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jueves, 19 de diciembre de 2019

El número de presos se desploma en Holanda: así es el programa pionero que ha cerrado 23 cárceles.

Cuando Stefan Koning, que arrastra un historial médico de psicosis, fue declarado culpable de amenazar a una persona con un cuchillo, parecía que nada le libraría de una larga temporada entre rejas. No fue así. Después de una corta temporada en la cárcel ha regresado a su casa en Amsterdam. "Bob es un personaje de la serie Twin Peaks, un asesino que se mete dentro de la piel de inocentes y los obliga a hacer cosas terribles, como asesinar. Dentro de mí hay un Bob que me dice 'mata a esa persona' y cosas parecidas. Si me tomo los medicamentos, Bob me deja tranquilo", explica Koning desde allí. Koning es beneficiario de una tendencia que crece en Holanda. La de evitar que las personas entren en prisión a menos que sea necesario. Entre las claves está, sobre todo, un exitoso programa que ofrece cuidados comunitarios a quienes sufren de problemas psiquiátricos. Hommo Folkerts es el psicólogo forense que brinda apoyo a Koning. Según explica, tienen dos objetivos: "Prevenir otro crimen y aliviar el sufrimiento psiquiátrico y los problemas sociales que siguen". El experto agrega que no se limitan "a tratar a personas con depresión". "Muchas veces se trata de personas con vulnerabilidad psicótica, autismo o dificultades severas en el aprendizaje que a menudo se combinan con serios desórdenes de la personalidad, adicciones, problemas financieros, problemas de vivienda o de vínculos familiares y suelen estar traumatizados". También asegura que aunque "nadie aprobaría los crímenes o la violencia que han cometido, tras ellos hay un mundo muy triste. Repararlo lleva mucho tiempo". 23 cárceles cerradas desde 2014.
En 1988, el criminólogo británico David Downes comprobó que un sistema penitenciario relativamente humano como el holandés da mejores resultados que los de Inglaterra o Gales. Hoy, sentencias de prisión cada vez menores dejan a Holanda ante un problema nuevo: incluso después de alquilar plazas a países como Bélgica o Noruega, no hay suficientes presos para llenar las cárceles. Desde 2014 el país ha cerrado 23 cárceles, convirtiéndolas en centros de asilo temporal, viviendas u hoteles. El país tiene la tercera tasa de encarcelamiento más pequeña de Europa: 54,4 presos por cada 100.000 habitantes. Según WODC, un centro de investigación y documentación del Ministerio de Justicia, el número de sentencias de prisión impuestas en el país ha caído de las 42.000 de 2008 a las 31.000 de 2018. A esa cifra se le suma una disminución de dos tercios en las condenas a jóvenes y un descenso en los crímenes registrados en el mismo período del 40%, a 785.000 en 2018. Miranda Boone, profesora de Criminología de la Universidad de Leiden, ha estudiado ese desplome de la población carcelaria. "No cabe duda de que la población carcelaria se ha reducido de manera muy significativa en los últimos 13 años, un hecho sorprendente y sin parangón en el mundo occidental" La mitad de los internos en el sistema penitenciario holandés ha sido condenado a un mes, explica la experta, y la mitad de los detenidos en 2018 están a la espera de juicio. Los expertos achacan esa disminución a una serie de factores entre los que se encuentran sentencias fuera del sistema judicial como las multas o el uso de la mediación. Una institución "casi única en el mundo". Pero además se cuenta con un programa de rehabilitación psicológica llamado TBS. Boone afirma que se trata de "una institución casi única en el mundo". "En muchos países existe la posibilidad de elegir: la gente puede asumir las consecuencias de sus actos y ser condenada a cárcel, o no y entonces acaban en una institución de salud mental. Nosotros tenemos una que es parte del sistema de justicia criminal para personas que no pueden asumir la responsabilidad por sus actos o solo pueden hacerlo de modo parcial", prosigue. Al contrario de lo que sucede en los hospitales de alta seguridad de Reino Unido o de Holanda, el TBS cuenta con condiciones muy concretas. Sus beneficiarios deben haber cometido un crimen con una condena mínima de cuatro años de cárcel y tener gran riesgo de reincidencia. El programa trabaja específicamente en su reinserción. Si se cree que eso no va a ser posible o el interno no coopera, pueden ser transferidos a una cárcel normal de alta seguridad y ser encerrados para siempre. En 