En ese sentido, el reciente análisis de una experta argentina en psiquiatría es preocupante: las consultas por trastornos de salud mental crecieron casi 50% y se duplicaron las consultas por ideas sobre la muerte en adolescentes.
La franja de 13 a 17 años es la que más consulta pero también aumentaron las consultas de menores más chicos, de 12 años o menos, indicó la experta en declaraciones a Radio Mitre.
“Los métodos son más graves, porque el contexto de los pacientes adolescentes es más grave, porque muchos no han podido retomar la escolaridad, la situación socio ambiental es más complicada, la familia que debería cuidarlos no están en condiciones de poder cuidarlos por sus propias dificultades”, amplió la especialista del Hospital Italiano.
El mundo adulto también vio afectado su equilibrio emocional y se encuentra en una situación vulnerable que dificulta prestar atención a los problemas de los adolescentes y darles la magnitud que merecen. “Hay mucha menor contención familiar y mucha menos capacidad de las familias de poder ayudar a los adolescentes y estar presentes con los adolescentes - dijo Rotbalt y continuó - por ejemplo, el acompañamiento a los pacientes con trastornos en la conducta alimentaria es muy complicado, son tratamientos muy largos. Son patologías disrruptivas que alteran la dinámica de toda la familia. Estos chicos no pueden estar solos en ningún momento”.
El organismo advirtió que “prácticamente en cada rincón del planeta, tanto en los países ricos como en los pobres, los trastornos mentales (y la falta de respuestas adecuadas) siguen infligiendo un sufrimiento considerable a los niños y los jóvenes y representan una de las principales causas de muerte, enfermedad y discapacidad, especialmente entre los adolescentes de edad más avanzada”.
Parte de este nuevo escenario se explica por las consecuencias de dos años truncos de escolaridad y la sociabilización que el colegio implica para el desarrollo de niños y adolescentes. “Hay un deterioro de la institución familiar, un deterioro de la institución escolar, un mayor uso y abuso de los medios de comunicación y de las pantallas en sí. Además, la situación económica no ayuda. Esto se ve a nivel mundial, no sólo en Argentina”.
“El tema del bullying y no poder insertarse en la escuela aumenta el riesgo. Las escuelas post pandemia se vieron desbordados, no solo por la cuestión académica sino por recibir adolescentes y niños en situaciones bastante complicadas a nivel emocional”, resumió la especialista
En cuanto a las familias, la jefa de Psiquiatría del servicio de Salud Mental Pediátrica en el Hospital Italiano, le aconsejó a los padres estar presentes y aumentar la comunicación con los hijos. “No juzgar, entender y acompañar. Solicitar ayuda profesional cuando ven que las cosas no funcionan, cuando hay signos que los adolescentes se encierran mucho, cuando uno ve que son inaccesibles. Los chicos tienden a sufrir en silencio, quizás llevan dos años con el problema que los afecta y los padres no se dieron cuenta”.
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