khantizian (profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard y ex presidente de la Academia Estadounidense de Psiquiatría de Adicciones) es un experto desde hace más de 50 años en el tratamiento de personas con diversas adicciones. Este especialista constató al atender a sus pacientes adictos, que todos ellos habían consumido al menos tres sustancias psicoactivas diferentes antes de desarrollar la dependencia o la adicción por la que iban a ser tratados. Fue entonces cuando este autor se preguntó por qué se había seleccionado esa droga y no otra, llegando a la conclusión de que cada paciente “elegía” la droga que más le servía para aliviar un previo malestar emocional. Postuló su Teoría de la Automedicación por la cual la persona adicta utiliza una determinada droga como si fuera un remedio para sentirse mejor y no porque sea vicioso o inmoral (concepción que aun persiste). El tratamiento de la adicción a menudo se centra en lograr la abstinencia o la reducción del consumo con su daño consecuente. Si bien muchas personas se benefician de tales enfoques, si no se trata el dolor emocional y la angustia subyacente, la persona sigue siendo vulnerable a una recaída. Prevalece así el importante criterio de no considerar al adicto como solo quien busca el placer o su autodestrucción con la droga, si no pone el acento en entender cómo intenta evitar el individuo un sufrimiento que resulta intolerable. El consumo sería entonces lo que se ve del iceberg mientras debajo lo sostienen personales sufrimientos muy penosos. Siempre es un interrogante el por qué algunos individuos se vuelven adictos a una determinada sustancia y otros no, a pesar de que ambos la hayan consumido. Así, por ejemplo, el alcohol alivia los sentimientos de aislamiento, timidez, vacío o ansiedad; la cocaína y los estimulantes mejoran la falta de energía, alivian la depresión y la marihuana busca calmar la angustia y desconectarse de una realidad dolorosa. Khantzian ubica en la temprana infancia el aprendizaje de la regulación emocional y describe cuáles serían algunas de las consecuencias del fracaso de no poder internalizar la capacidad de autocuidado proveniente de los padres. Esta capacidad cuando es bien incorporada permite protegerse de los peligros, tener un preciso criterio de realidad, capacidad de juicio, control de la angustia y la habilidad de sacar conclusiones sobre causas y consecuencias. Por lo tanto, no es aconsejable que la atención de un individuo adicto sea impersonal, protocolizada o estandarizada ya que así el tratamiento de la adicción será igual para todos los pacientes. Resulta entonces clave atender a los factores subyacentes de la adicción, ya que el adicto es una persona con dos problemas: el sufrimiento que tiene y el mal remedio que busca en la droga. Si solo se trata esto último se llega al fracaso y, lo que suele ser peor, se termina acusando al paciente de ser responsable del mismo. A continuación la opinión sobre el tema del Staff Profesional de nuestra Fundación. Interesantísimo artículo porque guarda una mirada acotada y no omnipotente desde el lugar médico, donde pone el acento en lo subyacente en materia de adicciones; esto es las necesidades que se cubren con la ingesta de determinadas sustancias. Como bien señala el articulista, y lo nombra en uno de sus ejemplos, comer excesivamente, o jugar/apostar impulsivamente o cualquier otra conducta humana que se haga en una forma sensiblemente exclusiva y excluyente, constituye una adicción. Hemos señalado en anteriores oportunidades, que al decir de algunos equipos de tratamiento y particularmente el surgido de la Universidad de Ginebra y que atiende problemas de salud mental en su hospital respectivo, tiene un servicio de adicciones sin especificar donde trata todo tipo de sintomatología de este tipo que se presente, por lo menos las más frecuentes. Además agrega algo que es de sumo interés; el tratamiento no tiene por objeto únicamente la posibilidad de una abstención absoluta, antes bien puede considerar distintos estadios o etapas logradas como ítems dignos de ser tenidos en cuenta en el sentido de mejoría sustancial. Y agrega, que hay que evitar los tratamientos rígidos y estandarizados, porque indudablemente no respetan la idiosincrasia de cada paciente y sus vicisitudes específicas que lo llevaron a esta sintomatología en un estadío grave. Agregaríamos nosotros, que las propuestas deben contemplar distintas alternativas que son útiles a la hora de resolver un caso en particular; terapia familiar o de pareja, instancias individuales o grupales, actividades lúdicas, recreativas, culturales, etc asumidas en conjunto, en fin todo lo que nos indique un marco adecuado de comprensión y facilitación del sentido vital en cada persona en particular que concurra a tratamiento, amén de una prospectiva que denominamos proyecto, que en la medida de su desarrollo permite salir de esa instancia particular donde parece que el remolino de su expresión adictiva, le impide cualquier posibilidad de reconocerse a sí mismo.

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