2018 se detuvo a 1.300 personas con la modalidad TBS. Primero pasan por un centro de tratamiento, a veces después de una estancia en prisión y allí son tratados. Cada dos años, un juez evalúa la situación mental que los llevó a cometer su crimen y si el tratamiento debe extenderse o no. La estancia media en el sistema es de dos años. A continuación la opinión sobre el tema del Staff Profesional de nuestra Fundación. El experimento extendido de Holanda en esta materia es revelador. Contrariamente a lo que nos dicen a cerca de este país, es que son liberales en exceso y hablando en lenguaje común "hacen lo que quieren", lo cual es de todo punto de vista falso. Hace más de 40 años, y lo decimos por haberlo comprobado presencialmente, en esa ciudad ya se tenía suma tolerancia con las adicciones a drogas y se las derivaba en lo posible al circuito de salud. Para ésto, por lo pronto ya no tenían incriminada la tenencia para uso personal (lo que aleja al consumidor del control policíaco legal-penal), permitiendo incluso en el caso de la marihuana, hachís para los europeos porque es la equivalente de Europa y Asia, que hubiera un pequeño grupo de cafés donde se podía fumar un cigarrillo de esta sustancia sin transgredir la ley. Por otra parte, tenían desde entonces y simultáneamente una clara persecución sobre el tráfico de otro tipo de sustancias, como cocaína o heroína, cuya transacción significaba severas penas que incluían la cárcel. Pero para los que nos siguen en este blog, hemos señalado en más de una oportunidad, que la incriminación de la tenencia significa convertir en delincuente a un simple probador de sustancias. Al ahorrarse este paso, los holandeses no tienen el problema que nos han exportado a toda América Latina, los norteamericanos que en cambio consideran a las sustancias como origen del mal y por lo tanto tienen en sus cárceles un 60% de encausados, ligados a la tenencia, tránsito o comercio de las sustancias aunque fuera en pequeña dosis. Y por supuesto, esto hace que el sistema norteamericano de prisionalización sea el más elevado del mundo occidental; más de dos millones de encarcelados. Con esto no cuentan los holandeses, antes bien se han percatado que muchos de sus presos y reincidentes, lo son en función de una alteración de su psiquis que los pone virtualmente en peligro, de ser lesivos para sí o terceros, pero al estar albergados por el programa y con los cuidados debidos de profesionales competentes del mismo, han logrado reducir sensiblemente los presos y los ámbitos que los contenían, o sea las cárceles. 23 de las mismas cerraron en virtud del programa y hasta se han permitido alquilarle a sus vecinos belgas o a los noruegos, un poco más lejanos. La disminución de la población carcelaria no sólo se debió a lo que ya hemos explicado, sino también a que se implementaron medidas tales como las multas y la institución mediatoria, que permite acercar a las partes, le otorga a la víctima la posibilidad de pedir un resarcimiento que no sea estrictamente una pena, sino una reparación. Además permite que a través de múltiples mecanismos, se acerque la reparación que en definitiva debe ofrecer el ofensor, no solamente por un acto de exclusión, que poco agrega a su reforma personal ni a su restitución ciudadana y sí en cambio puede significar adquirir conocimientos y luego aplicarlos en obras comunitarias; brindar algún tipo de contribución de acuerdo a su especialidad u oficio, realizar actos de necesidad sostenidos para la comunidad que lo alberga, etc. Están empleando esos insumos en cosas más útiles que restringiendo libertades que pueden ser canjeadas por otras cuestiones de fondo, si bien las realidades son diferentes, los caminos se hacen paso a paso y por lo tanto, no sirven los argumentos falaces del tipo "todavía no están dadas las condiciones" o "todavía no están creadas las instituciones, o los albergues o lo que fuere" y mientras tanto se sigue difiriendo sistemas comprensivos, que por otra parte no implican ni olvido, ni ligereza, antes bien significan la evolución de un país, su grado de responsabilidad ciudadana, porque como se ha visto en más de un artículo de literatura científica al respecto, Holanda es un país donde las pequeñas cosas se discuten construyendo un sentido participativo, donde las conclusiones no son a espaldas de los habitantes, sino más bien con la activa contribución de los mismos.

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